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[escepticos] Relato de Migoya - Opiniones





Parece que afortunadamente aparecen más voces en contra del fanatismo que se ha desatado estos últimos días. Ayer fue Elvira Lindo con una estupenda columna en la última página de El País. Hoy es Juan Bas en El Correo.

Los indecisos

ELVIRA LINDO EL PAÍS | Última - 21-05-2003

Soy mujer, soy feminista, no soy del PP ni lo seré y creo que el peso de la ley ha de caer implacablemente sobre aquellos que maltratan a sus mujeres. Pero aun cumpliendo todas estas premisas, me parece inaudita la manera en que se está juzgando a la directora del Instituto de la Mujer, Miriam Tey, por publicar ese libro que, por otra parte, tiene título de vulgar chiste franquista. No salgo de mi asombro. Uno siempre cree que las personas adultas saben cuál es la diferencia exacta entre realidad y ficción. Cuando uno escribe realidad, como hace un periodista, un ensayista, un historiador, es responsable de sus opiniones; cuando uno escribe ficción es responsable de que su obra sea buena o mala, tediosa o entretenida, pero nunca se debe confundir la voz de los personajes con la del autor. Cuando algunos autores hemos tenido problemas con la corrección política -es fácil tenerlos en la literatura infantil ante especialistas norteamericanos fanáticos hasta la estulticia de lo políticamente correcto- hemos dado gracias por vivir en España, donde esa corrección no ha calado y aún puede uno escribir novelas sin autocensurarse. Porque se da la circunstancia de que en la literatura también tienen voz los personajes siniestros, perversos, los asesinos en serie. Que me digan a mí esas personas tan llenas de razón si han leído Lolita, o American Psycho, si han leído Plenilunio, donde el violador de niñas se despacha a gusto, o Viaje al final de la noche, o Plataforma, o han visto Torrente, o Harry, retrato de un asesino. Soy feminista, pero en mis libros no todas las mujeres lo son, no sé si me explico. La defensa de ciertos derechos no es excusa para meter las narices en la literatura. Vean si no cómo ha terminado el cine americano a fuerza de admitir cientos de presiones: el malo siempre fuma, el negro nunca es asesino, y cuidadito con los gays, y con los disminuidos físicos, y con... Pero lo que me parece más indignante es que el partido socialista haya capitalizado el asunto. Si quieren cambiar algo, señores políticos, cambien la realidad, y dejen la ficción en paz. Soy mujer, nunca votaré al PP, pero estoy entre el elevado número de indecisos. Por incoherencias como ésta. Ahora, línchenme a mí también.




ARTÍCULOS
Libertad y amoralidad literaria
JUAN BAS/ESCRITOR
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Mi perplejidad ante la polvareda levantada, indignación suscitada y sobre todo, y a mi juicio lo más grave y civilmente peligroso, retirada de las librerías del volumen de cuentos 'Todas putas', escrito por Hernán Migoya y publicado por Ediciones El Cobre.

La piedra de escándalo ha sido un relato titulado 'El violador', al que se acusa de ser una apología de la violación; un cuento narrado en primera persona por el personaje de un violador que se autoexculpa, justifica y autojalea, por lo que deduzco de los fragmentos publicados y la información de los artículos; un cuento que por lo que veo es de humor ácido y tocacojones; un cuento que en definitiva es ficción literaria. Y creo que aquí están las esencias del asunto y el error de apreciación por parte de quienes se han rasgado las vestiduras: personaje odioso que narra en primera persona -pero eso, personaje inventado-, literatura y ficción.

Pero lo que más ha escandalizado es que la editora de El Cobre, Miriam Tey, sea también la directora del Instituto de la Mujer y se haya permitido publicar un libro con este contenido. PSOE, IU y diversos colectivos piden su dimisión de este cargo. Del PP no he oído nada; probablemente estén demasiado ocupados en el inmenso, imposible -y espero que estéril- lavado de jeta para estas elecciones.

¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas? ¿Por qué se confunde de este modo perverso y nada inocente literatura con realidad?

Sólo hay dos tipos de literatura: buena y mala; y éste debe ser el único criterio para que un libro se publique o no. Desconozco si el cuento y el libro en general de Migoya es bueno o malo. Ya lo leeré, quizá, y si me dejan. Pero por la línea que lleva esta editorial -estupenda novela, por ejemplo, 'Cuando la noche obliga', de Montero Glez, ése sí un auténtico francotirador tocacojones-, supongo que no será desdeñable. Pero esto es lo de menos en este caso. La literatura para adultos, la ficción, puede y precisa ser cuando el autor se propone esos fines: provocadora, amoral, molesta, revulsiva, inmoral incluso, totalmente libre en definitiva. Sin más límites y cortapisas que los que le imponga el lector al autor con la decisión de comprar o ignorar su libro.

Y respecto a Miriam Tey, es que es evidente. Una cosa es lo que decida publicar en su profesión de editora y otra totalmente distinta lo que diga, haga, defienda o ataque en su función de directora del Instituto de la Mujer. Son dos mundos paralelos y diferentes sin entrecruce posible. No veo la contradicción ni la incongruencia.

Cuando hacía la promoción de mi 'Tratado sobre la resaca', me preguntaron en muchas entrevistas si mi libro era una apología del alcoholismo, como diciendo entre líneas: no habrás osado pisar ese terreno prohibido. Y siempre contesté lo mismo: no, no lo es porque es otra cosa; pero si lo fuera, lo asumiría plenamente. Es literatura. Otra cosa muy distinta es hacer apología del alcoholismo o de la violación o de la xenofobia desde esta página de periódico o en una campaña institucional.

Por apología de la guerra, sin embargo, no dimitió casi nadie y además su jefe les ha dicho a los suyos que pueden ir con la cabeza bien alta.

Tengo pendiente escribir un cuento cruel que se titulará 'Los cazadores de pobres'. Cuando se publique, ¿me acusarán de hacer apología del linchamiento de marginados? ¿O directamente me lo prohibirán?

Bajo estos parámetros, ¿habría podido publicar hoy Nabokov esa obra maestra que es 'Lolita' o lo habrían defenestrado por posible apología de ese espanto que es la pedofilia? ¿A Burroughs le habrían secuestrado 'Yonqui'? Qué mayor apología de la violación hay que 'Justine' de Sade. O qué me dicen de 'La máquina de follar de Bukovski' o de la explícita apología del incesto que hay en el Antiguo Testamento.

Malos tiempos para la lírica.

Cosas veredes amigo Sancho

 

Luis Javier Rodríguez Morán
Análisis de Conducta
http://www.telecable.es/personales/javierrm