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[escepticos] Estados Unidos contra el mundo
Los atentados terroristas fueron una agresión contra la humanidad (lo repito
una vez más), pero defender que los Estados Unidos son un chico bueno que
nunca ha roto un plato, y que no debemos temer nada de sus futuras
actuaciones... eso es un dislate.
El siguiente texto fue excrito antés del atentado, y expone algunas recelos
que debemos sentir hacia el "faro de occidente":
"Estados Unidos contra el mundo
Roberto Palmitesta
La nueva administración republicana, en apenas seis meses de gobierno,
ha hecho lo posible por ganarse la antipatía de medio mundo con sus
posiciones recalcitrantes respecto a importantes asuntos de interés
mundial, desde el calentamiento global hasta el control de las armas
biológicas,
además de su insistencia en implementar un nuevo sistema defensivo que
aparentemente sólo sirve para reforzar su status de superpotencia.
Pareciera que el presidente Bush, en su empeño por imponer un estilo
propio en el gobierno estadounidense, le pidiera a sus ministros y
embajadores que se opusieran a todo lo que acuerden los demás países,
en una constante demostración de arrogancia por ser la mayor potencia del
planeta.
Los sentimientos opuestos de los demás países no se hicieron esperar,
negándole sus votos pata integrar importantes comisiones de la ONU sobre
derechos humanos y control de drogas, a pesar de que esa nación quiere dar
el ejemplo en estas cuestiones y financia gran parte de la guerra contra el
narcotráfico en el continente americano. Y en la reciente cumbre del
influyente grupo del G-8 en Génova, Bush fue el foco principal de las
protestas antiglobalización, que lo forzaron a hospedarse en un portaviones
de su marina de guerra por razones de seguridad, atreviéndose luego sólo a
visitar al Papa en el Vaticano
y retratarse con sus propias tropas en Kosovo.
Contrariamente a la posición más diplomática de su antecesor en la
Casa Blanca, Bush ha empezado su mandato tratando de vender al resto
del mundo la necesidad de desarrollar un escudo defensivo contra mísiles
con ojivas nucleares lanzadas desde países que EUA considera fuera del
"orden internacional". En realidad, Washington teme más bien un
resurgimiento del militarismo en Rusia y el creciente poderío militar de
China, aunque ha tratado de tranquilizar a estas potencias. De hecho, el
Secretario de Estado Powell acaba de visitar Beijing justamente para esa
misión, y mientras los escépticos líderes chinos critican diplomáticamente
dicho plan, al mismo tiempo hacen grandes inversiones para modernizar e
incrementar su equipamiento militar, en una clara respuesta a la evidente
agresividad estadounidense en materia bélica,el cual -además de un
presupuesto de defensa de unos 200 millardos de dólares- exigiría quizás
otro tanto para el plan antimisilístico.
El mismo Bush ha tratado de torcerle el brazo a Putin en las dos ocasiones
donde estuvieron cara a cara, pero el líder ruso -opuesto desde el principio
al plan antimisil- hizo una contrapropuesta que luce más razonable,
insistiendo en que los dos países cumplan en forma acelerada los tratados
anteriores para la reducción del armamento nuclear, para que cada nación no
tenga más de dos millares de ojivas atómicas, aunque nadie ve la necesidad
de tener tanto poder destructivo
en la época post guerra fría. Bush pareció de acuerdo pero queda por ver si
su Congreso aprueba la iniciativa rusa, dada la suspicacia que reina en los
sectores conservadores de EUA frente a la posibilidad de que en Rusia pueda
prevalecer eventualmente una tendencia más nacionalista, especialmente si
las reformas económicas en progreso no logran sacarla de su largo
estancamiento.
Al conocer la prueba antimisil realizada por EUA en contravención del
tratado ABM de 1972, Putin amenazó públicamente con instalar ojivas
múltiples en sus propios mísiles, a modo de contrarrestar la funcionalidad
del famoso escudo, que sería efectivo sólo contra una ojiva individual, como
lo demostró el reciente ensayo realizado por EUA en el Pacífico. Por otra
parte, Rusia acaba de realizar un lanzamiento de novedosos satélites de
reconocimiento con propulsión solar,
muestra de que sus científicos siguen activos en el área espacial, a pesar
de las estrechez financiera que agobia al gobierno. Estas iniciativas
militares demuestran que la guerra fría sigue campante, y que ambas naciones
se consideran rivales en el área estratégica.
Hay algo ilógico en la actitud estadounidense, pues cualquier observador
imparcial no llega a comprender el empeño de Bush de "vender" su escudo
antimisil, si de todos modos Washington pudiera acometerlo como un proyecto
ultrasecreto, o realizarlo sin pedir permiso al exterior, como nación
soberana que es.
En efecto, a cada rato declara que -de no tener el apoyo de la OTAN o de
otras potencias- de todos modos seguirá adelante con su proyecto.
Aparentemente, la motivación de Bush es la de desanimar tanto a las
"naciones rebeldes" como a cualquier rival potencial, de que se olviden de
implementar cualquier programa nuclear-misilístico, ya que el Pentágono
estará preparado en breve para desactivarlo. Pero al mismo tiempo debe darse
cuenta que esa posición está provocando una nueva
carrera armamentista, algo que difícilmente beneficiará a un mundo en plena
recesión económica, cuando los cuantiosos recursos que exigen los programas
militares podrían utilizarse para atender muchas necesidades perentorias,
especialmente en el combate contra la pobreza, las enfermedades y la
contaminación ambiental.
Precisamente, EUA se está ganando la antipatía mundial por su firme
oposición al protocolo de Kyoto, recientemente ratificado en Bonn por todos
los países, aunque dicho acuerdo se haya debilitado grandemente en sus
objetivos y controles. La delegación norteamericana alegó que el
cumplimiento del protocolo pudiera afectar la recuperación económica de su
país, actualmente en medio de un persistente estancamiento,
mientras el país sufre una severa crisis energética en algunos estados,
problema que exigiría un relajamiento de ciertos controles ambiéntales. Así,
con un enfoque mayormente de tipo político, Bush parece ignorar el aspecto
ambiental ya que no quiere sufrir el mismo destino de su padre, que descuidó
la economía y por ello se cree que perdió las elecciones de 1992, aunque la
entrada del conservador Ross Perot en esa contienda fuera realmente la causa
principal de su derrota electoral.
La evidente arrogancia de su gobierno se demostró nuevamente al oponerse a
dos acuerdos relacionados con las armas, uno referente al control
internacional en el tráfico ilegal de armas livianas (en aras del sacrosanto
derecho a la defensa personal),y el otro relativo al control de las armas
biológicas. En Ginebra, donde se realizaba
hace poco esta última reunión, la delegación estadounidense se retiró
abruptamente alegando que la firma del acuerdo afectaba la seguridad
nacional, pues la obligaba a revelar secretos militares. Aquí se nota una
posición ambigua de la superpotencia, en vista de que desea erradicar toda
arma biológica de países rivales o rebeldes, pero al mismo tiempo se reserva
el derecho de desarrollarlas y poseerlas. Esta actitud debilita inclusive su
posición frente al desarme nuclear y le concede cierto derecho a otras
potencias, de tener su propio programa nuclear, mientras otras naciones
también se empeñan en transitar el mismo camino para no quedarse atrás.
Efectivamente, el ejemplo
que ofrece el coloso del norte no es el más edificante y equitativo.
En vista de esta posición intransigente, es obvio que EUA quiere seguir
siendo -durante el resto del siglo, y aún más allá- la mayor potencia
militar del mundo, en un ambicioso plan que le aseguraría una hegemonía
política sin precedentes, y evitaría el destino de otros imperios del
pasado, como el español, el británico y el soviético, que declinaron con el
tiempo por no mantenerse a la vanguardia en materia bélica. Gracias a sus
considerables recursos económicos, no hay duda que EUA desea que el siglo
XXI sea otro "siglo americano", como el que acaba de finalizar, en el cual
se dieron el lujo de ganar dosguerras mundiales y otras regionales, mientras
imponía sus designios a numerosos países
más débiles, especialmente en el continente americano. Todo mientras se
atribuye la victoria en la guerra fría frente al imperio soviético, aunque
las causas de la misma parecen estar más bien en la debilidad intrínseca del
sistema comunista, con sus latentes vicios de corrupción e
ineficiencia-debidos al excesivo centralismo- así como a la escasez de
controles y competitividad.
Bush perdió una oportunidad de oro para consolidar el liderazgo de su país,
cuando quiso reembolsar a la ciudadanía todo el exceso pagado en impuestos,
a la vista de su superávit fiscal, cuando hubieraaprovechado parte de ese
dinero en desarrollar programas de asistencia al mundo en desarrollo, al
estilo de la renombrada "Alianza para el Progreso" de Kennedy, con la cual
se hizo mucho con pocos fondos. En realidad, existiendo esa importante masa
de dinero en poder del gobierno, no se
explica como EUA no haya reactivado programas de ayuda al tercer mundo y
contribuye con tan poco a los programas sociales y humanitarios de la ONU.
De hecho, tanto en el alivio a la deuda externa del tercer mundo como en el
programa destinado a la erradicación del sida, las naciones ricas han
comprometido apenas un millardo de dólares en cada caso, algo insignificante
cuando la deuda global de los países deudores suma unos 750 millardos de
dólares, y los programas anti sida exigen mucho más para hacer mella contra
esa epidemia. Igualmente, con los cuantiosos recursos norteamericanos se
hubiera podidodesarrollar un extenso programa educativo, a base de medios
audiovisuales e informáticos, para reducirasí el lamentable déficit de
muchas naciones en materia educativa. Pero para eso se requeriría un
mandatario con dotes de estadista, y no uno que favorezca mayormente los
intereses económicos de
las grandes empresas, como parece demostrar sus políticas y medidas
iniciales, que nunca lo harán pasar a la historia como un gran líder de la
nación puntera mundial.
Así, el mundo sigue impotente y a la expectativa de las futuras posiciones
individualistas de EUA, país que evidentemente escucha poco al resto del
mundo, a cuenta de su condición de superpotencia,
mientras sigue acumulando un considerable poderío militar, algo que
seguramente alimentará aún más su actual arrogancia. Aunque la convulsionada
situación mundial, con decenas de conflictos bélicos en el mundo en
desarrollo -e inclusive en el desarrollado-- exigiría más bien el abandono
del armamentismo y una atención concentrada en la problemática social y
ecológica, que se ha convertido en una
amenaza mayor y más visible, a largo plazo, que la representada por la
"pesadilla nuclear" que nos agobió durante el último medio siglo.
En efecto, la creciente brecha económica entre países y entre sectores
internos, así como el incontrolable calentamiento del ambiente planetario,
han pasado a ser los verdaderos "problemas globalizados", que eventualmente
afectarán a todos, sin distinciones geográficas, políticas o
socioeconómicas. Algo que debe hacer reflexionar
principalmente a las potencias dominantes, que deberían asumir su
responsabilidad moral en aras de ir creando paulatinamente un mundo más
pacífico y habitable para las futuras generaciones, en lugar de dedicarle
tantos recursos y esfuerzos a la exhibición de sus
absurdos complejos de superioridad, más propios de etapas superadas de la
civilización."
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