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[escepticos] Re: Mario Bunge (en la Nacion)
Recibí un mensaje con un texto interesante de Mario Bunge
Sé que va a ser del agrado de Marcela
Héctor
> Los "transterrados"
>
> Por Mario Bunge
> Para La Nación
>
> Montreal
> -Me fui del país porque no tenía condiciones de trabajo adecuadas y
> porque temía un golpe militar, y ya estaba demasiado grande para aguantar una
> dictadura más.
>
> -¿De modo que Ud. predijo correctamente el golpe que ocurrió tres años
> después, en 1966?
>
> -En efecto. Fue la única profecía política correcta que hice en mi vida.
> Pero era fácil de hacer, sobre todo por cuanto no precisé la fecha ni la
> naturaleza del golpe.
>
> -O sea, profetizó al estilo gitano. No fue una predicción científica.
>
> -Exactamente. Pero ¿qué otra cosa podía hacer, si la politología sigue
> tan atrasada como hace dos siglos?
>
> -¿Qué pasó entonces?
>
> -Que el célebre marqués de Condorcet, progenitor de la politología
> moderna, profetizó el próximo ascenso de las ciencias morales (como se llamaban
> entonces los estudios sociales) al rango de ciencia. Pero no pudo
> predecir que al cabo de pocos años lo guillotinaron.
>
> -Volvamos a su biografía. ¿Qué es lo que más ha estado echando de menos
> desde que se fue del país?
>
> -¡Qué pregunta! Los parientes y amigos, desde luego. Y los paisajes y
> los ombúes y los teros.
>
> -Los parientes, se entiende. Pero ¿por qué los amigos, si siempre se
> puede hacer nuevos?
>
> -No lo crea. En algunos países, tales como México y España, a los
> argentinos nos es fácil forjar nuevas amistades. En otros, tales como los Estados
> Unidos, Alemania, Francia e Italia, nos resulta algo más difícil. Y en otros,
> tales como Suiza, Dinamarca y Canadá, nos resulta casi imposible.
>
> -¿Por qué?
>
> -No lo sé a ciencia cierta. Supongo que debe de haber varios motivos.
> Uno de éstos es que la gente es más reservada en algunos países que en otros.
>
> -Mera conjetura. ¿Cómo haría para ponerla a prueba?
>
> -Bastaría contar el número promedio de amigos que tienen los nativos de
> unos países y los de otros. Reconozco que no sé si esto se ha hecho. Pero le
> apuesto a que los gringos tienen más amigos que los ingleses pero menos
> que los argentinos.
>
> -Dijo antes que debe de haber más de un motivo por el cual es más
> difícil arraigarse en algunos países que en otros. ¿Se le ocurre un motivo
> adicional?
>
> -Sí, por lo menos dos. El primero es la diferencia de idioma. Por más
> políglota que se sea, uno suele ser más elocuente en la lengua nativa que en las
> aprendidas. Otra causa es la ausencia de experiencias compartidas. En
> compañía de otro argentino, uno puede referirse a sucesos en los que
> ambos actuamos o en los que estuvieron involucrados conocidos comunes.
>
> -¿Algo más?
>
> -Sí. Cuando se encuentran dos porteños, no tardan en sacarle el cuero al
> país que los ha acogido generosamente. "Eso no pasaría en nuestro país."
>
> -Pero en otros casos encontrará que en nuestro país nos quejamos de
> cosas que nunca ocurrirían en países desarrollados.
>
> -Por supuesto. Al fin y al cabo, por esto nos quedamos donde estamos.
> Por ejemplo, la desigualdad económica, la violencia y la corrupción son
> muchísimo menos intensas en los países desarrollados. Y los trámites burocráticos
> son mucho menos numerosos, lentos y caros, y por lo tanto raramente
> irritantes.
>
> -¿A qué cree Ud. que se debe esto último?
>
> -A varios factores. Uno es que el burócrata en el país subdesarrollado
> no se siente servidor sino con derecho a mandonear. Al fin y al cabo, no lo
> han designado por concurso sino por recomendación. Otro factor es que los
> países subdesarrollados suelen ser conservadores; en particular, conservan
> reglas administrativas obsoletas. Un tercer factor es la hipertrofia estatal,
> explicable por el poco volumen del sector privado en el pasado. Un cuarto factor es
> el que mencionaba mi amigo Enrique Gaviola, el primer astrofísico argentino. Y
> es que, en nuestros países, se da por sentado que el postulante, litigante,
> o aun contribuyente, es deshonesto, de modo que debe probar que es inocente. Y
> las pruebas de inocencia son mucho más complicadas que las de culpabilidad.
> ¿Qué rastro deja un hecho que no ocurrió?
>
> -Como en el caso de Sherlock Holmes del mastín que no ladró la noche del
> crimen.
>
> -Exacto.
>
> -Volvamos a la situación de los trasplantados. ¿Se caracterizan por
> alguna dolencia particular?
>
> -Hernán Rodríguez Campoamor, quien trabajó en las Naciones Unidas más de
> la mitad de su vida, me contaba que la dolencia más común entre los
> trasplantados es el desarraigo, el sentirse extranjero y por lo tanto
> comportarse como tal, en lugar de adaptarse al nuevo país y participar en la vida
> pública. Sigue esperando volver. Y, como dice el refrán, quien espera desespera.
>
> -¿Es posible asimilarse a otra sociedad?
>
> -Sí, si encuentra un empleo que le gusta y que al mismo tiempo es
> inaccesible en su país de origen. Pero aun así la asimilación nunca es completa, a
> menos que se emigre a una edad muy temprana. Aun quien, como yo, ha bajado a
> tierra firme, no ha quemado las naves.
>
> -¿Ud. volvería?
>
> -Hoy, sí. Mañana, tal vez no. Como ve, oscilo. Soy un péndulo vivo.
>
> -¿Qué le aconsejaría Ud. a una persona joven que ha emigrado a un país
> donde no se siente cómoda?
>
> -Le diría, como reza una de esas hermosas zambas del Noroeste que echo
> de menos: "Tú que puedes, vuélvete".
>
> © La Nación
>
> El autor es un físico y filósofo argentino radicado en Canadá. Su último
> libro es "Las ciencias sociales en discusión" (Ed. Sudamericana).
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