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Vaticano y evolución



Es la primera vez que escribo a esta lista y lo hago por el enfado que me
ha causado el tratamiento dado por algunos medios al reconocimiento, como
dicen ellos, papal de la evolución. Como ya otro contertulio, Félix Ares de
Blas, ha sacado el tema presento mi aportación.

Algunos periodistas han llegado a presentar el asunto como si el Papa
confirmara la teoría a la manera de un experimentum crucis -me parece que
lo de la cruz le va, pero no lo del experimento-. Era casi como si dijeran
"mediciones de la desviación de los rayos de luz cuidadosamente efectuadas
confirman la teoría general de la relatividad". A las películas
irracionalistas y a los programas de parapsicología parece que pueden
sumarse ahora los noticiarios generales.

Sobre lo del alma, creo de interés señalar que los teólogos cristianos se
habían planteado hace muchos siglos el análogo ontogenético de la cuestión
filogenética -valga la frase-, esto es, cuándo se insufla el alma o cuándo
aparece en el embrión o en el feto o cuándo crea Dios o fabrican los padres
de la criatura el alma.

La línea de contención de la teología, ahora en términos de la evolución,
se establece en torno a eso del alma porque si ceden ahí, se colapsa toda
la armazón teológica sobre el tema.
Igual cuando cambien toda la teología, cambian también lo del alma y siguen
tirando.
*Por ejemplo Unamuno sin ir más lejos y sin pasar los Pirineos tenía una
visión religiosa de la evolución que incluía el alma. Son ideas cercanas a
las de de Chardin o Tipler.*
Pero curiosamente donde más contradictoria resulta la teología con las
ciencias es cuando la cuestión se plantea en términos ontogenéticos, en
términos de cada embrión o feto. Ha habido a lo largo de los siglos teorías
muy diversas, pero actualmente con lo del aborto parece que se retrotrae al
comienzo, a la fecundación, la aparición del alma.

La consecuencia que yo veo aquí es que en buena lógica para quien piense
así, el alma no tiene nada que ver con la existencia de un sistema nervioso
suficientemente complejo.

Entonces, si, en términos monistas a la actividad de un tipo específico de
un sistema biológico o uno electrónico -aunque los replicantes, creo, eran
sistemas biológicos- le llamamos alma, no la estamos llamando
correctamente. O bien, si según un dualismo sustancial y cuando se pretende
hacer neurología y no historia de las ideas, hablamos del alma, esa
sustancia separada, etc, etc, no estamos hablando de nada que tenga que ver
con las ciencias, salvo para contradecirlas y contradecir de paso la
racionalidad, etc.

Dejo lo del libre albedrío, porque entonces ya me extendería mucho más allá
de lo tolerable.

Un saludo.

Pedro Santana Martínez
dfm
Universidad de La Rioja