Hola Juan, primo por el lado homo, ;).
No tengo mucho tiempo libre y por eso nunca puedo participar a
tiempo en las conversaciones escépticas (y peor con el cambio de
horario, yo soy peruano).
Ante todo, tengo un punto de acuerdo contigo. Tienes toda la razón
en añadir el arte a nuestras fortalezas como especie. Pero si vieras lo
que le han hecho a la musa del arte por mi barrio, entenderías que
mejor ni mencionarla para no remover ciertas heridas...
Aún así, sigo creyendo que utilizar el arte u otras virtudes como
argumento en esta conversación, es apelar al antropocentrismo. Como
también señalaron en la corrala, el ornitorrinco se sentiría guaísimo
con su hocico redondeado, pero no podría convencernos de que eso lo
hace superior. El guepardo estaría convencido de que la vida consiste
en correr y cazar, no en ir a la luna. Por eso hay que tratar de
utilizar un punto de vista más neutral, uno en el que las preferencias
del evaluador no cuente. En caso contario, volvemos al principio
antrópico que tantas veces se ha discutido aquí y que no lleva a nada
útil.
En conclusión, el criterio debería ser la adaptabilidad de la
especie. Nuestra cultura seguramente da a nuestra especie más
estabilidad a largo plazo si nos comparamos con los gorilas de montaña.
Pero presumo que perdemos por goleada contra los insectos. Por ejemplo,
contra la hormiga argentina esa que se está propagando por todas
partes; o contra formas de vida más antipáticas como las bacterias y
los hongos.
Es más, en el caso de los virus el asunto es todavía
peor , aunque no creo que sea vida eso de andar de estornudo en
estornudo :)
Saludos
Alejandro