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Re: [escepticos] Solo era un perro



Francisco Mercader wrote:

Mi mayor preocupación en el campo escéptico, más que en deshacer
creencias infundadas ni supersticiones, está en intentar explicarme el
porqué de la aparición de semejantes distorsiones en la mente humana.


Estas páginas te pueden ayudar a entenderlo
http://www.csicop.org/si/2000-11/beliefs.html
http://hanson.gmu.edu/matrix.html
http://members.shaw.ca/eye-openers/collectiveinsanity.htm
http://members.aol.com/intwg/antiprocess.htm

En qué explicación puede haber para que la lógica parezca ser una
herramienta ausente en el proceso mental de tantas y tantas personas.

Porque nuestros procesos conscientes no son bayesianos


Estos días he vivido con intensidad y en carne propia el proceso por el
cual las creencias pugnan para abrirse paso en nuestra vida. He perdido a mi perro. Diréis: ¡Coño; sólo era un perro! Y es cierto;
mi perro era igual que los demás perros. Pero lo que hace especial al
perro de cada uno es el vínculo que uno establece con él. Y si uno tiene menos dificultades para entenderse con los animales que
con sus propios congéneres, ese vínculo puede ser aún más intenso.
Así que no teman: nadie ha escuchado ni escuchará nunca de mi boca ni
leerá las supuestas virtudes de ese animal, ni la historia que le llevó
a encontrarse conmigo ni la complicidad que inmediatamente se
estableció. Sonaría ridículo para quienes no tengan su sensibilidad
dirigida hacia los bichos.


"where thought conflicts with emotion, the latter is designed by the neural circuitry in our brains to win". Dicho por un neurólogo, aunque he perdido la referencia.

Pero he vivido, ante su cuerpo dormido para siempre por una dosis masiva
de anestésico para evitarle los dolores de una enfermedad repentina, la
misma estupefacción que debe de sentir un creyente ante el cuerpo de un
familiar querido. No era posible que la historia vivida con él se
hubiera borrado de un plumazo. No era posible que ya no me recibiese con
esos increíbles saltos cuando volvía de la calle, como si no me hubiera
visto en semanas. Sería un consuelo saber que estuviese ahora retozando
por la hierba de algún valle del Paraíso de los perros persiguiendo
mariposas. Una y otra vez tenía que alejar esos estúpidos pensamientos y
comprendí de golpe la facilidad con que una mente poco crítica puede
caer en la confusión cuando el deseo enmascara la realidad. Aún así, caí
casi en la superstición cuando pensé en enterrar su juguete preferido
junto con su cuerpo. Por un momento no me importaba estar repitiendo el
estúpido ritual de quien deja una ofrenda a sus dioses preferidos o a
sus muertos.
En fin: los detalles importan poco. Lo esencial, aprendido en estos
días, es que parece muy difícil erradicar de nuestras mentes los
resortes, quizás genéticos, que dan nacimiento a la distorsión, a las
creencias y a la irracionalidad. Que, quizás, el innecesario dolor por los ausentes, tan poco útil, y el
derroche de sentimientos ya inservibles sean el efecto inevitable y el
contrapeso del vínculo afectivo que lleva a la cohesión social. Que el
afecto desorbitado por seres de otras especies sea el resultado de algún
error de la Selección Natural cuando lo lógico y racional fuese
considerarlos como competidores, parásitos o, simplemente, hostiles. Vale, vale. No doy más la vara. Sólo era un perro. :-(
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Mis residuos mentales, en:
http://www.telefonica.net/web/fmercaderr
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