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RE: Mentir y/o equivocarse



A las 19:29 del domingo 23 de marzo de 1997 19:29, Armentia escribió

Es decir, me parece irrelevante un error como afirmar que no se daba
un
nombre cuando realmente si se daba en un articulo, cuando la miga de
o
que se esta tratando es mucho mas importante (como era el caso del
presunto ovni dado por bueno por una revista). Comprendo, sin
embargo,
que la precision es fundamental en las guerras, sean o no cruentas, y
comprendo los argumentos de Carreira cuando pide un uso del lenguaje
correcto, porque es algo necesario para un debate.

*********

¡Gracias por el cable!

Una de las características del discurso autoritario es la negación de
toda posibilidad de error en el discurso partidario y de toda
posibilidad de acierto en el discurso disidente.

Al polemista autoritario no le interesa alcanzar nuevos conocimientos
(él ya está en el monopolio posesivo de *toda la verdad*) sino
destruir (a poder ser físicamente) al disidente.

Desde esta perspectiva, es imposible tener una discusión convencional
con un autoritario pues confunde cualquier duda de su contertulio con
una agresión personal y responde con el insulto y la amenaza.

La siguiente conversación tuvo lugar hace años en mi presencia. 
Los contertulios no se conocían personalmente con anterioridad. A es
un hispanista norteamericano anciano y muy afable. B es un profesor
español que ronda la treintena, de una especialidad muy distinta a la
de A y cuyas ambiciones políticas superan sensiblemente las
académicas.
El profesor A había publicado recientemente un artículo en el que,
casualmente, aportaba nuevos datos acerca de un tema totalmente ajeno
al tema del artículo pero de interés muy local para la ciudad de B,
lo cual este desconocía.
Estos datos contradecían las hipótesis sobre ese tema del profesor B,
publicadas recientemente en una revista de estudios locales que,
evidentemente, el profesor A desconocía.
La conversación tuvo lugar en un pequeño corrillo de seis personas
ante la barra del bar:

Prof. A: Si me disculpan, voy a llamar a casa. Mi hijita se despertó
con algo de fiebre.

Prof. B: ¿Tiene usted una niñita?.

Prof. A: ¡Sí!, ¿qué pensaba, qué yo no podía?.

En contra de mi costumbre, ¡me ruboricé!.

Xoan M. Carreira
<xoanmc en lix.intercom.es>