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[escepticos] cambios en el FAQ
Esta es una versión beta del diálogo sobre astrología. Ocupa 50 K
y arreglarlo me ha llevado más tiempo del que pensaba. Volveré a
repasarlo y, posiblemente, meter algo más. Os lo mando por si se os
ocurren más cosas que decir. Un abrazo,
Santiago Arteaga, editor del FAQ de la lista escepticos
arteaga en cs.umd.edu
http://www.cs.umd.edu/~arteaga/escept/FAQ.html
Una tarde, a la hora de la siesta, Velocillo y Minucio se sentaron a
tomar el agradable y espiritoso licor que habitualmente tomaban tras
sus agradables -y por qué no decirlo- abundantes comidas.
Tras un breve paladeo sin mediar palabra, Velocillo, como era su
costumbre, lanzó una rápida e incisiva pregunta a Minucio:
VELOCILLO: ¿Por qué los científicos niegan la astrología?
En ese instante Minucio despertó de esas ensoñaciones que provocan
las buenas comidas, los lugares cálidos y los suaves vapores
alcohólicos, y adoptó su disposición docente que era más propia ante
tales cuestiones:
MINUCIO: Bueno, existen básicamente tres razones.
La primera es que no existe ninguna forma en la que los
cuerpos lejanos puedan influir sobre nuestro comportamiento, y aún
menos determinar nuestro futuro. Me imagino que volveremos a hablar
de este aspecto, así que no me extenderé de momento.
La segunda es que los datos astronómicos que utilizan los
astrólogos son incorrectos. Esto no es demasiado importante, porque
no podrían acertar ni teniendo los datos correctos, pero déjame que
te cuente un ejemplo particularmente escandaloso. Cuando un
astrólogo dice que Júpiter entra en la casa de Piscis, en realidad
lo está haciendo en la de Acuario. Entrar en una casa zodiacal
significa que visto desde la Tierra el planeta se ve en la zona de
la eclíptica que corresponde a esa constelación. Pero es que cuando
se abolió el calendario Juliano y empezó la vigencia del Gregoriano,
eliminándose once días del calendario, los astrólogos siguieron
usando los mismos datos; a ver cómo le iban a decir a un piscis de
toda la vida que a causa del cambio de calendario ahora era acuario.
El error nunca se ha corregido, pero esto no parece importar para
nada.
***** COMENTARIO DEL EDITOR: Estamos todos seguros de esto?...
La tercera es que, simplemente, no funciona. Con un sencillo
experimento es muy fácil comprobar que la astrología no acierta ni
predice las características de las personas según su signo. Debe
repartirse a un grupo de personas de varios signos una descripción
de la personalidad proporcionada por un astrólogo para, por ejemplo,
el signo aries. Todo el mundo recibe el mismo texto, que no debe
tener referencias al signo para el cual ha sido preparado. El
experimento debe ser de tipo doble ciego, es decir, ni el repartidor
del texto ni los participantes conocen la trampa. Tras leer el texto
que se le ha dado, se le pide a cada persona que evalúe la capacidad
de acierto del astrólogo. El resultado es sorprendente: más del 90%
de las personas aseguran que el texto ha acertado con su
personalidad, y los aries no notan más aciertos que el resto. Se
concluye que en realidad el signo zodiacal no importa para que el
astrólogo acierte o no. A esto contribuye el caracter general y
anodino de las predicciones astrológicas y, por otro lado, los
mecanismos psicológicos de la persona que consulta, la cual tiende a
exagerar el acierto y a minimizar el error, sin que para esto se
necesite una firme creencia en la astrología.
VELOCILLO: ¿Dices que no hay forma conocida por la que los planetas
pudieran influir en nosotros? ¿Y la gravitación? ¿Y los campos
electromagnéticos? La luna provoca las mareas, y el cuerpo humano
contiene un 70% de agua, lo mismo que el planeta tierra...
MINUCIO: Vayamos por partes. Hay sólo cuatro fuerzas en el universo,
que son la fuerza fuerte, la fuerza débil, la fuerza
electromagnética, y la fuerza gravitatoria. Las dos primeras sólo
son importantes a distancias comparables al tamaño de un núcleo
atómico, y decrecen muy rápidamente, con lo que pueden ser
despreciadas directamente. En cuanto a la fuerza electromagnética,
veamos por separado los tres tipos de campos, el eléctrico, el
magnético, y el electromagnético o lumínico. Los campos eléctricos
existen cuando un cuerpo tiene una carga neta, es decir, cuando
tiene más protones que electrones o viceversa. Para cuerpos tan
grandes como los planetas o las estrellas, se puede decir que son
neutros o con una carga próxima a cero. El campo magnético sólo
puede ser creado por cargas en movimiento, y es aún más pequeño que
el eléctrico. Además, si hay muchas cargas en movimiento, éstas
deberían de coincidir en su movimiento para no anularse unas a
otras, es decir, en los planetas o estrellas debería haber una
corriente eléctrica neta considerable para que nos afectase. Como
éste no es el caso, también debe despreciarse. En cuanto a la
influencia luminosa está clara cuál es, solo hay que ver el tamaño y
la luminosidad de las estrellas y planetas.
Queda la más importante de todas las fuerzas para lo que
estamos tratando. Esta fuerza es la gravedad. Evidentemente, la Luna
y el Sol están lo suficientemente cerca como para ejercer una cierta
influencia gravitatoria. Un claro ejemplo son las mareas. Sin
embargo, las mareas son sólo un efecto minúsculo sobre un cuerpo
líquido gigantesco. La altura media de una marea es de una magnitud
despreciable en comparación con el tamaño del objeto que esta siendo
atraído, los océanos. Si se realiza el mismo cálculo sobre un cuerpo
humano se puede ver que la influencia es muchísimo menor que la
influencia gravitatoria de la silla en la que estas sentado, pues
ésta, aún siendo muchísimo menor que la Luna, está muchisimo más
cerca.
Por tanto, para predecir tu futuro, no habría que considerar
sólo la posición de los planetas, sino también, y mucho antes, la de
tu silla. Como los astrólogos no tienen en cuenta tu silla a la hora
de hacer sus cartas astrales, está claro que hagan lo que hagan no
tiene nada que ver ni directa ni indirectamente con la fuerza de la
gravedad de los planetas sobre ti.
VELOCILLO: De acuerdo, las cuatro fuerzas conocidas por la física
actual no proporcionan explicación a la influencia astrológica. Pero
déjame que haga un par de observaciones. Pero ¿cómo podemos estar
seguros de que no hay más fuerzas aún no descubiertas? Las fuerzas
nucleares, por ejemplo, eran desconocidas hasta hace muy poco. ¿No
puede descubrirse en el futuro otro tipo de interacción que explique
la influencia astrológica? ¡Negando toda posibilidad no es como
avanza la ciencia!
MINUCIO: Sí, podría descubrirse otro tipo de interacción. Pero de
momento eso es sólo fantasía gratuita, y tampoco es así como avanza
la Ciencia -y dicho sea de paso, la astrología no ha avanzado mucho
durante los últimos milenios.
Por otra parte, me gustaría que me explicaras cómo puede
hacer predicciones la astrología si no conoce esa hipotética fuerza.
¿En qué se basan? Si no se sabe tan siquiera si existe esa fuerza,
¿me sabrías decir por qué se cree que la posición de Saturno en un
cierto lugar tiene que afectarme de una forma y no de otra?
VELOCILLO: Pues...
MINUCIO: Te lo explicaré yo. Para el hombre primitivo, los planetas
eran cosas completamente diferentes a todo lo demás. No envejecían,
no cambiaban, no caían al suelo, se movían sin ser animales ni hacer
ruido, estaban lejísimos y por lo tanto se tenían que mover a
velocidades de vértigo, etc. De ahí la idea de confundirlos con
dioses. Dado que eran dioses, o manifestaciones de divinidades, era
obvio que influían en la vida de los humanos, y por lo tanto era
razonable pensar que estudiándoles se pudiese predecir el futuro de
las personas. Lo que pasa es que lo único que se podía estudiar de
los planetas era su posición, que resultó ser un problema realmente
difícil y relativamente impredecible, igual que la vida de las
personas. De ahí surgió la tradición de que la posición de los
planetas podía usarse para predecir el futuro.
Hoy en día sabemos que los planetas no son dioses y podemos
predecir sus posiciones, pero sin embargo la tradición ha sobrevivido
por la simple vagancia de los astrólogos, que no se han parado a
recapacitar por qué creen lo que creen.
VELOCILLO: Espera, espera. Los orígenes de una ciencia no tienen
nada que ver con su validez.
MINUCIO: Cierto, ahí está el caso de la alquimia y la química.
VELOCILLO: Me alegro de que estemos de acuerdo. Volvamos pues al
tema original. A lo mejor tienes razón y no existe una quinta
fuerza, y la posición de Saturno no me afecta para nada. Pero eso no
impide que haya alguna relación, más o menos indirecta. Deja que me
explique.
Incluso aunque Saturno no me influya a mí directamente, su
posición es una manifestación de las mismas fuerzas que rigen todo el
universo, desde el resultado de un dado hasta mi destino. Es decir,
aunque Saturno no sea la causa de mi destino, lo que puede ocurrir
es que su posición y mi destino sean efectos de las mismas causas,
tanto si éstas son las cuatro fuerzas conocidas como si no.
Entonces, observando la posición de Saturno, sería posible
deducir algo sobre esas fuerzas, y por lo tanto averiguar algo sobre
mi destino.
MINUCIO: Más fácil me lo pones, porque es que en realidad conocemos
cuáles son las fuerzas que determinan la posición de Saturno.
Recuerda que hemos mandado naves a estos planetas, haciendo
viajes de de miles de millones de kilómetros que han durado
decenios. La única fuerza que se considera en los cálculos
necesarios es la de la gravitación, y estas naves han llegado a sus
objetivos con errores de unos pocos kilómetros y segundos. Estos
errores son tan pequeños que no se pueden medir observando el
planeta con un telescopio.
Entonces yo ahora te pregunto: si usando tan solo la fuerza
de gravitación se puede calcular la posición de un planeta con una
precisión mayor que la que proporciona directamente un telescopio,
entonces ¿cómo se puede deducir a partir de la posición del planeta
algo sobre esas otras fuerzas que supuestamente rigen mi vida?
Date cuenta del poder de este argumento; da igual que sean
las cuatro fuerzas conocidas o no, de hecho da igual que la posición
de Saturno sea la causa o no de un proceso que involucre fuerzas o
no. Si conocemos su posición de antemano -con ciertos errores-,
entonces el constatar que efectivamente ocupa esa posición no nos
proporciona ninguna información.
Velocillo se quedó pensando un largo rato; finalmente dijo:
VELOCILLO: Tiene bastante sentido lo que dices. Si hay una relación
entre Saturno y mi vida, pero la posición de Saturno no depende de
nada, entonces... y claro, da igual que esa relación esté causada
por fuerzas conocidas o no, la observación de Saturno no me dirá
nada sobre esa fuerza.
Minucio asintió complacido, pero no cantó victoria. Los dos sabían
que no había eliminado la posibilidad de una armonía oculta entre
las personas y los planetas. Pero Velocillo había visto que no
bastaba apelar al desconocimiento para argumentar que todo era
posible. El resto caería con un poco de tiempo, pensó Minucio. Antes
de darse cuenta se habían quedado dormidos los dos.
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Los dos amigos se levantaron de la siesta con energías renovadas, y
se fueron a dar un paseo mientras hablaban de sus cosas. Al cabo de
un rato volvió el tema.
VELOCILLO: No lo sé. No tengo ni idea de por qué la astrología
funciona, y los científicos tampoco la tenéis. Está claro que las
cuatro fuerzas conocidas no bastan para explicarlo, y precisamente
por eso los científicos rechazáis que la astrología sea posible.
Todo lo que no encaja con vuestro esquema del universo ha de ser
falso. Sin embargo, si la astrología es capaz de hacer predicciones
correctas, ¿cómo puedes negar entonces la influencia astrológica?
Si en base a la posición de los planetas en el momento del
nacimiento es posible predecir rasgos de la personalidad de los
individuos, es porque realmente existe esa influencia, aunque no
sepamos explicarla.
MINUCIO: Ah, pero es que estás dando por supuesto que esas
predicciones son correctas. Estarás de acuerdo conmigo en que es
necesario hacer un experimento para determinar la validez de esa
afirmación porque, como ya te comenté antes, todo el mundo tiende a
aceptar como descripción válida de sí mismo cualquier cosa que sea
vagamente halagüeña.
Veamos si te vale el siguiente esquema. Tomemos un grupo
variado de unas 100 personas. Un astrólogo les hace la carta astral
a todos. Yo por mi parte me invento una carta astral falsa. A cada
persona se le entregan ambas cartas, la que ha hecho el astrólogo
para ella y la que he hecho yo para todos. Luego se le pide que
seleccione la carta que se ajuste más a su personalidad. El sujeto
que entrega las cartas astrales y que anotára la elección de todos
los participantes no sabrá cuál es la carta verdadera y cuál es la
falsa. Sólo tú y yo lo sabremos. Si el resultado es que
aproximadamente la mitad de las personas eligen la carta verdadera,
estarás de acuerdo conmigo en que las predicciones del astrólogo son
tan buenas como las mías; recíprocamente, si sensiblemente más de la
mitad de las personas escogen la carta astral hecha por el
astrólogo, entonces yo admitiré contigo que la astrología es capaz
de realizar predicciones.
Velocillo se quedó pensativo por unos instantes, acariciándose el
mentón. De pronto frunció el ceño.
VELOCILLO: No está mal tu propuesta, pero no es del todo justa ya
que tú podrías hacer trampa al crear la carta astral falsa. Podrías
escribir en esa carta astral algo muy genérico o muy agradable para
los lectores, de forma que se sintieran más inclinados a elegir tu
carta falsa frente a la carta astral verdadera.
Continuó con el ceño fruncido unos instantes más, tras los cuales
una sonrisa apareció en su rostro.
VELOCILLO: Te propongo la siguiente variante: cada sujeto recibe dos
cartas astrales, como tú proponías. Una será su carta astral
verdadera, pero la otra carta astral "falsa" será en realidad la
carta astral de otra persona, elaborada igualmente por un astrólogo
desconocedor del uso que se va a dar a su predicción. ¿No te parece
mejor así?
Sin pensárselo dos veces y emulando la rapidez de respuesta de su
amigo Velocillo:
MINUCIO: Me parece perfecto, es una muy buena corrección....
VELOCILLO: Conociéndote como creo que te conozco, y viendo esa
sonrisa tuya, me temo que ya sabes perfectamente que ese experimento
ha sido realizado antes y te lo guardabas para un golpe de efecto.
Te ruego que no me tengas más en ascuas y me digas cuáles fueron sus
resultados.
MINUCIO: El experimento se ha hecho varias veces, y no se ha
encontrado ninguna evidencia a favor de la astrología. Un reporte
fácil de encontrar es: Carlson, Shawn. (1985) "A double-blind test
of astrology", Nature, 318 (Dec. 5), 419-425.
***** NOTA DEL EDITOR: REFERENCIA EN ESPAÑOL ?
VELOCILLO: Bien, tendré que leer ese artículo. De todas formas, te
diré que tu experimento sólo sirve para juzgar a los astrólogos,
pero no a la astrología. Si el porcentaje de aciertos de tu
experimento fuese del 50%, esto indicaría que el astrólogo que ha
confeccionado las cartas no es capaz de acertar los rasgos de la
personalidad por encima del nivel del puro azar. Sin embargo tal vez
otro astrólogo daría otros resultados mejores. Como bien sabrás la
astrología no es una ciencia exacta, sino que deja un margen amplio
a la habilidad del profesional, como la medicina ¿o acaso no se
equivocan también los médicos? Tu método servirá para detectar a los
astrólogos malos, pero no invalida la astrología.
Minucio adoptó un aire cínico y respondió con una sonrisa un tanto
sarcástica:
MINUCIO: A lo mejor juzga también a la gente que tiene que
interpretar sus propias cartas astrales. Sería posible que la
astrología funcionase, solo que luego la gente no pudiese
reconocerse en las descripciones, ¿verdad? Claro que, si la gente no
supiese distinguir las predicciones correctas de las falsas,
entonces la astrología sería más bien inútil, ¿no?
VELOCILLO: Deja, estoy hablando en serio.
MINUCIO: Yo también; si las predicciones de todos los astrólogos
fallan, y si no somos capaces de encontrar a nadie que sepa
astrología, entonces ¿por qué pensamos que ésta existe?
Una posible solución sería hacer el mismo experimento, pero
usando a los considerados como mejores astrólogos del mundo, y que
cada uno se encargase de hacer una carta astral escogida al azar.
Si hubiese alguna diferencia en los resultados, podríamos pensar que
el segundo grupo de astrólogos es mejor que el primero. En cierto
sentido este experimento sí que sería definitivo, ya que si los
mejores astrólogos del mundo no consiguen acertar, ¿qué harán los
otros?
VELOCILLO: Ya... pero, para ser sincero, veo demasiados problemas
prácticos para hacer este experimento. Tengo que admitir que las
reputaciones en este mundillo no son demasiado estables.
MINUCIO: No, ni otras cosas. Respondiendo a tu crítica, es injusto
que para juzgar a la astrología haya que juzgar a los astrólogos,
pero es la naturaleza de esta "ciencia" -Minucio no podía usar esta
palabra refiriéndose a la astrología sin cambiar el tono de voz-.
Después de esto la conversación continuó por otros derroteros, entre
los cuáles figuraron las ventajas que tienen otras ciencias más
objetivas para ser comprobadas experimentalmente y, a la hora de
cenar, una breve discusión sobre gastronomía, saber al que Minucio
calificó de "pseudociencia digna de serio estudio". Durante el
condumio volvieron a la carga.
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VELOCILLO: Pero la astrología no puede estar basado en la nada,
porque los astrólogos aciertan en muchas de sus predicciones. A mí
mismo me han hecho una carta astral y han acertado del todo.
MINUCIO: ¿Podrías explicarme un poco más en que consisten esos
aciertos, por favor?
VELOCILLO: Describe perfectamente mi carácter, mis aficiones, mi
forma de ser...
MINUCIO: Y la del noventa por ciento de las personas. Si analizas
cuidadosamente tu carta astral, verás que las predicciones son tan
ambiguas que sirven para todo el mundo. Por eso funciona tan bien el
experimento del que hablábamos antes sobre la incapacidad de
reconocer tu carta astral.
VELOCILLO: Pero también había predicciones concretas, que no valen
para todo el mundo. Por ejemplo, me dijo que me iba a casar con una
mujer morena, y once años despues me casé con una chica morena.
Tambien me dijo que iba a sufrir una operación y me operaron de una
lesión en el menisco y de apendicitis. También me dijo que sufría
dolores de espalda y tenía razón.
MINUCIO: Párate a pensar un poco. La inmensa mayoría de las personas
sufren alguna operación quirúrgica tarde o temprano. Y los dolores de
espalda son habituales; probablemente notaron durante la consulta
alguna postura tuya, o tú mismo te quejaste y luego lo olvidaste.
En cuanto a lo de la chica morena... Bueno, tenía que ser morena,
rubia o pelirroja. Las posibilidades de que acertara eran
razonablemente altas. Además, ¿y qué hay de las predicciones que no
acertaron?
VELOCILLO: Bueno, es sólo que no se han cumplido todavía. Me decía
que tendré tres hijos, y tengo sólo dos, pero puedo tener otro.
MINUCIO: Pero es lo mismo. Se trata de predicciones de carácter
general, tanto que es muy fácil que se cumplan. Y si no fuera así,
siempre podría decirse que "casi" acertaron. Imagínate que tuvieses
cuatro hijos; ¿dirías que se equivocó el astrólogo?
VELOCILLO: Pues... no sé, pero me imagino el cachondeo de los amigos
diciendo que era mi esposa la que tenía cuatro.
MINUCIO: A eso voy, es muy fácil inventarse excusas para justificar
un error.
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Cuando el sol comenzaba a pintar oscuras las primeras nubes del
alba, nuestros dos amigos aún se encontraban sentados en unas
ruidosas sillas de mimbres en casa de Minucio, acodados en la mesa
mirando el fuego vivo de la chimenea. Cansado, Velocillo se aclaró
la garganta, los ojos se le llenaron de ilusión como si la diosa de
la ocurrencia hubiera besado su mente:
VELOCILLO: No entiendo, definitivamente no puedo hacerlo, porqué te
opones a que la astrología sea tomada como una ciencia -dijo
Velocillo dibujando una sonrisa burlona en su rostro. Al fin y al
cabo la astrología también usa la matemática, los astrólogos hacen
cálculos para determinar la posición de los astros...
Minucio, adivinando lo que seguía, lo interrumpió para contestarle
en orden. Era ya muy tarde y casi no le quedaban fuerzas.
MINUCIO: Pero Velocillo, el asunto no radica en el hecho de usar o
no las matemáticas para que una disciplina sea científica. Tú puedes
hacer muy buena matemática, pero si falla la conexión entre las
matemáticas y lo que quieres representar con ellas estás perdido
-dijo Minucio casi sin respirar para no ser interrumpido. Es como
los problemas de chiste; "si vas de Madrid de Teruel en un tren a
50 kph, ¿cómo se llama el conductor? Pueden usarse integrales
elípticas."
Velocillo sonrió, pero sin mostrarse convencido, así que Minucio
insistió.
MINUCIO: Tú recuerdas bien que los pitagóricos y aún Kepler hicieron
matemáticas, y de las buenas, para entender la estructura del
universo. Y a pesar de ello las ideas que querían representar con
esas matemáticas eran falsas. A los astrólogos les pasa más o menos
lo mismo con sus cálculos de trigonometría esférica.
Lentamente Minucio sirvió le sirvió las últimas gotas de caña que
quedaban en la botella. Se dió cuenta que no había quedado nada para
él, pero también notó que Velocillo, por primera vez, no lo
interrumpía, por lo que prosiguió con su argumentación:
MINUCIO: Además, para los astrólogos, las matemáticas son sólo unas
herramientas que sirven para calcular la posición de los astros,
pero nada más. Es como si me dijeras que yo soy mecánico porque
tengo en mi casa una pinza de ajuste.
VELOCILLO: ¿Tú mecánico? Ja ja ja. Si ni siquiera sabes ponerlo
combustible a tu automóvil. No sabes nada de mecánica. Además hace
falta una estructura, un taller... -terció Velocillo sin poder
contenerse.
MINUCIO: A eso iba. El taller es la estructura que les falta a los
astrólogos. Pero les falta mucho más. Física, por ejemplo. Les falta
saber que es la Tierra que gira alrededor del Sol y no al revés...
VELOCILLO: La Teoría de la Relatividad dice que todo es relativo,
-se impuso con fuerza Velocillo-. Por lo tanto que el Sol gire
alrededor de la Tierra o al revés es sólo un punto de vista. Ese no
puede ser un argumento.
MINUCIO: Te pido por favor que no introduzcamos, por ahora, un nuevo
elemento en la discusión. Sólo te diré que la teoría de la
relatividad no dice eso y que, si bien cinemáticamente (en el caso
de las trayectorias) que una se mueva alrededor del otro o al revés
es lo mismo, dinámicamente no lo es. Espero que lo aceptes.
En realidad Minucio conocía de sobra a Velocillo y sabía que su
honestidad y su inteligencia no le permitirían ningún tipo de
concesión, en efecto:
VELOCILLO: No, no lo acepto. Por lo menos hasta que lo fundamentes
un poco más. Lo que estoy dispuesto a hacer es suspender esa opinión
por unos instantes, en beneficio de nuestro diálogo. Pero si no lo
fundamentas... -El lejano canto de un gallo y los primeros reflejos
que se colaban por la ventana ahogaron el final la frase de
Velocillo, quien demostraba, una vez más, su grandeza de espíritu.
MINUCIO: Gracias, Velocillo -carraspeó sorprendido Minucio-. Te decía
que lo muy importante para nuestro entendimiento de las cosas y de
las cosas que ocurren, es nuestra estructura de conocimiento. Así
como a un mecánico le es imperiosamente necesario un taller si
quiere realizar reparaciones de alta calidad y no sólo chapuzas, a
los profesionales del conocimiento les es indispensable contar con
una estructura lógica que garantice que los pensamientos que
infieren no estén errados, al menos por culpa de la estructura de
pensamiento.
La conversación iba tomando ritmo, ninguno de los dos sentía la
fatiga de haber pasado una noche entera discutiendo. Es que amaban
discutir.
VELOCILLO: Sí... eso ya lo hemos hablado. Es la cuarta vez que
discutimos de esto esta noche. -Minucio sonrió con un guiño de ojos
indicandole con un movimiento de cabeza la ventana.- ¡Dios mío! ya
es de mañana ¿adónde se fue la noche?
Velocillo se recompuso de la sorpresa bebiéndose la caña que Minucio
le había servido y agregó:
VELOCILLO: La astrología no es teoría, porque las teorías son cosas
falsas. La astrología son hechos... -dijo a sabiendas que era una
frase irritante para su amigo.
MINUCIO: ¡¡¡¿¿HECHOS??!!! -gritó Minucio con la poca voz que le
quedaba, mientras Velocillo reía.- Sí, todos, tu, yo, nuestro
mecánico, esa señora que pasa para su trabajo -afirmó Minucio
señalando a través de la ventana a una mujer no muy bien vestida que
caminaba apresurada- utilizamos teorías para entender nuestro
entorno. Vemos una pequeña porción de la realidad, se nos presentan
problemas y tenemos que resolverlos de acuerdo a lo poco que
conocemos. Si el problema nos es muy grave o nos interesa más que
otros, aprenderemos más acerca de ese tópico. Pero siempre
construyendo teorías. ¡Que te quede claro! -afirmó, con un enojo
fingido- el entendimiento de las cosas siempre se hacen por teorías,
puesto que los seres humanos somos limitados y jamás podremos tener
acceso a todos los datos ni a la estructura que subyace detrás de
ellos.
Ambos quedaron en silencio, Minucio exhausto por su discurso
observando el sol que asomaba detrás de las casitas de su barrio, y
Velocillo complacido por la última frase de su amigo. El vidrio de
las copas ya vacías depositaba un arco iris sobre el blanco mantel
que había sido testigo de una amena discusión entre amigos.