En (raras) ocasiones, entre los testigos del paso
de un bólido hay algunos que mencionan haber oído algún
tipo de sonido PRACTICAMENTE SIMULTANEO con la observación visual.
Así ocurrió, por ejemplo, con el espectacular bólido
observado en Canarias el 7 de mayo de 1995. Dada la distancia del observador al
fenómeno y el hecho de que el sonido se propaga mucho más
lentamente que la luz, dichos testimonios resultan totalmente anómalos
(basta recordar el desfase entre el rayo y el trueno). El problema se ha venido
abordando de dos maneras contrapuestas:
A) Para
algunos, dichos testimonios son totalmente anecdóticos. Así, a
veces se trataría de coincidencias fortuitas entre el paso de un meteoro
y algún sonido del ambiente sin relación. Y en otras ocasiones,
podría tratarse de algún efecto psicológico que llevara al
testigo a percibir y/o recordar un sonido donde no lo había.
B) Para
otros, dichos testimonios serían mayoritariamente fidedignos. Se
trataría de algún fenómeno auditivo inducido por la
radiación electromagnética del meteoro. No serían ondas
sonoras las que llegarían al observador sino ondas
electromagnéticas, lo que explicaría la casi simultaneidad de la
observación y el presunto sonido. Se producirían perturbaciones
fisiológicas susceptibles de traducirse en sensaciones acústicas
(un efecto del que hay incluso alguna evidencia de
laboratorio).
¿Alguien podría informarme sobre el estado actual de la
cuestión? ¿Hay perspectivas de que quede zanjada a corto
plazo?
Saludos,
Manuel Borraz
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El que hace muchas preguntas puede parecer idiota.
El que no hace nunca ninguna lo seguirá siendo toda su
vida.
(¿proverbio chino?)
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