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Re: Wagensbeg



Como Teresa se ha puesto a comentar el articulo de Jorge Wagensberg (a
la sazon director del Museu de la Ciencia de Barcelona, me he permitido
entrar en el Web de EL PAIS y robarles el texto. Aqui esta, para publico
escrutinio (posiblemente contravengo alguna ley de copyright, pero se
que no me mueve afan de lucro y es por una buena causa, sennor juez. Ah,
ademas pongo el disclaimer ese de que de esto soy responsable yo pero no
la institucion que me paga y represento normalmente. Hechas las excusas
pertinentes, aqui el texto, aqui unos e-amiguetes):

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here--------------------------------------------------------
CIRCUITO CIENTÍFICO 

¿Qué es la ciencia? 
JORGE WAGENSBERG 

El conocimiento es una representación (necesariamente finita) de un
pedazo de la
realidad (presuntamente infinita). La ciencia es conocimiento elaborado
con el
método científico. Y método científico es cualquier método que respete
tres
principios: el de objetividad, el de inteligibilidad y el dialéctico.

Se es objetivo cuando, ante varias formas de observar un objeto, se opta
por
aquella que menos afecta a la observación. Se es inteligible cuando la
representación es, en algún sentido, más compacta que lo representado. Y
se es
dialéctico cuando el conocimiento se arriesga a ser derribado por la
experiencia.

El conocimiento es científico cuando tiene voluntad de serlo, es decir,
cuando
logra la máxima objetividad, inteligibilidad y dialéctica... por exiguos
que sean tales
máximos. Según esto, tan científico puede ser un mecánico de carambolas
de
billar como un mecánico cuántico. Según esto, un psicólogo no tiene por
qué ser
menos científico que un físico... (otra cosa es que se renuncie
explícitamente).

De la misma manera, nada hay en contra de que la política, una forma de
conocimiento dedicada a organizar la convivencia, se construya con
método
científico... (otra cosa es que se haya intentado muy poco).

La aplicación del método es la parte más previsible y, por tanto, más
planificable
del oficio. Se pueden programar consultas a la naturaleza (experimentos)
para
descubrir paradojas turbadoras, para medir cómo la realidad se digna a
encajar
en una inteligibilidad o para ensayar diferentes vías de objetividad.
Ceder en el
método, en honor de cualquier otro beneficio más o menos confesable, es
un
indicio de flojera científica.

Pero resulta que el método se aplica siempre a una idea. Y no hay un
método
para cazar ideas. O, lo que es lo mismo, todo vale con las ideas: la
analogía, el
plagio, la inspiración, el secuestro, el contraste, la contradicción, la
especulación,
el sueño, el absurdo... Un plan para la adquisición de ideas sólo es
bueno si nos
tienta continuamente a abandonarlo, si nos invita a desviarnos de él, a
olfatear a
derecha e izquierda, a alejarnos, a girar en redondo, a divagar, a
divagar, a
dejarnos llevar por la contingencia... El célebre rigor científico no se
refiere a la
obtención de ideas, sino al tratamiento de éstas. Aferrarse con rigor a
un plan de
búsqueda de ideas es una anestesia para la intuición.

(La carretera cruza el paisaje de horizonte a horizonte. En el centro
del infinito un
hombre mira cómo se acerca un automóvil. El conductor, deslumbrado por
el sol
de Poniente, se pregunta por la estampa que se acerca sin moverse.
Cuando por
fin coinciden, la figura hace un leve gesto hacia el oeste. El viajero
se conmueve,
pero continúa su camino y susurra dos o tres veces «yo nunca me detengo
para
recoger desconocidos». La figura, ahora nítida en el espejo retrovisor,
se encoge
rápidamente hasta esfumarse entre las piedras del desierto del
Antiatlas. Y
entonces el conductor gira en redondo y se lanza a toda velocidad en
sentido
contrario. La silueta resurge entonces de la nada y se dilata con su
larga sombra.
Ya se distingue la capucha puntiaguda bajo la que alguien intenta mirar
a contraluz.
De repente, la figura cruza la carretera con cuatro pasos muy decididos
y, justo
cuando el automóvil llega a su altura, lo vuelve a hacer. Vuelve a hacer
el mismo
gesto breve, ¡pero ahora hacia el este! El viajero detiene el coche y
tarda una
centésima de segundo en comprender). 

Jorge Wagensberg es director del Museo de la Ciencia de la Fundació La
Caixa (Barcelona). 
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Conste que a mi me gusta mas, con el mismo titulo, el librillo de
Gustavo Bueno...

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