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[escepticos] RE: [Escépticos] Consulta sobre la navaja de Occam



 

Pluralitas non est ponenda sine necesitate.

Frustra fit per plura quod potest fieri per pauciora.

Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem.

Entia non sunt multiplicanda sine necesítate.

 

«No hay que multiplicar las entidades sin necesidad». Refrán metodológico, de inspiración escolástica, que sugiere reducir al mínimo el uso de conceptos y entidades, o realidades, para dar una explicación de algo. Es, por tanto, una regla metodológica, con un aspecto epistemológico (que ordena reducir los conceptos teóricos utilizados a los necesarios y no más) y un aspecto ontológico (que ordena no postular más causas de las cosas que las necesarias), que remite a un principio de economía y de simplicidad en el método. Se atribuye a Guillermo de Occam y es conocida como la navaja de Occam, pero no hay suficiente fundamento histórico para atribuir, a este autor, exactamente esta formulación.

 

NAVAJA DE OCCAM O PRINCIPIO DE ECONOMÍA GEN. / EPIST.

 

Esta expresión designa el principio metodológico de exigencia de simplicidad elaborado en el siglo XIV por Guillermo de Occam, según el cual no deben multiplicarse los entes sin necesidad (ver cita). Se conoce también como principio de economía del pensamiento. Sin embargo, no solamente es un principio metodológico sino que, además, tiene características gnoseológicas y ontológicas.

 

La denominación de navaja de Occam apareció en el siglo XVI, y se añadía que mediante esta navaja, Occam «afeitaba las barbas de Platón» ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la ontología platónica que «llenaba» su ontología de entidades (además de los entes físicos, Platón admitía los entes matemáticos y las ideas, en una abigarrada ontología). Desde una perspectiva ontológica, pues, la aplicación de este principio permitió a Occam eliminar muchas entidades, a las que declaró como innecesarias. De esta manera se enfrentó a muchas tesis sustentadas por la escolástica y, en especial, rechazó la existencia de las especies sensibles o inteligibles como intermediarias en el proceso del conocimiento, y rechazó también el principio de individuación, al que calificó de especulación vacía y sin necesidad.

 

En tanto que principio de simplicidad también es conocido como principio de economía, y defiende que el mejor orden es el que realiza el máximo resultado con un mínimo esfuerzo (nombre que a veces también se aplica al principio de economía). De ahí se infiere la tesis epistemológica según la cual, de dos teorías rivales con el mismo poder explicativo, la mejor es la más simple ya que es más fácil refutarla o contrastarla. Tanto Leibniz como Kant insistieron en esta preferencia por la simplicidad. En la Crítica de la razón pura, Kant subraya la importancia de este principio en el contexto del uso regulador de las ideas. Este principio también fue altamente valorado por los empiriocriticistas Mach y Avenarius, quienes lo adoptaron bajo el nombre de principio de economía del pensamiento. También la actual filosofía de la ciencia lo sigue valorando en la formulación de las teorías.

 

ECONOMÍA DEL PENSAMIENTO EPIST.

 

Principio metodológico, diversamente formulado según las épocas, que aconseja elegir la más simple de entre las hipótesis o las explicaciones que puedan darse de un fenómeno. Guillermo de Occam, uno de los primeros en formularlo, lo enuncia afirmando que entia non sunt multiplicanda sine necessitate; a esta formulación, atribuida a Occam en el s. XVI -la suya propia es pluralitas non est ponenda sine necessitate [no hay que afirmar una pluralidad sin necesidad]- se la conoce como «navaja de Occam y de los nominalistas» (ver cita). La Edad Moderna aplicó el principio a los movimientos y sistemas mecánicos de la física. Así, a partir de la idea de Pierre Fermat (1601-1665) de que la luz «sigue siempre el camino más corto», Pierre Maupertuis establece, en 1746, el principio de la acción mínima, que formula de la siguiente manera: «Para todo cambio que ocurra en la naturaleza, la cantidad de acción empleada para ello es la mínima posible» -donde la acción no era el tiempo, sino el producto de la masa, la velocidad y el espacio-, otorgándole no obstante un fundamento metafísico, ya que afirmaba que el principio era una demostración de la sabiduría divina. Este principio, formulado matemáticamente, y desarrollado por Euler, Lagrange, Hamilton y Hilbert, se aplicó a la óptica, a la dinámica y hasta a la mecánica cuántica y a la teoría de la relatividad. Ernst Mach, físico y filósofo austríaco fenomenista y patrocinador del empiriocriticismo, insistió teóricamente en entender la ciencia como una economía del pensamiento, a la que asigna la misión de exponer y explicar los hechos «con el menor gasto intelectual».

 

Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.



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