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Astrología en la universidad El próximo curso, la universidad de Zaragoza va a ofrecer a sus alumnos una asignatura dedicada a la astrología. La asombrosa propuesta ha venido de un profesor del Centro Politécnico Superior y ardiente defensor de la veracidad y validez científica de la astrología –o, al menos, de gran parte de ella-. Aparentemente de nada ha servido la clara denuncia que la práctica totalidad de los astrónomos profesionales españoles hicieron hace diez años en el manifiesto ‘Objeciones a la astrología’: hacer pasar la astrología como una ciencia y no como lo que realmente es, un sistema de creencias. Un manifiesto que fue la adaptación castellana del que en 1975 firmaron astrónomos y otros científicos estadounidenses –premios Nobel incluidos-. La astrología ha demostrado su total falta de fundamento científico; prácticamente todas sus afirmaciones han sido testadas y encontradas erróneas; no se ha formulado ningún mecanismo claro que dé cuenta de las supuestas influencias planetarias en el carácter de los individuos, pueblos y naciones... En definitiva, no hay base científica alguna para las pretensiones astrológicas. Muy a menudo se justifica la astrología aduciendo a que grandes astrónomos, como Copérnico o Kepler, se dedicaron a la elaboración de horóscopos. Y es cierto. Pero eso no quiere decir que deba considerársela válida. La ciencia evoluciona y es capaz de comprobar sus propias teorías. Nuestras ideas sobre el universo han cambiado muchas veces durante los 5.000 años de existencia de la astronomía. Eso no ha ocurrido, ni de lejos, con la astrología. Ptolomeo, el astrónomo griego que puso las bases de esta pseudociencia, no encontraría ninguna dificultad en dedicarse a la astrología hoy, en los albores del siglo XXI. Sin embargo, le sería sumamente difícil hacer lo mismo en astronomía. Por si esto fuera poco, quienes antes se dedicaban a la astrología sabían de astronomía, física y matemáticas; hoy, sus practicantes son una quimérica sombra de lo que fueron. Por desgracia, esto no ha sido comprendido por los responsables académicos del Centro Politécnico Superior de la Universidad de Zaragoza. Por algún confuso proceso mental han retrotraído la enseñanza de la ciencia a los tiempos en los que se creía que el vuelo de las aves y la caída de una hoja estaban gobernados por los oscuros designios de unos dioses inescrutables. Han enviado a la papelera todos los avances astronómicos desde la época de los babilonios. ¿Cuánto deberemos esperar para poder cursar una asignatura sobre quiromancia o tarot? Quizá sólo sea cuestión de tiempo descubrir que en alguna facultad de veterinaria se oferta un curso sobre lectura holística y psicobiofísica de las entrañas de animales... |