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RE: [escepticos] Contra la regresión, más Pañolón ;-)



Hola a todos

Barto Álvarez dixit:

Recién acabo de enterarme de las diferencias entre veneración y adoración. En
la imagen mental que construí de la 'adoración' de los objetos, me imaginaba a
unos cuantos tipos postrados delante de huevo de espíritu santo.
De todas formas, me parece que estas ridiculeces ameritan una recopilación,
alguien sabe si hay alguna recopilación de historias de reliquias ridículas?


[J.L.] Va largo. El texto corresponde a un fragmento de la II parte del "Diálogo de las cosas que acaecieron en Roma" (referido, claro, al saqueo de Roma realizado por las tropas de Carlos I) de Alfonso de Valdés, el erasmista español al que hace poco se atribuyó la autoría del "Lazarillo de Tormes".

"ARCIDIANO No dejaron reliquias que no saquearon para tomar con sus sacrílegas manos la plata y el oro con que estaban cubiertas, que era la mayor abominación del mundo ver aquellos desuellacaras entrar en lugares donde los obispos, los cardenales, los sumos pontífices apenas osaban entrar, y sacar aquellas cabezas y brazos de apóstoles y de sanctos bienaventurados. Agora yo no sé qué fructo pueda venir a la cristiandad de una tan abominable osadía y desacatamiento.
LATANCIO Recia cosa es ésa; mas decidme: después de tomada la plata y oro, ¿qué hacían de los huesos?
ARCIDIANO Los alemanes algunos echaban en los cimiterios o en campo sancto; otros traían a casa del Príncipe de Orange y de otros capitanes; y los españoles, como gente más religiosa, todos los traían a casa de Joan de Urbina.
LATANCIO ¿Así despojados?
ARCIDIANO ¡Mira qué duda! Yo mismo vi una espuerta dellos en casa del mismo Joan de Urbina.
LATANCIO Veamos ¿y eso tenéis vos por lo más grave?
ARCIDIANO Claro está.
LATANCIO Venid acá, ¿no vale más un cuerpo vivo que ciento muertos?
ARCIDIANO Sí.
LATANCIO Luego muy más grave fue la muerte de los cuatro mil hombres que decís que no el saco de las reliquias.
ARCIDIANO ¿Por qué?
LATANCIO Porque las reliquias son cuerpos muertos, y los hombres eran vivos, y me habéis confesado que vale más uno que ciento.
ARCIDIANO Verdad decís, pero aquellos cuerpos eran sanctos, y estos otros no.
LATANCIO Tanto peor; que las ánimas de los sanctos no sienten el mal tratamiento que se hace a sus cuerpos, porque están ya beatificados, y estotras sí, porque muriendo en pecado se van al infierno, y muere juntamente el ánima y el cuerpo.
ARCIDIANO Así es, pero también es recia cosa que veamos en nuestros días una osadía y desacato tan grande.
LATANCIO Decís muy gran verdad; mas mirad que no sin causa Dios ha permitido esto, por los engaños que se hacen con estas reliquias por sacar dinero de los simples, porque hallaréis muchas reliquias que os las mostrarán en dos o tres lugares. Si vais a Dura, en Alemaña, os mostrarán la cabeza de Santa Ana, madre de Nuestra Señora, y lo mismo os mostrarán en León de Francia. Claro está que lo uno o lo otro es mentira, si no quieren decir que Nuestra Señora tuvo dos madres o Santa Ana dos cabezas. Y seyendo mentira, ¿no es gran mal que quieran engañar la gente y tener en veneración un cuerpo muerto que quizá es de algún ahorcado? veamos: ¿cuál terníades por mayor inconveniente: que no se hallase el cuerpo de Santa Ana o que por él os hiciesen venerar el cuerpo de alguna mujer de por ahí?
ARCIDIANO Más querría que ni aquél ni otro ninguno pareciese, que no que me hiciesen adorar un pecador en lugar de un santo.
LATANCIO ¿No querríades más quel cuerpo de Santa Ana que, como dicen, está en Dura y en León, enterrasen en una sepultura, y nunca se mostrasen, que no que con el uno dellos engañasen tanta gente?
ARCIDIANO Sí, por cierto.
LATANCIO Pues desta manera hallaréis infinitas reliquias por el mundo y se perdería muy poco en que no las hobiese. Pluguiese a Dios que en ello se pusiese remedio. El prepucio de Nuestro Señor yo lo he visto en Roma y en Burgos, y también en Nuestra Señora de Anversia; y la cabeza de Sanct Joan Baptista, en Roma y en Amians de Francia. Pues apóstoles, si los quisiésemos contar, aunque no fueron sino doce y el uno no se halla y el otro está en las Indias, más hallaremos de veinte y cuatro en diversos lugares del mundo. Los clavos de la cruz escribe Eusebio que fueron tres, y el uno echó Santa Helena, madre del Emperador Constantino, en el mar Adriático para amansar la tempestad, y el otro hizo fundir en almete para su hijo, y del otro hizo un freno para su caballo; y agora hay uno en Roma, otro en Milán y otro en Colonia, y otro en París, y otro en León y otros infinitos. Pues de palo de la cruz dígoos de verdad que si todo lo que dicen que hay della en la cristiandad se juntase, bastaría para cargar una carreta. Dientes que mudaba Nuestro Señor cuando era niño pasan de quinientos los que hoy se muestran solamente en Francia. Pues leche de Nuestra Señora, cabellos de la Madalena, muelas de Sant Cristóbal, no tienen cuento. Y allende de la incertenidad que en esto hay, es una vergüenza muy grande ver lo que en algunas partes dan a entender a la gente. El otro día, en un monesterio muy antiguo me mostraron la tabla de las reliquias que tenían, y vi entre otras cosas que decía: «Un pedazo del torrente de Cedrón». Pregunté si era del agua o de las piedras de aquel arroyo lo que tenían; dijéronme que no me burlase de sus reliquias. Había otro capítulo que decía: «De la tierra donde apareció el ángel a los pastores», y no les osé preguntar qué entendían por aquello. Si os quisiese decir otras cosas más ridículas e impías que suelen decir que tienen, como del ala del ángel Sanct Gabriel, como de la penitencia de la Madalena, huelgo de la mula y del buey, de la sombra del bordón del señor Santiago, de las plumas del Espíritu Sancto, del jubón de la Trinidad y otras infinitas cosas a estas semejantes, sería para haceros morir de risa. Solamente os diré que pocos días ha que en una iglesia colegial me mostraron una costilla de Sanct Salvador. Si hubo otro Salvador, sino Jesucristo, y si él dejó acá alguna costilla o no, véanlo ellos.
ARCIDIANO Eso, como decís, a la verdad, más es de reír que no de llorar.
LATANCIO Tenéis razón. Pero vengo a las otras cosas que, siendo inciertas -y aunque sean ciertas-, son tropiezos para hacer al hombre idolatrar, y hácennoslas tener en tanta veneración, que aun en Aquisgrano hay no sé qué calzas viejas que diz que fueron de Sanct Joseph, no las muestran sino de cinco en cinco años y va infinita gente a verlas por una cosa divina. Y destas cosas hacemos tanto caso y las tenemos en tanta veneración, que si en una misma Iglesia están de una parte los zapatos de Sanct Cristóbal en una custodia de oro, y de otra el Sancto Sacramento, a cuya comparación todas cuantas reliquias son menos que nada, antes se va la gente a hacer oración delante de los zapatos que no ante el Sacramento; y seyendo ésta muy grande impiedad, no solamente no lo reprehenden los que lo debrían reprehender, pero admítenlo de buena gana por el provecho que sacan con muy finas granjerías que tienen inventadas para ello. Veamos, ¿cuál terníades por mayor inconveniente, que no hobiese reliquias en el mundo o que se engañase así la gente con ellas?"


Saludos

J.L.