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XMC en el convento (folletón)



Amigo Velilla y convecinos todos:

Pues resulta que yo también estuve investigando recientemente en el
Archivo Diocesano de Santander, anejo al convento de la Orden Segunda
de San Francisco (vulgo, clarisas) pero mi experiencia fue mucho
menos aguerrida y emocionante que la del Sr. Jiménez y, desde luego,
participaron muchas menos personas en los acontecimientos.
Bajo mi firma puede leerse la narración del Sr. Jiménez sobre su
propio caso.

En realidad, ni siquiera fui a investigar nada para mis trabajos. 
Se trató de un pequeño favor a una colega de allende los mares quien,
conocedora de que lo que me pedía era cosa simple, me encomendó la
consulta de un registro de defunción de un músico en un pueblo de
Cantabria en la primera mitad del s. XVIII aprovechando un viaje mío
a Bilbao.

Como soy un profesional conozco perfectamente la normativa canónica
que ordena que los libros históricos parroquiales se concentren en
los archivos diocesanos, por ese motivo ni se me pasó por las mientes
viajar a la localidad montañesa donde presuntamente había fallecido
el músico, sino intentarlo en primera instancia en el Archivo
Diocesano de Santander.

El día de autos partí de Bilbao alrededor de las nueve de la mañana,
tomé la autopista Bilbao-Santander-Torrelavega y llegué a  la hermosa
localidad de Santillana del Mar alrededor de las once (perdón por la
imprecisión pero no conservo el diario de a bordo de aquel viaje);
entré en una cafetería, pedí un café, hojeé la prensa del día y,
mientras mi acompañante daba un paseo por la localidad, me encaminé
hacia el Archivo Diocesano de Santander que abría de par en par sus
puertas al visitante.

Entré en las dependencias donde fui prestamente recibido por la
archivera diocesana, sor Emilia Sierra - ante quien me identifiqué
mediante mi carnet de investigador emitido por el Archivo Histórico
del Reino de Galicia-. Amablemente, sor Emilia me señaló mi mesa de
trabajo y me entregó un ejemplar de los instrumentos de descripción
del archivo; en este momento habían transcurrido tres minutos desde
mi llegada al Archivo Diocesano.

Tras dos minutos de consulta en los instrumentos de descripción había
localizado entre los libros de la parroquia de referencia, el volumen
que deseaba consultar y anotado en mi libreta los números de los dos
volúmenes alternativos.

Aún no habían transcurrido cinco minutos desde mi pedido cuando ya
tenía sobre la mesa el grueso volumen de registros de defunción. 
Puesto que el margen cronológico en el que me movía era amplio, la
búsqueda se prolongó bastante: casi media hora.
El párroco que registró el fallecimiento debía ser anciano pues su
letra era temblona e irregular, por lo cual la copia de las doce
líneas del registro mortuorio me ocupó sus buenos cinco minutos.
Recogí mis papeles, recuperé mi maletín (que, lógicamente, tuve que
dejar al cuidado del personal del archivo) y cumplimenté a la
archivera quien me explicó encantada algunos detalles técnicos de su
archivo y me mostró un par de piezas de especial interés; habían
transcurrido unos doce minutos más.

Salí del Archivo Diocesano casi una hora después de haber entrado, un
tanto fastidiado del tiempo excesivo que me había llevado una
consulta que había juzgado menos laboriosa; salí al encuentro de mi
acompañante y continué mi viaje.
Aquella noche envié por e-mail el resultado de mi investigación a mi
colega, la cual me informó de que mi descubrimiento era muy
importante pues retrasaba en varios años la fecha de fallecimiento
del músico y otorgaba visos de credibilidad a su autoría de unas
obras significativas.
Meses después se publicó el artículo de mi colega en el que la
noticia del descubrimiento ocupaba exactamente línea y media (más la
media línea de referencia archivística en las notas al pié de texto)
y su interpretación aproximadamente unas diez líneas dispersas por el
cuerpo del texto.

En esta ocasión, las fuentes han sido las mismas en el caso de un
magufo y de un científico, pero no los métodos ni, evidentemente, el
medio de difusión del resultado de la investigación.

Xoan M. Carreira
<xoanmc en lix.intercom.es>




*********
De: Iker Jimenez <ije00001 en teleline.es>
Asunto: RE: Iker y las actas vitales
Fecha: domingo 27 de abril de 1997 23:05


Enteradillo Carreira:

Como veo que sabes mucho del tema solo puedo decirte que consultes al
Párroco de Lierganes los pasos previos que había que realizar para
acceder
a dicho libro de finados.
   En primer lugar había que dirigirse a Santander para solicitar
copia con
permiso del obispado. Los libros de liérganes habían sido trasladados
al
CONVENTO hacía muchos años. En el propio ARCHIVO DIOCESANO, primer
lugar al
que acudí al llegar a Santillana tras las indicaciones del párroco de
Liérganes, me dijeron que eso era competencia exclusiva del CONVENTO
DE
CLARISAS, puesto que esos documentos debían ser consultados por la
monja de
clausura Emilia Sierra.
  Yo no pisé el archivo diocesano. El libro, las actas...fotografíe
todo en
esa salita entre rejas que tanto te gusta. Y llegue cuando el Archivo
ya
cerraba sus dependencias. La propia Sor Emilia tuvo que interrumpir
la
reunión con los misioneros para ponerse manos a la obra y intentar
buscar
en los libros de Bautismos y defunciones.

  Allí no hubo petición en archivo público alguno...amigo. Allí
estaba yo
cuando ya caía la noche buscando con misioneros y monjas unas actas
manuscritas de las que yo mismo tuve que dar referencia para su
busqueda en
base a unos documentos del historiador santanderino Herrau
Valdivieso.
  LAs fotografías directas a un manuscrito del SXVII, amiguete
CArreira, no
se pueden hacer. Yo las tengo. Las actas, la monja con el libro, el
libro
tras la reja.

Eso fue un favor de Sor Emilia Sierra y los misioneros. Tranquilo,...
que
ya me enteré yo bien de como se podían acceder a las supuestas actas
de
modo "formal y oficíal" Podría haber tardado DOS MESES en tener el
primer
permiso del obispado.

  Además, por fortuna para mi, solo los que allí estabamos presentes
sabemos lo que y como ocurrió. Que te cuenten lo que tuve que
suplicar para
que la archivera se pusiera manos a la obra. Toda una simple petición
de
las que tú haras en las bibliotecas del barrio. Seguro.

Una pregunta Carreira,  si muchos investigadores se habían interesado
por
las actas, si muchos las mencionan diciendo que DEBERÍAN RESIDIR en
la
saqueada parroquia de San Pedro Ad Víncula de Liérganes, si otros
decididamente las niegan, si otros comprobaron que ya no estaban en
el
lugar, si otros insinuaron que estaban bajo custodia en Burgos.....
En
definitiva,si  tantas veces en los cientos de escritos sobre
Liérganes se
habla entre brumas de las actas ¿ por qué nadie hizo UNA SIMPLE
PETICIÖN A
UN ARCHIVO PUBLICO? ¿ POR QUE TODOS FUERON TAN MEMOS DE NO HABER
HALLADO
JAMAS DE LOS JAMASES NI RASTRO DE LAS ACTAS:::?

No todos los interesados (desde Feijoó a Marañon)eran tan listos como
Carreira. Si desde 1740 hubiesen sabido que con una simple petición a
un
archivo público les hubiesen dado las actas en mano no hubieran
divagado
tanto. Si esos datos son tan fáciles de conseguir me reafirmo más aún
en mi
teoría de que muchos eruditos que PONTIFICAN Y NO MUEVEN EL CULO no
hacen
sino mentir. Mentir porque siempre hablan DE LO QUE LES DICEN; DE LO
QUE
DESCUBREN LOS DEMAS. Ellos jamás hacen nada. Solo crit9EDcan y
teorizmn. Pero
nunca lescubrej nada. Fi un m=MDsero papel. Pov eso es,irritan|e ( si
los
documentos eran tan fáci`es de lcgrar) que se sicuiera hmblando le
que FCo
Vega no exiwtia. El mismo d5EDa que descubr1ED los tapeles }n escéptico
recicladc de CDU(me soltmba eso he que " se demo{tró qqe el tito no
e|istió* en una cafeter9EDa de _antander. Eso e{ lo que me da A_CO. El
inmovilismo comxlaciente de muchos. La tasividad de miezda que des
corroe
las,entrañas. Eso eruditcs que siempre dmscuten,$criticab, hablan,
opinan...sobze lo qum otros descubren. Decir que era muy facel es la
excusa
eterna. Pero edlos no ho hacen jamás& Ellos no se muaven. A |esar de
que
ubo de esgs descubrimientos ajenos haga cembiar le historea de ruebo.
Soho
entofces, cumndo se enteren, y si odaan a queen obtiene las truebas,
gritaran a los(cuatro ~ientos lo facil que era$descubrar. A mi$me dan
asco
y$ganas da vomita~ las palabras dm esos.."

Por,desgracea no ha} abundabcia de aentes tan preclmras como
Carreara. un
avinagrado perscnaje qua se jacta de deaostrar do facil$que es
acceder a un
dgcumento . Lo triste es que yo dcy, en e{te REPOZTAJE EN CONCRETO, 
uf
dato aás a `a leyenda-histovia del Dombre pez. Una `istoria$universml
NADA
PARANNORMAL a `a que a`ora se mportan `atos nuavos. Y uo no pontifico
diciendc lo que$REALMEN\E ocurreo, simp`emente aporto ubos nuevks
docuientos jmmás pqblicados que cobtradicen algunaw teor=E en as iluspres.
Lc
increeble es }ue esto$molesta a Carreara. Y nk molestm que se,saquen
unos
n}evos daxos y que el AUTKR en nibgún momento valide la,existencia de
}n
trit9F3n humano, lo que molesta es que IKER JIMENEZ haya obtenido esos
documetos (tan fáciles de conseguir) para dar más luz a la historia.
LO QUE
IMPORTA ES QUIEN Y NO QUE SE HA CONSEGUIDO.

  Me cansas Carreira. Pero no me cansa el tema de Liérganes,y tantos
otros.
Me cansa la mezquindad que destilas. El resentimiento del que haces
gala.

POr cierto, yo no he mentido en nada. Así logre las actas y así lo
dejé por
escrito. Y de verás que me gustaría mucho no cruzar habitualmente
mensajes
con un tipo como tú (pero haz lo que quieras ¿eh?). Para mí, eres un
tipo
ruín, negativo. Y no te conozco personalmente, lo sé, pero....una
persona
que centra todos sus esfuerzos en intentar dejar (por todos los
medios) de
mentirosa a otra , que intenta avasallarle porque sí, me da mala
espina.
Eso va más alla del escepticismo y de la credulidad.

  Me lo demostraste con lo de Carballal. El puro interes por intentar
hacer
daño, por sacar a relucir lo peor de uno....sin un interes objetivo
en el
incidente por el que se está discutiendo. Unas motivaciones, las
tuyas,
verdaderamente asquerosas.

  Gente como tu , con tu actitud , no me da pena. Me da arcadas.

Atentamente
IKER JIMENEZ


















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De: Xoan M. Carreira <xoanmc en lix.intercom.es>
A: Escepticos. <escepticos en correo.dis.ulpgc.es>
Asunto: RE: Iker y las actas vitales
Fecha: domingo 27 de abril de 1997 21:02


 El archivo diocesano se encunetra en el mismo edifició que el
convento de
Clarisas de Santillanad del Mar. Cualquier acta reproducida en las
dependencias debe ser compulsada por Sor Emilia Sierra ( que hace la
función de Archivera) y que es interna de dicho convento.
******

Efectivamente. El Archivo Diocesano de Santander se encuentra en
Santillana del Mar, en unas dependencias anejas al convento de la
Orden Segunda de San Francisco (vulgo, clarisas). 
No se encuentra en el convento de clausura puesto que es un servicio
público.
El Archivo Diocesano de Santander está abierto al público según un
reglamento muy similar a cualquier otro archivo. 
Sor Emilia Sierra es una licenciada en archivística y biblioteconomía
que tiene una dispensa de clausura para atender al archivo diocesano.

Sin embargo el Sr. Jiménez narra en su artículo sobre el Hombre-pez
una extrañísima historia de como consiguió acceder a la clausura tras
enternecer a Sor Emilia Sierra. 
Incluso publica una foto de una reja indicando que tras ella estaba
el documento buscado.

¿Por qué el Sr. Jiménez intenta convertir en un acto heroico una
simple consulta en un archivo público?.

¿Por qué miente sobre las circunstancias de su acceso a un servicio
público?

Xoan M. Carreira
<xoanmc en lix.intercom.es>
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