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[escepticos] Sukalki de casi todo



[Xan]
> Para mi el problema esta en la ¿crueldad? innecesaria.
> PD: Conste que soy absolutamente carnivoro....

[Mercader]
Terminado felizmente -y con palmadas en la espalda- el episodio de los
gatos inmolados, sigue abierto el campo de reflexión.
Parece claro que la división ética entre animales comestibles o no, en
función de su proximidad al entorno doméstico no tiene más origen que la
arbitrariedad cultural. Es cierto que, en casi todo el sureste asiático,
se venden perros en los mercados para ser comidos. Los monos tampoco son
despreciados en algunos países, a pesar del tabú que pudiera producir el
preocupante parecido físico con algún vecino de escalera.
Pero el problema de la crueldad tiene un análisis más complicado.
Si bajamos la mirada a nuestros pies, encontramos difícil percibir
alguna imagen bucólica o franciscana de las relaciones entre seres
vivos. Por doquier presenciamos  -si les aplicamos la visión
antropomorfa- emboscadas, ataques alevosos, esclavitud y tortura.
No debe de ser una muerte agradable la del antílope sujeto por las
orejas por cuatro o cinco licaones mientras sus compañeros le van
destripando, en vivo, centímetro a centímetro.  Sin embargo, resulta
esclarecedor ver el gesto de los agresores, moviendo el rabo alegremente
con el mismo entusiasmo de nuestros perros domésticos, porque no aplican
crueldad consciente en su destrozo. Seguramente, la Selección eliminó de
sus cerebros la compasión, sencillamente, porque ésta les hubiese
impedido alimentarse.
Es evidente que todo ser vive en función de que otro muera y los
argumentos de los vegetarianos -mientras degüellan una lechuga para
merendársela- no me sirven porque entraríamos en una estéril discusión
para determinar el límite entre seres vivos conscientes o inconscientes
(¿le duele mucho a un percebe, cuando le arrancamos de su piedra?).
Desarrollamos curiosos mecanismos para encontrar inconveniente el aborto
entre humanos y, simultáneamente, ignorar el aborto gallináceo del que
somos cómplices mientras mojamos pan en un huevo frito. Muchas de mis
respetables vecinas se desmayarían en el matadero al percibir los
lamentos casi humanos de los cerdos pero no le hacen ascos a una loncha
de buen jamón. Sin embargo, ellas y yo ponemos el grito en el cielo
cuando presenciamos el maltrato a un animal fuera del matadero. Conozco
a alguien que contribuye generosamente a una sociedad protectora de
animales pero que evita cuidadosamente cualquier encuentro con los
limpiadores de parabrisas en los semáforos. ¿Qué mecanismo está
desajustado ahí?
Quizás el instinto altruísta que facilitaba la cooperación social en la
horda primigenia de cincuenta o sesenta individuos, tiene ahora difícil
expresión en las colmenas urbanas y emerge en esos comportamientos
patológicos que hacen posible los lujosos cementerios  norteamericanos
para perros mientras se cierra el paso a la inmigración de 'espaldas
mojadas'.
Pues eso.
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No es cierto que sea racista: Acepto dinero negro
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