Han
dicho, varios colisteros que deseaban ser cardenales... ejem. ¿Pero
no hace falta ser católico para eso? Saludos
Esta
parte del Derecho Canónico no la conozco, pero creo entrever que yo
soy CAR, porque a mí no me han echado de su Iglesia. Esto de la
expulsión es un poco complejo, o yo soy demasiado simple. Puedo decir
que no creo en dios (en realidad no es que no crea, sino que no sé
qué es eso) y ellos no me excomulgan, porque dicen que no soy yo el
que lo busca sino al revés. Pase.
Puedo matar, puedo violar, puedo hacer lo que me
salga, que tampoco me excomulgan. Solución: me meto a cura y formulo
alguna declaración que tenga algo de sentido
lógico-evangélico y pleno sentido común en nuestro
siglo, pero que se oponga a la doctrina del señor Segundo. Entonces
van y me dan el piro. Es curioso porque si yo soy una buena persona, amable,
simpático, generoso, creyente, alegre y con ganas de hacer el bien,
podrían simplemente quitarme mi rango sacerdotal por esa
incompatibilidad entre mi pensamiento y el de la ICAR. No, van y me
excomulgan. Lo que no hacen con la más mala de las hierbas (ejemplo:
todos esos cristianos del Ulster que en verano, después de salir de
sus misas se van a pelearse con sus hermanos) lo hacen
conmigo.
Así pues, Javier, es
mejor que me quede como estoy y llegaré a cardenal, si no más
lejos. Ser cardenal, debo decirlo, es un puntazo como la bandera del
Japón. Y si no, disfrázate pero no en Tenerife ni en carnaval.
Disfrázate y verás.
Cés.
|