Sida negro Por Javier Armentia
ALCULAN que en
Sudáfrica, en cinco años, habrá una muerte por sida cada minuto y
que serán más de 6 millones los enfermos. Esto si no se hace nada,
porque el ritmo de contagio asciende a casi dos mil personas
diarias, el mayor de todo el mundo. La situación del sida en África
es algo tan apestoso, tan aterrador, que uno se queda sin palabras.
Hay demasiados culpables (en este lado del mundo y en el otro) como
para hacer un diagnóstico sencillo. Pero el mal está ahí, y sin duda
el que los poderes públicos sudafricanos hayan poco menos que
abrazado el pensamiento mágico (negando, por ejemplo, la existencia
del VIH, atribuyendo la situación a oscuros contubernios...) tampoco
ayuda. El 85% de la población negra sudafricana consulta a los
sangomas, los sanadores o brujos. Aunque la propia Organización
Mundial de la Salud confía en que estos sanadores puedan ayudar en
la educación de la profilaxis y luchar así contra el sida, lo cierto
es que se están aprovechando de la epidemia, vendiendo sus pócimas y
remedios de hierbas, afirmando curar algo que no pueden realmente
curar.
o más terrible, sin
embargo, es la difusión de creencias como que desflorar a una virgen
le cura el sida al hombre. Esta barbaridad está provocando una
verdadera locura: violaciones múltiples de niñas impúberes por parte
de hombres, que pagan a la propia familia de la inocente para
curarse el sida. Las asociaciones ciudadanas están proponiendo penas
de cadena perpetua para los violadores, pero difícilmente se parará
con una medida así el problema.
l problema, el real,
es la situación en que estamos dejando a todo un continente, el
genocidio brutal que se propicia, o que se ignora de manera
cómplice | |