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Hello pepet_,

Saturday, March 20, 2004, 3:38:44 AM, you wrote:

>>   [Miguel Ángel]
>>   - Y por eso todos son sospechosos, verdad? bueno, la conclusiones que el
>> que la saca es un facha, sea quien sea... MA

p> PS: Qué mal le sienta a algunos, salir de lo que creían que era su cortijo.
p> resaludos pepet

Como algún despistadillo preguntaba sobre las banderas, me permito
poner aquí este artículo de El Periódico de Cataluña. Como siempre, la
respuesta al enigma es "la gallina".

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LA BANDERA GALLINÁCEA EN UN ACTO DEL PP

JOSEP Pernau

El día del acto de adhesión inquebrantable al señor Mariano Rajoy,
ante la sede del PP en Madrid, una señora agitaba con entusiasmo una
bandera rojigualda. Es lo que hacían muchos de los presentes. Pero
aquella no era la bandera constitucional, sino la del pajarraco. Al
firmante le dio un vuelco el corazón. ¿Sería que volvían las banderas
a las que en un tiempo las llamaron victoriosas y que se convirtieron
en un arcaísmo en 1978?

Hubo un tiempo en que estas cosas se cuidaban. No por estética, sino
porque la bandera del pajarraco era todo un acto de adhesión al
régimen anterior. En los comienzos del PP, enterrada la fraguista AP,
era inevitable que en todos los actos aparecieran una cuantas enseñas
gallináceas, que un eficaz servicio de vigilancia, rápidamente, hacía
desaparecer. El nuevo líder conservador, José María Aznar, se había
convertido a las ideas constitucionales y se proclamaba de centro y,
además, reformista. Alguien tendría que explicar por qué nadie se
incautó esta vez de la bandera del pajarraco. ¿Acaso no hería la
sensibilidad de una masa considerable de personas dedicadas a vitorear
al señor Rajoy, pero también a insultar a todos los que no piensan
como ellos? Es posible que, en su estado de excitación, muchos de los
presentes no apreciaran que aquella bandera era una antigualla, pero
gente más tranquila debió de advertir que lucirla en aquel acto era
comprometedor para unos dirigentes del partido que se pasan el día
invocando el Estado de derecho y que dan lecciones de
constitucionalismo a muchas personas que no tuvieron que pasar por un
proceso de conversión a la democracia. Nadie se escandalizó y a todo
el mundo le pareció de lo más natural que allí apareciera un símbolo
de la dictadura. ¡Qué cosas!

[Publicado en la página 013 de la edición de Sábado, 20 de marzo de
2004 de El Periódico - edición impresa]

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Saludos

JM