¿Qué tal si probáis la terapia de sustitución y cambiáis el cigarrito de después por el polvo de antes? (y no me refiero como seguro que estáis pensando la mayoría a que os pongan en la mano un trapo de quitar el polvo y dejéis los estantes limpios como los chorros del oro). Seguro que con ello contribuís a hacer feliz a alguien. ¡Egoistas...