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[escepticos] transplante de celulas madre



 Leido en "El Pais" de hoy:

Un implante de células madre permite a un ciego distinguir colores y
figuras
El hombre, invidente durante 40 años, reconoce objetos
tridimensionales si están en movimiento EMILIO DE BENITO - Madrid EL
PAÍS | Sociedad - 26-08-2003
Un trasplante de células madre ha
permitido a Mike May volver a ver. El hombre, que ahora tiene 46 años,
sufrió un accidente a los tres, y perdió el ojo izquierdo y la visión
del derecho. El implante de células ha conseguido la reconstrucción de
la córnea del ojo derecho de May, pero los científicos de la
Universidad de California que le tratan se han encontrado con un
problema: aunque el hombre distingue las formas planas y colores, su
cerebro no sabe transformar estos estímulos en figuras
tridimensionales. Sorprendentemente, sí logra verlas si están en
movimiento. El trasplante se realizó hace tres años, pero los
resultados del experimento no se darán a conocer hasta el número de
septiembre de la revista Nature Neuroscience. El resultado, según
reconoce el propio paciente es sólo parcial. May ha recuperado un 2%
de visión, un porcentaje que le permite contar los dedos de una mano
si no se la ponen muy lejos, caminar entre una multitud sin necesidad
de su perro lazarillo o su bastón, y leer letras grandes. Su vista es
mejor a gran distancia, y puede ver paisajes y nubes. "Antes de
comenzar esta investigación ya sabíamos que las personas que
recuperaban la visión después de mucho tiempo -en algunos casos
décadas- experimentaban más dificultades para adaptarse y funcionar en
un mundo de videntes que aquéllos que habían recuperado la visión
después de un corto tiempo. Lo que no sabíamos era qué ocurría en el
sistema nervioso para que esto sucediera", ha explicado a EL PAÍS la
doctora Ione Fine, del Departamento de Psicología de la Universidad de
California en San Diego, quien ha dirigido el trabajo. El estudio ha
aprovechado la inusual circunstancia de contar con un paciente que
había recuperado parcialmente la visión después de 43 años. Desde que
se le implantaron las células madre, en marzo de 2000, los científicos
han seguido la evolución de May utilizando técnicas de imagen
(resonancia magnética) y psicofísicas. Escáneres y cubos Los escáneres
han comprobado, por ejemplo, que la parte del córtex del cerebro del
paciente que está implicado en la percepción de imágenes en reposo no
se activa cuando se le presentan objetos de estas características. En
cambio, la percepción mejora cuando estas figuras se mueven. Entonces,
la parte del cerebro ligada al movimiento muestra una gran actividad,
según señalan los científicos. May explica, por ejemplo, que ve la
imagen de un cubo proyectada en la pantalla de un ordenador como un
cuadrado "con unas líneas añadidas". Sin embargo, no duda en
identificarlo si la figura se mueve. La explicación que dan Fine y sus
colaboradores es que de alguna manera "el hombre nace con ojos, pero
no con un sentido completo de la visión. Éste tiene que irse
construyendo poco a poco, y tarda años en desarrollarse". Los
investigadores señalan que el resultado apunta a que algunas
capacidades, como la de distinguir los colores o identificar el
proceso del movimiento se imprime antes en el cerebro, probablemente
en los primeros años de la infancia. En cambio, otras capacidades son
más complicadas, como la de identificar caras, y el cerebro tarda más
en elaborar el software necesario para manejar esa información. Pero
May, quien quedó ciego a los tres años y medio por una explosión
doméstica, no dispuso de este tiempo. El paciente, por ejemplo, es
capaz de identificar a sus dos hijos y a su mujer, pero no lo hace a
partir de los rasgos de sus caras, que ve como una mezcla de colores y
formas confusas, sino que se sirve de su estatura, del color de su
pelo, el contorno de su cuerpo y, sobre todo, la forma de moverse.
Cuando están quietos, por ejemplo, no sabe cuál de sus dos hijos, de 9
y 11 años, está en el jardín de su casa con él. También tiene
problemas para reconocer las distintas expresiones de sus caras aunque
los tenga cerca. "Adivinar" lo que se ve "La diferencia entre lo que
me ocurría hace tres años y cómo veo ahora es que ahora puedo adivinar
mejor lo que estoy viendo", afirma May. "Lo que es lo mismo es que
sigo adivinando. No pasa ni un día sin que no aprecie nuevos detalles
en lo que veo a mi alrededor. He estado construyendo mi catálogo
visual con esos detalles, y aunque ahora está mucho más lleno que
antes, me parece que aún me queda un número infinito de impactos
visuales que identificar y absorber". Fine y sus colaboradores también
se preguntan hasta qué punto May va a poder seguir aprendiendo. Opinan
que es posible que con el tiempo el hombre, que sigue al frente de su
empresa de software adaptado a invidentes, continúe afinando sus
percepciones, pero en muchos casos será porque él, igual que aprendió
a desenvolverse cuando no veía, habrá elaborado una serie de trucos
para utilizar su nueva capacidad, pero no porque de verdad su cerebro
esté procesando mejor la información que recibe, sino porque hará
trampas. No parece probable que las estructuras cerebrales que le
faltan vayan a desarrollarse, afirman.