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Re: [escepticos] Naturaleza de la credulidad (BIS)




        No es que esto esté demasiado relacionado con la naturaleza
de la credulidad, pero medio sí... hay trocitos de cerebro que se
encargan de cosas sorprendentes, y alteraciones de estas cosas
_podrían_ resultar en exceso de confianza o falta de reservas ante
la imaginación propia. Aclaro que me muestro escéptico ante esta
teoría mía, sobre la cual no tengo pruebas.

        Santi


http://www.elpais.es/p/d/suplemen/futuro/10fut27d.htm

Las decisiones morales tienen una base
biológica

CHARLES JENNINGS , Londres ( 27-10-99)
Conceptos como el bien y el mal carecen de significado para un
bebé pero, al ir creciendo, el niño desarrolla una comprensión
de lo que socialmente se considera comportamiento aceptable.
Un estudio indica que una zona del cerebro, el córtex prefrontal,
juega un papel clave en la toma de decisiones morales, y dos
casos estudiados en que las personas habían sufrido lesiones
en esa zona manifestaron un comportamiento amoral y similar al
de los psicópatas.

El famoso caso de Phineas Gage,
un trabajador ferroviario cuyo
cerebro se vio dañado cuando una
barra de hierro le atravesó el
cráneo como resultado de un
accidente con dinamita en 1848,
es una de las primeras pruebas de
que las decisiones sociales y
morales tienen una base biológica.
Gage sobrevivió al accidente, pero
aunque su intelecto no se vio
afectado, su personalidad sufrió
una transformación y dejó de ser
un trabajador concienzudo para
transformarse en un holgazán
irresponsable.

Tras la muerte de Gage se
conservó su cráneo (actualmente
se encuentra en el museo de la
Facultad de Medicina de Harvard)
y hace unos años volvió a ser examinado por un equipo de
neurobiólogos dirigidos por Hannah y Antonio Damasio, de la
Universidad de Iowa. La conclusión de los investigadores fue que Gage
había sufrido daños en una parte del cerebro denominada córtex
prefrontal y los estudios de pacientes contemporáneos con tipos
similares de daños han confirmado que el córtex prefrontal (en
concreto una región denominada córtex orbitofrontal) desempeña un
papel importante en la toma de decisiones sociales y morales.

Un sorprendente resultado de estos estudios ha sido que los pacientes
con daños en el área prefrontal con frecuencia retienen el
conocimiento objetivo de normas sociales y morales; en otras palabras,
son capaces de responder preguntas sobre dilemas morales
hipotéticos, aunque parecen no ser capaces de aplicar el conocimiento
a su vida (por ejemplo, en una prueba habitual de razonamiento moral,
a los sujetos se les plantean preguntas como si un hombre debería
robar o no un medicamento para salvar la vida de su esposa, y se les
pide que razonen su decisión). Por supuesto, antes de sufrir el daño
cerebral, estos pacientes eran personas normales, y es de suponer que
habían aprendido las mismas normas aceptadas de comportamiento
que cualquier otra persona.

Pero, ¿qué ocurriría si el daño cerebral aconteciera en la primera
infancia, antes de la adquisición de este conocimiento? Estos casos
son muy poco frecuentes, pero como se informa en el número de
noviembre de la revista Nature Neuroscience, el grupo de Iowa ha
examinado a dos pacientes, ambos de unos 20 años, que sufrieron
lesiones en el área prefrontal antes de los 16 meses de vida. La
recuperación de ambos niños fue aparentemente excelente, pero,
según fueron creciendo, empezaron a mostrar problemas de
comportamiento incluso más acusados que los que típicamente
experimentan los que sufren esas lesiones de adultos, como robar,
mentir, abusar verbal y físicamente de otras personas, presentar un
escaso interés paternal por sus hijos ilegítimos, no sentir remordimiento
y no hacer planes para su futuro. No existía ninguna explicación
achacable al entorno para su comportamiento; ambos chicos habían
crecido en familias estables de clase media y tenían hermanos bien
adaptados socialmente.

La característica más sorprendente de los pacientes con lesiones
tempranas era que no sólo mostraban deficiencias en su
comportamiento en la vida real, sino también en su capacidad de
razonamiento en las pruebas de laboratorio. A diferencia de los
pacientes con lesiones de adultos, que habían aprendido las normas
aceptadas antes de sufrir las lesiones, parece que los que se
lesionaron en su primera infancia nunca habían adquirido este
conocimiento.

Los autores reconocen que se trata de un estudio preliminar, pero
esperan que su informe llevará a la identificación de otros casos y
aportará nuevas pistas sobre la base neurológica del comportamiento
moral y social y sobre la idea de que sus orígenes se encuentran en el
desarrollo. Asimismo comentan que estos pacientes presentan muchas
similitudes con los psicópatas