José
Manuel,
Me
alegra de que por fin te hayas dado cuenta de cuál es la auténtica razón de la
existencia de Antonio Salas -algunos la dedujimos al día siguiente de presentar
su primer libro-, pero me decepciona que no te atrevas a dar su
verdadero nombre y desenmascararle. Sigues el juego a un
pseudoinvestoigador y te atreves, sin embargo, a hablar de mala fe en
quienes hemos desenmascarado a ese engañabobos y hemos dicho lo mismo que tú,
pero sin tapujos, sin miedos. ¡Manda narices! ¡Cómo está el mundo del misterio!
Saludetes,
Luis Alfonso Gámez
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