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[escepticos] "Prueba lunar" en El Correo
Hola,
Probablemente me adelanto a más de uno en la celebración: ;-)
http://www.diario-elcorreo.es/vizcaya/edicion/prensa/noticias/Portada_VIZ/200211/10/VIZ-ACT-289.html
LA NASA, EN ENTREDICHO
PRUEBA LUNAR
Un ingeniero espacial quiere demostrar que los vuelos tripulados fueron
reales
LUIS ALFONSO GÁMEZ //FOTOS: NASA
La mandíbula de Bart Sibrel recibió el 9 de septiembre un puñetazo. Al otro
extremo del brazo se encontraba Edwin Aldrin. Sucedió a las puertas del
hotel Luxe de Beverly Hills, hasta donde el ex astronauta había ido para
que le entrevistara un equipo de televisión japonés. Biblia en mano, Sibrel
le abordó a la entrada. «¡Jure que caminó sobre la Luna!», exigió al
segundo hombre que puso un pie en otro mundo. Aldrin lo vio entonces claro:
todo era un montaje. Los reporteros nipones no existían. Habían sido el
cebo del realizador televisivo para atraerle hasta allí, después de varios
intentos fallidos de entrevistarle. El acosador volvió a la carga con la
Biblia, el puño del ex astronauta despegó como un cohete y el cámara que
iba con Sibrel grabó la escena.
A los 72 años, Buzz Aldrin está harto de que se ponga en tela de juicio la
hazaña en la que participó en julio de 1969. No es el único. Más de tres
decenios después de la misión del 'Apollo 11', el ingeniero espacial y
escritor James Oberg (jamesoberg.com) publicará un libro para demostrar
la inconsistencia de las afirmaciones de quienes, como Sibrel, mantienen
que el hombre no ha llegado a la Luna. «Voy a recurrir a ejemplos que la
gente pueda comprobar por sí misma. Las argumentaciones se basarán en
explicaciones de sentido común», ha dicho a este periódico el escritor,
quien acumula veintidós años de experiencia como ingeniero espacial en
Houston, una decena de libros y un millar de artículos de divulgación.
La idea de que el viaje a la Luna fue un gran engaño «es tan antigua como
la hazaña. Mucha gente nunca creyó que fuera posible», explica Oberg. Ha
sido en los últimos tiempos, sin embargo, cuando el rumor ha engordado como
una bola de nieve pendiente abajo, alimentado por la prensa paranormal -la
misma que propugna que ningún avión se estrelló el 11-S contra el
Pentágono-, Internet y un documental presentado por Mitch Pileggi -el jefe
de Mulder y Scully en 'Expediente X'- que la cadena Fox emitió en Estados
Unidos en febrero y marzo de 2001. «Pienso que ese programa ha dado el
empujón final a la NASA», sospecha el experto, quien estima que,
«dependiendo del segmento social, cree que los alunizajes fueron un montaje
entre el 5% y el 20% de los estadounidenses».
La gran conspiración
La falsa conquista de la Luna empezó a urdirse, según los partidarios de la
conspiración, a mediados de los años 60, cuando la NASA se convenció de que
no iba a ser capaz de poner a un hombre en el satélite antes de que acabara
la década, en contra de lo anunciado por el presidente Kennedy ante el
Congreso el 25 de mayo de 1961. El engaño, mantienen, culminó con la
simulación de los seis alunizajes, el último de los cuales lo
protagonizaron Harrison Schmitt y Eugene Cernan el 11 de diciembre de 1972.
En pleno apogeo del programa Apollo, la agencia espacial llegó a tener en
nómina a 35.000 personas, y otras 400.000 trabajaban en empresas y
universidades contratadas. Demasiada gente a mantener callada. «O estaban
todos compinchados o las cosas no encajan», apunta Jesús Cancillo, profesor
de Psicología Social y Psicofisiología de la Visión en la Universidad de
Alicante.
Los expertos en la conspiración afirman que hubo quien intentó romper el
silencio y lo pagó con la vida. Ése fue, según ellos, el caso de Virgil
Grissom. El astronauta habría descubierto lo que se tramaba en los pasillos
de Washington y decidido hacerlo público. Por eso murió, junto a Edward
White y Roger Chaffee, en el incendio del 'Apollo 1' en la rampa de
despegue el 27 de enero de 1967. Otros siete astronautas que fallecieron en
accidentes de tráfico y aviación -eran pilotos de pruebas- entran también,
para Sibrel y sus colegas, dentro del grupo de víctimas mortales del
engaño. Las pruebas de tales crímenes no van, sin embargo, más allá de una
frase: «El Gobierno oculta la verdad».
Paradójicamente, la munición más popularmente efectiva contra los
alunizajes ha salido de los arsenales de la NASA. Se trata de las decenas
de miles de fotos que se tomaron en el satélite, algunas de las cuales se
presentan como pruebas de que todo fue un montaje: los doce hombres que,
aparentemente, anduvieron por la Luna habrían vivido su aventura en un
estudio, dirigidos por Stanley Kubrick. Como en 'Capricornio Uno', película
en la que tres astronautas -entre ellos, un O.J. Simpson todavía en activo
en el fútbol americano- son sacados en el último segundo del cohete en el
que van a viajar a Marte y escenifican en un plató el desembarco en el
planeta rojo.
«Las filmaciones de los 'Apollo' son extraordinariamente parecidas a las
escenas de 'Capricornio Uno'», se argumenta en el documental de la Fox.
«Esta afirmación demuestra lo lejos que están dispuestos a llegar los
productores para hacer un programa sensacionalista», sentencia el astrónomo
estadounidense Phil Plait en su web (www.badastronomy.com). Y es que la
cinta de Peter Hyams data de 1978; por tanto, pretendía imitar lo mejor
posible lo visto por 600 millones de telespectadores nueve años antes. No
al revés.
Errores de foto
La web de Cancillo (www.cancillo.ua.es/apolo1.htm) desmonta los argumentos
fotográficos esgrimidos por los partidarios de la conspiración. Para éstos,
una de las pruebas del engaño es la ausencia de estrellas en el cielo
lunar, negro porque no hay aire que disperse la luz solar. «Tampoco se ven
las estrellas en las fotos de un partido de béisbol nocturno», apostilla
Oberg desde Texas. Con una superficie lunar y unos trajes espaciales muy
reflectantes, el tiempo de exposición debía ser muy corto, mientras que el
brillo de las estrellas era, por el contrario, demasiado débil como para
impresionar el negativo. «¿Cómo se explica que la NASA fuera capaz de un
montaje tan complicado y se olvidara, a la vez, de poner unas bombillas al
fondo? Sería un fallo de opereta», ironiza Cancillo.
Sombras y reflejos han sido también presentados como pruebas del rodaje en
estudio. Cuando no se trata de sombras divergentes producto de un efecto de
perspectiva similar al que nos hace creer que los carriles del tren se
juntan en el horizonte, se ven cosas que debían ser invisibles por estar en
zona de sombra. La explicación es muy sencilla: el Sol es la principal
fuente de luz, pero la superficie lunar actúa como un espejo que ilumina
áreas, en principio, en sombra. Quienes niegan los alunizajes dicen,
además, que las seis banderas de barras y estrellas de la Luna ondean en
ciertos momentos, algo que sería imposible en un entorno sin atmósfera. «No
ondean. Están colgadas y arrugadas», puntualiza Cancillo. De hecho, la tela
-puede verse en las fotos- cuelga de una varilla horizontal que parte del
extremo superior del mástil. Sin ella, quedaría flácida.
Jamás aclaran los reporteros de la conspiración cómo pueden explicarse
esas, para ellos, descaradas meteduras de pata en unas películas tan caras
-la NASA destinó casi 20.000 millones de dólares al programa Apollo entre
1960 y 1973-, y que los soviéticos no denunciaran el engaño de sus rivales
y cayeran derrotados por el departamento de efectos especiales de
Washington.