From: Alejandro Pérez <alejperez en hotmail.com>
Reply-To: escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es
To: escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es
Subject: [escepticos] Re: [escepticos] Sin ETA lucharíamos mejor (by Santiago alba)
Date: Fri, 21 Feb 2003 21:09:58 +0100
Hola:
Yo estoy de acuerdo con que ETA es un obstáculo a la independencia de Vizcaya y Guipúzcoa, y cuando la tregua tuve la impresión de que, si era definitiva, la independencia estaría muy próxima.
Tenía una sensación equívoca entre la esperanza de que no hubiese más
muertos y la sensación de pérdida..., aunque no sé porqué, mis amigos vascos lo seguirían siendo...
Lo que también tengo claro es que no viviría en un país de mafiosos, y políticos naziracistas que sólo aceptarían sus propias reglas, ¿independencia de quiénes? ¿de su Euskal Herria mitológica? ¿de los pueblos que, sin pistola en nuca así lo quieran? ¿y de Navarra, Álava y demás municipios que voten que no lo quieren??? Si se hiciera bien tendríamos una palestina con gazas y cisjordanias, con carreteras de comunicación entre ellas (como las que había en Berlín en tiempos de la división Alemana) y, en el mejor de los casos (hipotético cese de violencia) sin intifadas...
Pero ¿alguien cree que esos mismos políticos no inventarían miles de nuevos agravios a cada elecciones? contra lo que quede de España, contra Francia, contra los santanderinos que arrebataron un pueblecito limítrofe con nuestra mítica Euskal Herria ¿alguien cree que tendrían elecciones???
Así que estoy de acuerdo en parte con el artículo..., no en la que defiende a la preparación de una plaza universitaria que, como todas, se "preparan" para "nuestro candidato", ahí se mezcla corrupción universitaria y mafia etarra (¿por qué es mala la nueva ley Universitaria, porque no deja que mi hijo herede la cátedra que heredé de mi padre??? creo que no es la mejor, pero es un pequeño avance...)
En fin, no comprendo la tontería de equiparar el encarcelamiento de un cómplice de crimenes con el asesinato de una persona que toma un café en un bar....
Y los de ETA en la carcel, escondidos, etc..., PSOE, PP y otros asesinados..., ¿quién de verdad está gobernando, pillando subvenciones, colocando a sus hijos, financiando sus empresas durante más de 20 años en el País Vasco????
Siento la parrafada, pero por los equidistantes todos haríamos el paso de la oca con cruz gamada o tomaríamos vodka por no tener calefacción en casa...
Una cosa es no tragarse cualquier cosa y otra que nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino...
Un saludo a Todos...
----Original Message Follows---- From: "Jon Doneztebe" <jsjsb en iespana.es> Reply-To: escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es To: <escepticos en ccdis.dis.ulpgc.es>
Subject: [escepticos] Sin ETA lucharíamos mejor (by Santiago alba) Hola =8-)
Las verdades son independientes de quien las cante, y las opiniones discutibles (unas más que otras ;-).
Mando a la lista un artículo del filósofo y escritor Santiago Alba, publicado el pasado sábado en el periódico "gara".
Sin ETA lucharíamos mejor
El mismo día en que leo la ponderada, inteligente y hermosa carta que Joseba Garmendia escribe desde la cárcel, me entero del atentado mortal de ETA contra Joseba Pagazaurtundua. Joseba Garmendia lleva nueve meses en prisión preventiva por haberse reunido y hablado y soñado pacíficamente la independencia de su país y ha sido linchado mediáticamente porque en su celda, en lugar de leer pornografía y esconder porros bajo el colchón, estudiaba sin descanso y con tanto aprovechamiento que incluso sacó unas oposiciones a profesor de universidad (un modelo, sin duda, para los otros presos bajo una política penal diferente que, por eso mismo, nunca le hubiese encarcelado). Joseba Pagazaurtundua, por su parte, era policía municipal y miembro de Basta Ya y no sabemos por qué lo ha asesinado ETA. Los motivos por los que Joseba Garmendia (y decenas y decenas de vascos y españoles al igual que él) está en la cárcel dicen mucho acerca del Estado de Derecho y la Democracia en el Estado español; la perfecta gratuidad del asesinato de Joseba Pagazaurtundua dice mucho también acerca de ETA.
Se me escapa por completo, la verdad, en qué medida la muerte del sargento de Andoain puede acercar un milímetro la consecución de una Euskadi independiente y socialista, pero enseguida se ha revelado que no ha sido completamente inútil. Pocos días después de que decenas de actores y artistas quebrasen la semi-clandestinidad de las voces antibelicistas; después de que el Gobierno y los medios de comunicación tratasen de vincular la ceremonia de los Goya a insidiosas maniobras «batasuneras» a través de la Asociación de Intelectuales Anti-imperialistas (de la que soy miembro) y de uno de sus fundadores, Carlo Frabetti, colaborador como yo de este periódico; mientras Aznar y Victoria Prego nos explican que el apoyo del PP al linchamiento de Irak es inexcusable como contrapartida a la colaboración de los EEUU en la lucha contra ETA y pocos días antes de una multitudi- naria, descomunal (esperemos) manifestación contra la guerra imperialista, el asesinato de Joseba Pagazaurtundua da un vuelco a la situación y un respiro al Gobierno del PP, que puede así intimidar y criminalizar de nuevo a sus oponentes. De momento, los mismos actores y artistas que gritaron hace unos días «no a la guerra» y que fueron acusados de falta de beligerancia frente al «terrorismo», no han tenido más remedio que expiar sus culpas abarrotando un teatro para gritar «fuera ETA». Si me dejara llevar por mi inclinación infantil a las «teorías conspiratorias» y no supiera muy bien a estas alturas que ETA puede hacer disparates sin ayuda, pensaría que ETA está dirigida por Rajoy e infiltrada por la propia CIA. (Y, dicho sea de paso, ahora que Savater ha visto satisfecha su exigencia de un mayor compromiso de los actores y artistas en «nuestra guerra de casa», espero verlo en la manifestación de hoy contra la Gran Guerra de todos, aunque ésta le parezca por comparación irrelevante).
Si el Estado español fuese una democracia y ETA una mafia, el Estado español podría permitirse perfectamente las cinco víctimas mortales de ETA de 2002, como se permite los centenares de robos a mano armada o los crímenes de los traficantes de drogas. Si el Estado español fuese realmente una democracia, Joseba Garmendia no estaría en prisión. Si ETA fuese una mafia, el PP no ilegalizaría partidos políticos contra ella (sino que, como la democracia cristiana hizo en Italia, la incorporaría a su propio partido). Es absurdo pretender que en un país en el que en cinco años han muerto 3.600 personas en pateras, en el que en doce meses más de mil trabajadores han fallecido en accidentes de trabajo resultado de la nueva legislación laboral y en el que en los últimos cuarenta días doce mujeres han sido asesinadas por sus novios o sus maridos (por no hablar de las 5.000 víctimas mortales de los accidentes de tráfico que lubrifican las ventas de la industria automovilística, en la más siniestra forma de «obsolescencia programada» que quepa imaginar), los atentados de ETA constituyen el problema de España (salvo que hablemos, claro está, de una España eterna y metafísica, una patria trascendente amenazada en su unidad, y no de una estructura constitucional). El problema fundamental de España empieza a ser, más bien, las medidas que se toman contra ETA, que desbordan desde hace tiempo el propio marco constitucional y se extiende a todo el arco difuso de la disidencia de izquierdas. Pero ETA, en cualquier caso, es un problema. Es un problema, desde luego, para sus víctimas. Pero es un problema también digámoslo de una vez para la izquierda, no sólo del Estado español, sino fundamentalmente para la izquierda inde- pendentista vasca. Esta es la paradoja más extraña y sombría de este interminable conflicto: a casi todo el mundo conviene la existencia de ETA, salvo a Batasuna. El PP y el PSOE obtienen de ella una permanente renta electoral y una extraordinaria cobertura de legitimidad en el proceso de desmantelamiento del Estado de bienestar y de las libertades democráticas inseparable del nuevo marco de gestión del capitalismo planetario; el PNV reproduce gracias a ella su interesado movimiento de péndulo sin llegar a romper ja- más el marco estatutario contra el que se afirma electoralmente. Sólo a la izquierda abertzale no le sirve de nada. Y curiosamente, la única fuerza a la que no sirve de nada, la única fuerza para la que sería realmente un alivio un alto el fuego o una tregua de ETA, es la única todavía dispuesta a justificar sus acciones.
He oído a alguien justificar la ruptura de la tregua de ETA del 99 como una forma de evitar la desmovilización de los militantes abertzales, que se habrían «relajado» durante esos meses. Digamos que esta estrategia es algo así como la imagen especular de la del Gobierno, que indujo por todos los medios propagandísticos y policiales a la ruptura por los mismos motivos. Digamos, además, que hay algo monstruosamente instrumental, casi diría que embrionalmente «imperialista», en esta política de cascanueces en virtud de la cual se mata a civiles inocentes para mantener la presión sobre los propios partidarios, condenados así a la cárcel y la tortura.
Pero digamos, sobre todo, que no sirve para nada; que es aún más completamente contraproducente: tal y como demuestra la prolongación agónica del conflicto y el propio debilitamiento del apoyo en Euskadi a sus acciones, se limita a hacer girar en una rueda, en permanente tensión, al mismo número de militantes con una cada vez menor cuota de legitimidad. ¿Es de esto de lo que se trata? Durante treinta años, la izquierda abertzale ha conseguido crear un modelo sin equivalente en Europa de organización política, extendiendo formas de lucha y resistencia a todos los niveles del tejido social mientras en el resto del Estado la izquierda se sumergía en la sombra, la traición y la esterilidad; y afilando con enorme trabajo e inteligencia una conciencia al mismo tiempo independentista e internacionalista que cristalizaba tanto en los barrios de Donostia como en Irak, Chiapas y Venezuela. Todo eso ni debería dilapidarlo la izquierda abertzale ni deberíamos ignorarlo en el resto del Estado. La parte que haya tenido ETA otra ETA en otro tiempo en la creación de este capital organizativo, que se la reconozcan cuanto quieran en Batasuna. Pero que se den cuenta también de que hoy ETA está a punto de echar por tierra todo ese trabajo, más necesario que nunca. Todos nosotros, en Euskadi y en el resto del Estado, tenemos que ser más y tener razón. Y para eso ETA tiene que dejar de matar.
Que no se preocupen los que temen un «relajamiento». Tal y como están las cosas, no se necesitan los crímenes de ETA para obligar al Estado a «estimularnos». Sin ETA, Joseba Garmendia también estaría en la cárcel y también seguiría luchando desde allí. La tenaza de la represión y la propaganda está a punto de estrecharnos a todos entre sus uñas de acero, en el seno de esta «guerra mundial contra el terrorismo» en la que la independencia de Euskadi sólo puede alcanzarse al mismo tiempo que la de Venezuela y la de Irak; al mismo tiempo que la democratización de España. No hace falta ETA para que todos tengamos motivos para rebelarnos contra la opresión y esto lo sabe muy bien el Gobierno, que quiere a ETA para justificar la opresión. ETA hace falta a todos, menos a las izquierdas de uno y otro lado. Sin ETA, el PP y el PSOE se revelarían a la luz del día como obstáculos para la democracia y el socialismo en España y en Euskadi, y el PNV como una escollo-pantalla en el camino de la autodeterminación. Seríamos más y tendríamos razón. El pueblo vasco quizás sólo necesita eso para que la mayoría soberanista y de izquierdas venza por fin; el pueblo español necesita eso para poder volver a ser de izquierdas, al margen de los partidos que lo maniataron y lo vendieron tras el franquismo.
Santiago Alba - Filósofo y escritor
---Publicidad-------------------------------------------------------- Únete a los miles de sin pareja en Meetic... ¡te vas a enamorar! http://www.iespana.es/_reloc/email.meetic
_________________________________________________________________ MSN. Más Útil Cada Día http://www.msn.es/intmap/