[escepticos] ¿Que culpa tiene el tomate.....?

[Josep Català Medina <tecpress@...>]

Ernesto et al. ( y aqui el "al" resulta ser Peter):
Voy a comprarme el libro de Riechmann, puesto que decís que no es un
ecólatra, lo que a estas alturas ya es bastante.
Hay un punto de vuestra conversación que a mi también me ha hecho
gracia: si el tomate se mantiene duro mucho tiempo, se gastará más
combustible en el transporte; ergo, más contaminación y menos recursos
naturales quedarán. Realmente, hace gracia. (Inciso: ese tomate, que no
se vende en España, se llama comercialmente FlavrSavr. En su etiqueta de
comercialización se puede leer: "Primero construimos una copia contraria
-técnica anti-sentido, añado yo- a la del gen que causa el
reblandecimiento de los tomates. Después pusimos esta copia en el
tomate, para que retardara su reblandecimiento. Bastante fácil").
A lo que íbamos: aceptemos que se va a gastar más combustible, que será
cierto si sigue la ilógica costumbre de sembrar en una parte y vender en
el quinto pino, no si hubiera plantaciones  a distancias prudentes de
los puntos de consumo..... Da igual: se va a gastar más combustible.
Pero si no hay tomates "endurecidos" los habrá de los otros ¿no? ¿Y
estos como se conservan desde la recolecta hasta la venta? Pues en
frigoríficos y puede que hasta en atmósferas controladas. Y todo esto
quiere decir, entre otras cosas, consumo eléctrico que, mira por donde,
o proviene de las nucleares o de las hidroeléctricas o de las térmicas.
En definitiva: Riechmann seguro que no es un analfabeto y que sabe
muchas matemáticas, lógica (lo dudo), filosofia, etcétera. Pero de
"transgenia" parece que mas bien poco: estoy hablando de todo el
trayecto desde el "parto" de la semilla transgénica en el laboratorio
hasta que el alimento llega a la mesa. La madre del cordero, aquí como
en muchas opciones que se reputan como "ecologistas", o más grave aún,
"ecológicas", es el análisis del ciclo global. Hacer un análisis sólo de
una parte del mismo no es mas que una falacia. Pienso, vamos.

Saludos.

Josep Català