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[escepticos] El IPC y la inflación. ¿Otra leyenda urbana?



El IPC y la inflación. ¿Otra leyenda urbana?

Hce pocos dias hemos recibido la noticia de que el IPC
español ha aumentado un 0.4% durante el mes de Abril.
La cuestión es, ¿qué nos indica realmente este dato?
El marco teórico en el que se desenvuelve actualmente
la teoría económica nos dice que ese dato es malo,
porque es superior a la subida de precios de otros
países, lo que hace que nuestros productos se vuelvan
más caros en relación con los productos extranjeros,
con lo que se supone que exportaremos menos e
importaremos más. Y eso parece que es malo.
Pero, ¿es eso cierto? El servicio de estudios del
Banco de España y las estadísticas de la OCDE no cesan
de afirmar que las exportaciones españolas están
creciendo a un ritmo muy superior al del resto de
países comunitarios. Y lo más importante: por primera
vez en la historia, ese crecimiento no se está
produciendo como consecuencia de una acción
intencionada de las empresas destinada a vender en el
exterior lo que no consiue absorber una débil demanda
interna. Al contrario, también el consumo interior
está en cifras históricas. Por todo ello, no parece
que los mayores precios relativos estén entorpeciendo
las exportaciones.
Al margen de otras consideraciones teóricas que
podrían considerarse para explicar eso, quiero
centrarme aqui en lo que creo es una "leyenda urbana
económica" muy extendida y de enorme importancia. Me
refiero al papel del IPC como indicador económico en
base al cual se toman decisiones tan importantes como
poder entrar o no en una unión monetaria, o fijar la
súbida de los salarios en un convenio colectivo.
En primer lugar, hay que saber que el IPC pretende ser
una medida representativa de la subida de los precios
de los bienes y servicios consumidos en el interior de
un país en un periodo determinado. Se calcula
fabricando una media ponderada de las subidas de
diferentes grupos de bienes de consumo (técnicamente
se llama índice tipo Laspeyres), asignando, por
ejemplo, una ponderación de un 60% a la subida de los
alimentos, un 20% a la subida de la energía y otro 20%
a la subida de los servicios (en la realidad creo
recordar que hay 17 grupos principales y más de 50
subgrupos). 
En mi humilde opinión, creo que un índice de este tipo
refleja muy vagamente las subidas reales de los
precios, y mucho menos el impacto de esas subidas
sobre nuestra forma de consumir. Voy a dar algunas
razones para ello, que me gustaría fueran discutidas
por los economistas de la lista:
En primer lugar, el índice no tiene en cuenta que los
grupos de bienes cambian su importancia con el paso
del tiempo, de manera que, siguiendo con el ejemplo,
los alimentos no suponen ya el 60% del consumo, y los
servicios son mucho más del 20%. Dado que, por motivos
de comparabilidad, las ponderaciones del IPC solo
cambian cada mucho tiempo, estamos comparando la
evolución de una cesta de bienes que tiene cada vez
menos que ver con la cesta de bienes representativa
del ciudadano medio.
En segundo lugar, el IPC no tiene en cuenta, ni puede
hacerlo por sus características, el efecto sustitución
que se produce cuando los precios de bienes
parcialmente sustitutivos suben en distinta
proporción. Dicho en cristiano, si la carne de cerdo
sube más que la de ternera, pues compramos más ternera
y menos cerdo. Pero es que las condiciones actuales de
distribución nos permiten incluso elegir en que punto
de la cadena queremos comprar: si la carne de nuestra
carnicería de barrio sube, puede que nos interese
acudir a un establecimiento mayorista, y eso ya
podemos hacerlo con cierta facilidad. Además, existe
una gran variedad de calidades diferentes para un
mismo bien. Ninguna de esas 3 cosas es considerada por
el IPC.
La tercera razón está relacionada con la constitución
de la Unión Monetaria Europea. Como sabeis, una de las
condiciones para poder acceder a la moneda única era
que la inflación no superara en 1.5 puntos la media de
los 3 países que tuvieran una inflación más baja. Dado
que las ponderaciones de los IPC alemán y español, por
ejemplo, tenían muy poco que ver, eso hacía que ambas
magnitudes no fueran comparables. Para superar este
inconveniente se creó el IPC armonizado, básicamente
un IPC con ponderaciones comunes para todos los
países. Pues bien, este IPC armonizado se aleja
todavía más de los patrones reales de consumo de cada
país, porque ya me dirán qué tienen en común el
consumo de salchichas de un alemán con el de un
italiano, o el consumo de fino de un español con el de
un sueco. 
Por las tres razones que acabo de citar considero que
el IPC, y en particular el IPC armonizado, es una
cifra que dice muy poco. Por eso me parece una falacia
tomarlo como punto de referencia para decisiones del
calibre de dejar fuera de la moneda única europea a un
determinado país (aunque al final haya habido apaños
contables para que entren casi todos), o para fijar el
incremento que deben experimentar los salarios en una
empresa o sector. Particularmente en este último
punto, vincular variaciones de salarios a variaciones
del IPC (que no del nivel general de precios, como he
demostrado), puede tener efectos muy indeseables sobre
el nivel de eficiencia de las empresas, sobre su
capacidad competitiva y sobre el nivel de empleo del
país. 

Bien, hasta aquí mi argumentación. Queda lista para
que ustedes la bombardeen con sus críticas, que serán
bienvenidas si son constructivas. Espero sus
argumentos, y mientras tanto...

Viva el indice Big Mac!!!

Academicamente suyo.
Jesus Basulto


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