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Re: [escepticos] Aborto y Pensamiento Unico



"Marcela E. Brusa Daly" ha escrito:

> En general yo no hablo de la moral, no considero el problema del aborto un
> problema moral, si lo considero un problema de quien tiene el poder de
> decirle a alguien lo que puede o no puede hacer con su propio embarazo y su
> vida y su futuro.

Y muy mal que hace, señora.
Es una lástima, cada vez que empezamos a ponernos de acuerdo en algunos
puntos mínimos ya se arma el desaguisado y volvemos a estar en veredas
enfrentadas.
Cuando los niños ingresan a la Facultad de Derecho lo primero que les enseñan
es a diferenciar pecado, inmoralidad y delito.
Y muy mal que lo hacen. Yo considero que no hay diferencia, así como no la
hay en los países musulmanes fundamentalistas o en nuestra edad media.
Recurro a unos viejos esquemas mentales que muchas veces sirven para
aclarar las cosas. Existe una estructura y una superestructura.
La superestructura aparente responde, necesariamente, a la estructura
que la sostiene, aunque no sea claramente visible.
No puede sostenerse por largo tiempo la tensión existente entre lo que
consideremos pecado, inmoralidad y delito.
Si una sociedad deja de considerar pecaminosa o inmoral una conducta
determinada, tenga por seguro que sin pasar mucho tiempo dejará
de ser delito, y espero que así sea respecto al aborto, como ya ocurrió
antes con el adulterio. En nuestro código penal subsistía hasta hace
poco como el celacanto en las aguas del Indico la norma que penaba
el adulterio. Pero desde hacía mucho tiempo no era aplicado. Tenía
una significativa diferenciación que a Ud. le servirá para sustentar sus
ideas sobre las relaciones entre hombres y mujeres: Se castigaba por
el delito de adulterio al hombre que tuviera manceba (¡)  instalada. En
cambio la mujer cometía el delito con solamente haber caído en el
pecado una sola vez
Los liberales tienen como bandera la separación de lo pecaminoso e
inmoral de lo que debe ser castigado por la ley como delito.
Sin embargo, los humanistas no debemos dejarle a los fanáticos
religiosos el monopolio de la moral. No debemos permitirles que
nos califiquen de anómicos morales. Tenemos que imponer una
moral humanista como alternativa superadora a la moral religiosa.
En el mes y medio que estuve en Cuba me asombró algo que
me ocurrió en los primeros días. Yo no comprendía dónde cargaban
gasolina los automovilistas por que no se veía ninguna gasolinera por
ningún lado. Como el único medio de transporte humanamente
utilizable son los taxis "truchos" (usted sabe lo que son, pero lo
explico a los demás: son los ilegítimos, mejor dicho, mercado negro)
le pregunté al choffer de dónde conseguía la gasolina.
Pese a que me acompañaba un dirigente del PC cubano, y él lo sabía,
el hombre me contestó muy suelto de cuerpo: Mi padre lo roba
en una empresa en la que trabaja. El dirigente PC mantuvo
su cara de póquer, porque él usaba siempre ese taxi trucho.
Me quedé asombrado por esa variante de "hombre nuevo"
que se creó en Cuba. Más tarde le pregunté, ya en Cienfuegos
a otro chofer por ese descarado reconocimiento de un delito y
me contesto: "robar al gobierno no es pecado, ni inmoral ni
delito, es una estrategia de sobrevivencia".
Todos lo hacen, desde los altos funcionarios al hombre de la
calle. Hasta me atrevería a decir, aunque no lo pude
comprobar, que seguramente roban más los funcionarios que
la gente de la calle.
Me critican el hecho de que recurra a las anécdotas de mi
infancia, adolescencia, madurez y actual vejez. Les ahorro las
que tendré como mamut extinto. Pero no puedo resistirme a
contarles otra referida a los taxis cubanos, porque si bien
cuento anécdotas personales tengo en miras que tengan un
sentido esclarecedor, no por pura delectación autoreferencial.
Antes de recurrir a los taxis del mercado negro intenté tomar
los taxis del gobierno. Cada vez que pasaba uno vacío y yo
le hacía señas me respondían "Voy al hospital".-
Como se repitió muchas veces la historia y ya creyendo que
había una epidemia, el funcionario del PC que me acompañaba
a sol y sombra (creyeron que mi frecuentación en la TV
argentina me transformaba en un posible objetivo para que
a mi vuelta cantara loas sobre la realidad cubana) me explicó
que había una norma que establecía que entre un peatón y
la llamada desde un hospital tenía preferencia esta
última. Tardé bastante en saber la verdad. Los choferes
de taxi legales (propiedad del gobierno) ganan los consabidos
ocho dólares y medio mensuales. Para poder sobrevivir
usan el taxi como "remisse", es decir lo explotan en forma
privada, tienen clientes que le pagan "en negro" sin hacer
bajar la banderilla. Usan la excusa de ir al hospital para
poder comer todos los días.
Por eso no acepto que usted haya calificado de "bobería" mi
posición de no separar la moral de la cuestión del aborto.
Responde a profundas y razonadas
convicciones por las que considero mi deber luchar.
Entiendo por moral algo a lo que otros llamarían simplemente
estadístico. Es lo que considera bueno, como determinante de
la conducta entre los seres humanos, la mayoría de la gente
en un lugar y momento dados.
En este momento el común de la gente, a la que no desprecio
y por el contrario admiro, considera algo muy malo acabar
con la vida de un feto que está a punto de nacer. Pero también
la mayoría de la gente considera que durante los primeros
meses ese feto es poco más que un coágulo.
Me parece perfecto que las leyes traten de establecer el
punto en que ese coágulo se transforma en un ser sensible
y con posibilidades de subsistir independientemente.
Recuerde ud., señora, que hay estudios que parecen
indicar que el feto aprendió a distinguir el sonido de los
latidos del corazón de la madre, y que si se les hace
escuchar ese sonido grabado luego del nacimiento
se tranquilizan, tal vez recordando el sitio tan tibio
y seguro donde prosperaron durante varios meses.
Quizás en el futuro la moral media indique que el
feto recién es una persona luego del nacimiento.
Por ahora yo coincido con que hay que poner un
límite entre lo que está permitido y lo que es un abuso.
Y ese límite podría estar en los tres meses que señalan
algunas leyes.
Respecto a lo que opina la minoría, y que va en contra
de la moral establecida, en buena hora que exista esa
minoría. Ellos tal vez harán que se constituya una moral
humanista que se haya despegado totalmente de los
prejuicios religiosos.
Le aclaro: Respeto muchísimo a quienes están totalmente
en contra del aborto, aunque yo no comparta esa posición.
En algunas cosas hay que ser extremista. Me siento algo
incómodo en mi actitud sobre ese tema, en la que me
siento navegar entre dos aguas.
Es lo mismo que respecto a la eutanasia. Me parece totalmente
digno de los seres humanos que temas tan trascendentes sean
discutidos con fervor y con criterios antitéticos. También mi
actitud sobre la eutanasia me hace sentir incómodo, ya que la
justifico en algunos casos, pero me hace sentir mal tener algo
en común con el bestialismo nazi.
                            Héctor Walter Navarro (el mamut)