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Re: [escepticos] La Razon y las predicciones
Hola,
El Domingo, 4 de Enero de 2004 00:51, Vicente Prieto decía:
> Bueno, bueno, que los de "La Razón" sean escépticos por una vez, no deja de
> ser una sorpresa agradable :-))
Si necesitamos de apoyos como estos, vamos muy jodidos...
Me explico: el artículo no está mal, lo que pasa es que se publica en la
sección semanal "Fe y Razón", y, como dice el título, lo que intentan es
alertar sobre "los falsos profetas", y a buen entendedor...
En la misma publicación está este otro artículo, de la misma temática, pero
quitándose la careta:
http://www.larazon.es/feyrazon/noti_rel05.htm
Confiar en la bruja de turno
Alex ROSAL
Todos buscamos la seguridad. Y ahí está el pujante negocio de las
aseguradoras. Queremos tener el control absoluto de nuestra vida, y eso es
imposible. Somos frágiles. Dependemos de Dios. Lo sabemos, pero no acabamos
de creérnoslo. La fe en sí misma es oscuridad e incertidumbre. Cuando llega
el sufrimiento pedimos a Dios ayuda. A veces Dios calla. Igual que con la
peregrinación del pueblo elegido a Israel. Entonces tenemos dos caminos:
dejar nuestras seguridades y abandonarnos a las manos del Señor; o bien,
poner nuestra confianza en los magos y quiromantes. Es la tentación de los
hombres en todas las épocas. Se sustituye a Dios por una baraja de cartas,
una bola de cristal o una sesión de espiritismo. No es tema baladí. Ya lo
dice la Biblia: «No acudiréis a nigromantes ni consultaréis a adivinos, para
no mancharos. Yo soy el Señor, vuestro Dios». La ansiedad por un futuro
incierto nos arrastra a confiar en las artes del adivino de turno.
Exactamente igual que las amenazas que acechaban a los judíos en su
peregrinación por el desierto: ante los desalientos por los aparentes
«eclipses» de la presencia de Dios, la mayoría se lanzaba a adorar a los
nuevos dioses y a practicar las artes esotéricas que les prometían «seguridad
en esta vida».
Poco hemos cambiado los hombres del siglo XXI. Son las mismas tentaciones e
idénticas «teóricas» soluciones. Es triste, pero los hay que creen que ser
feliz es algo que deciden los astros o algún adivino. Consideran que deben
«esperar» algo, más que «hacer» algo. Y esa inoperancia es un camino sin
retorno. Delegan en el «destino» y en el brujo, echador de cartas o en el
astrólogo de turno la posibilidad de ser felices. Y, claro, no consiguen la
ansiada dicha, y frenéticamente persiguen más adivinos. Creen que con pagar
una sesión de tarot ya tienen acceso a lo que buscaban. No se dan cuenta de
que la felicidad se encuentra en Dios. En poner nuestra confianza en Él, que
quiere lo mejor de nosotros.
--
Saludos,
David de Cos