http://www.lavanguardia.es/web/20020729/30829701.html
NUEVA LUZ SOBRE EL ANTIGUO
TESTAMENTO La arqueología revisa la
Biblia Un libro crea polémica al contrastar la veracidad histórica del
texto sagrado
LA
VANGUARDIA - 04.48 horas - 29/07/2002
JORDI JOAN
BAÑOS Barcelona
En su día, los dinosaurios y Darwin, la paleontología y la teoría de la
evolución resituaron el relato bíblico sobre el origen de la vida como una bella
explicación mítica. En los últimos tiempos la descalificación histórica proviene
de la arqueología y no afecta solamente a Adán y Eva o al arca de Noé, sino a
otros personajes y hechos del Antiguo Testamento a los que se suponía una base
real: Abraham y Moisés, el éxodo o la toma de Jericó, e incluso el reino
unificado de Israel bajo David y Salomón. La publicación de "The Bible
unearthed" ("La biblia desenterrada"), obra del director del Instituto de
Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, Israel Finkelstein, y del periodista
judio norteamericano Neil Asher Silberman -que también ha escrito sobre los
manuscritos del mar Muerto-, ha sacudido consecutivamente a Israel y a los
países anglófonos y francófonos. Los autores sostienen que las obras más
tempranas del libro de los hebreos, es decir, la Torá (el Pentateuco para los
cristianos) y de los profetas fueron recopiladas por escrito, y en muchos casos
creadas, a finales del siglo VII a.C. bajo la inspiración del rey Josías de
Judea. El objetivo político de dicho monarca sería legitimar su reforma
religiosa y sus aspiraciones territoriales sobre el desaparecido reino de
Israel, en el norte, y todas las tierras pobladas por hebreos. Por tanto, el
Antiguo Testamento está contado desde
el punto de vista del modesto
reino sureño de Judea, a pesar de que, a la vista de la arqueología, el máximo
esplendor de los hebreos se dio en el reino de Israel, en el norte, en el siglo
IX antes de Cristo.
La necesidad de justificar la primacía de Jerusalén
sobre Samaria, la ex capital norteña, obligaba a sacar brillo a los primeros
monarcas de Judea -David y Salomón-, que según las piedras eran poco más que
caciques de una Jerusalén insignificante y analfabeta. No obstante, el relato
urdido por los escribas de Josías supo fundir tradiciones y héroes de las tribus
sureñas, como Abraham -convertido en padre de la nación-, con otros norteños,
como Jacob. Dichas tradiciones distintas aún son discernibles, porque unos se
refieren a Dios como Yahvé y otros como Elohim. En el 587 a.C. el reino de Judea
fue conquistado por Nabucodonosor, que deportó a parte de la población de
Jerusalén a Babilonia, donde permanecería hasta la toma de esta capital por el
rey persa Ciro, en el 538 a.C., que permitió su retorno. Según Finkelstein, en
esta época y hasta finales del siglo V a.C., se completaría la redacción de la
mayor parte del Antiguo Testamento, en la cual cobran sentido relatos como el
exilio en Egipto y el éxodo.
Los autores razonan que imágenes del
Génesis como la de Abraham adentrándose en Canaán al mando de una caravana de
camellos en el siglo XVIII a.C. son ahistóricas, puesto que estos animales
empezaron a ser domesticados en el siglo X. Las murallas de Jericó tampoco
pudieron caer al son de trompetas ya que dicha ciudad todavía no existía. El
libro suma y sigue: en el Génesis se habla de ciudades filisteas en tiempos
remotos, cuando no hay constancia de la existencia de los filisteos hasta el
1200 a.C. Y la descripción negativa de pueblos coincide con los enemigos de
Josías en el siglo VII. La arqueología no se detiene ni ante el amor: Salomón
nunca pudo yacer con la reina de Saba porque este reino no se fundó hasta dos
siglos más tarde y nunca tuvo tal reina. Además, muchos de los mitos "hebreos"
de la Biblia fueron tomados de culturas vecinas: el relato de Moisés salvado de
las aguas es un calco del atribuido al rey Sargón I de Asiria mil años
antes.
|