Por tanto, hay que buscar otros motivos históricos aparte de las determinaciones legales para la extensión del castellano, que curiosamente no suelen considerarse demasiado, como es la intensificación de los intercambios comerciales y económicos, y la circulación humana entre territorios españoles, y que fomentaron poco a poco el prestigio que finalmente fue adquiriendo el castellano en las zonas bilingües como lengua útil de aprender.
Al hilo de esta observación de Miquel, me permito recomendar el librito del lingüista de la Universidad de Valencia Ángel López García titulado 'El rumor de los desarraigados' (creo que fue premio Anagrama de ensayo de esa editorial). Hay un buen análisis divulgativo de cómo y por qué el 'español' (que no castellano en su interpretación, algo discutible pero que no viene al caso) se hizo la lingua franca de la Península (salvo Portugal).
Un saludo cordial: José Luis