Bueno, el problema de fondo es otro. Actualmente las decisiones de índole
puramente técnica se toman casi siempre en despachos de ejecutivos que no
tienen ni los conocimientos ni la capacidad (ni siquiera la ética) mínimas
exigibles para decidir sobre según qué cuestiones, ya sean científicas,
artísticas, industriales o de cualquier otro interés, sea público o no.
Nosotros nos conformaríamos con que nos dejasen rodar nuestro guión tal
como queremos, no tal como quiere el productor Sr. Z, por mucho dinero que
tenga. Más que nada, porque al Sr. Z lo único que le interesa es el
beneficio a obtener, no la calidad del producto. El susodicho Sr. Z firmaría
ahora mismo un documento en el que se garantizasen x beneficios a costa de
la calidad de un producto que a él, personal y profesionalmente, se la trae
floja.