[El País] "El cartílago de tiburón no cura el cáncer, según un estudio
norteamericano" era la conclusión de un trabajo publicado por el
Centro para el Tratamiento del Cáncer de Arlington Heights (Illinois,
EE UU). A estos investigadores no les va a faltar trabajo en el
futuro, ya que podrán pasarse el resto de sus vidas demostrando que
los cuernos del antílope no curan la artritis reumatoide, que las
plumas de gallina no mejoran en absoluto los síntomas de la tendinitis
y que la espuma de afeitar carece del menor efecto sobre la prevención
del contagio de las hemorroides. ¿O era al revés?
Paradojas de la vida: el autor del artículo se dedica a mostrar los errores en que cae el periodismo científico (y la ciencia), y al final él mismo cae en uno: reduce el estudio del cartílago de tiburón a una broma sin (presumiblemente) saber que hay una base para dicho estudio: el cartílago de tiburón se utiliza extensivamente en medicina naturista como presunto remedio del cáncer. La importancia del estudio es clara, ya que no sólo supone el desencubrimiento de otra actividad fraudulenta más de la medicina naturista, sino que podría ayudar a frenar la inútil masacre de tiburones. Pero me temo que el autor, viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo (La Biblia / J.L. Calvo dixit) hace un broma sin haberse leído a fondo ni siquiera la reseña.
Saludos
Mario