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Re: [escepticos]** Semos una secta



"Marcela E. Brusa Daly" ha escrito:

> Nope, dije psicoanalitico, y mantengo psicoanalitico.
> Si leyeras tanta critica psicoanalitica literaria como yo, estarias de
> acuerdo conmigo en que producen resultados asombrosos (aunque a veces sean
> un poquito delirantes, algunos, todo depende del analizador que lo analice y
> que buen analizador sera), si bien como terapia es dudosa y su uso en la
> literatura es realmente fructifero (aunque tenga algunos problemas como toda
> herramienta de analisis)

Marcela: estás, como siempre, en lo último de lo último. Avant la lettre.
Ahora vemos que utilizás el método psicoanalítico en la crítica literaria.
Realmente sos una renovadora. No te quedás en ser una simple epígona.
¡Qué moderno tu método de crítica literaria, el psicoanalítico!
Me imagino lo que pensará Teresa. que se horrorizaba cuando yo
dije que leí textos de medicina naturista de 1920.
Pero pasa que justamente en las medicinas alternativas mientras
más antiguos más prestigioso. Algo diferente ocurre con
la medicina científica. Y con la crítica literaria.
¿De quién me estás hablando, Marcela, cuando hablás de aciertos
en la crítica literaria psicoanalítica?
¿No debieras actualizar tu bibliografía?
Por ejemplo, leer algo del new criticism, de la nouvelle critique, del
minimalismo, del maximalismo. No te voy a recomendar el
estructuralismo, que ya está casi tan superado como tu
psicoanalismo.
En su momento yo estudié algo del formalismo ruso. Me encantó
lo de Ossip Brik (el marido de Lila Brik, la amante de Maiakovski)
Pero, con todo lo renovador que fue el formalismo, hay actualmente
cosas mucho más avanzadas.
Es obvio. Si te dedicás a desenterrar textos arqueológicos como el
de la Manuela Gorriti, no puedes leer nada a menos que esté
escrito en papel amarillo y enmohecido.
Me he preguntado, al leer las palabras que frecuentás y la bocucha
que solés ejercer, si sos maleducada o malaprendida. Como te
refieres con cariño a tu abuela y a tu familia opto por la primer
posibilidad. Creo que ellos hicieron todo el esfuerzo para darte la
mejor educación posible. Si te hubiera conocido Shakespeare
le habrías aportado ideas interesantes para "La doma de la bravía"
  Tú alabas a Clorinda Matto de Turner, Eduarda Mansilla, Juana
Manso Mercedes Cabello de Carbonera. ¿Quiénes son esas
fantasmonas? Dejalas tranquilas, Marcela, que están bien muertas
y enterradas. No las expongas a la vergüenza pública mostrando
sus mortajas mal cocidas y sus llagas. No confundas crítica literaria
con la profanación de tumbas piadosamente cerradas por el tiempo.
No te imaginas qué desagradable que es practicar la autopsia.
Sos muy linda y joven para esos menesteres.
    No solamente te descarto como posible pareja mía sino que
me negaría siquiera a beber un té que me hayas servido. No porque
piense que le pondrías veneno sino porque estaría hecho con yerba
de ayer, secándose al sol, habida cuenta de los escritores que te
gustan. Abrí la ventana, Marcela, dejá entrar los aires del mundo que
son frescos y renovadores, pese a lo que dicen los fabricantes de
ozonizadores de ambiente.
    Hablando de otras cuestiones. Mi mujer y mi hija de once años se
han ido a un encuentro de mujeres (es el nº 14) y se hace hoy y mañana
en Bariloche, a l.500 km. al sur de Rosario, en plena zona de los lagos
cordilleranos de la Patagonia (esto lo pongo por lo gallegos, no por vos,
Marcela).
    Van a tratar, como siempre, varios temas en "talleres". Entre otros la
cuestión sempiterna del aborto, la mujer maltratada, la mujer indígena,
etc.
    Se ha llevado impresas varias de las intervenciones que hubo sobre
el tema en esta corrala. Ella está de acuerdo en todo con tu posición, y
va a leer en los talleres lo que has escrito.
    Eso me ha dado mucha bronca, porque no acepta llevar mi postura
de que el aborto se permita hasta los tres o cuatro meses de la
concepción. Ella considera, al igual que vos, que esa es una cuestión
de la mujer con su cuerpo y que solamente la mujer es la que tiene
que decidir. Me da mucho odio que no se tenga en cuenta que para
producir un embarazo se necesitaron dos y que ambos debieran
opinar sobre la cuestión. En una ocasión en que una mujer casada
quería hacerse un aborto su marido me consultó y le redacté una
carta certificada haciéndole saber la oposición de su
marido al aborto y eso la impulsó a la mujer a pedir el divorcio.
Pero cada vez que veo a su hermosa hija pienso que yo ayudé
a su padre tanto como el partero para que bien naciera.-
    Otra. La pobre mujer maltratada. ¿Y los hombres maltratados?
Te aseguro que la situación de los hombres abusados es peor que
la de las mujeres. En el hombre se suma el sentimiento de
desvalorización. En la policía se ríen de un hombre que fue
castigado por su mujer. Y no hablemos una típica forma de
ataque de una mujer: El veneno. Una de las más perversas.
Intervine también en un caso en que el marido tenía síntomas
raros, se le caía el pelo, etc. Lo internaron y seguía agravándose.
Los médicos sospecharon y analizaron los postres que la
esposa le llevaba. Tenía veneno para ratas. Lo que ocurría
que la mujer tenía un amante pobre y el marido era rico, y
era mejor heredarlo y disfrutar el dinero con el nuevo amor.
    Es increible lo que pasó. A mí me nombraron para que
defendiera al marido unos sobrinos de él. Sin embargo,
cuando el hombre se recuperó se presentó ante el juez
para des incriminar a la mujer y la defendió en todo lo
que pudo. Hasta le pagó el abogado defensor y yo quedé
como un estúpido.-
    Como ves, Marcelita, en todos lados se cuecen habas,
garbanzos y arvejas. Lo bueno no pasa por el lado de las
mujeres (que Dios las tenga en su santa gloria) ni de los
hombres.
                        Chau
                                Héctor Walter Navarro
Otra: Yo he tenido a mi madre con Parkinson durante doce años, hasta
que falleció. Al principio los médicos le diagnosticaron demencia senil
y que debía estar internada hasta su muerte. Por suerte mi mujer no
aceptó ese diagnóstico y con mejores médicos logramos recuperarla
y que llevara una vida aceptable hasta su muerte. Con los remedios
actuales se puede neutralizar los más evidentes síntomas de la
enfermedad, como el tembleque. Pero no se puede agregar años
de vida. Mas o menos a los diez o doce años fallecen por culpa
del Parkinson. Es el momento en que se tornan rígidos los músculos
de la garganta y se produce una broncoaspiración, que es enviar
alimentos hacia el pulmón. Mueren así, como murió mi madre, de
una neumonía causada por eso.
    Respecto a la agresividad que manifiestan les aseguro que es
muy bravo pasar por eso. Mi madre, que había sido
una sabia mujer, madre de cuatro hijos varones, que nunca
interfirió en sus matrimonios, empezó a criticar a sus nueras.
El amor que yo le tengo a mi esposa quedó justificado por
todo lo que ella hizo para ayudarme a atenderla, porque
siempre recordaba lo cariñosa que había sido mi madre cuando
estaba sana.
    Mi madre tomaba un compuesto de varios remedios, entre
ellos el Akineton (para neutralizar el temblequeo) y psicotrópicos.
Era una odisea hacérselos tomar. Pretendía que le leyera el
prospecto cada vez y que le explicara para qué era. Mi mujer
no anduvo con vueltas. Le decía: No sé para qué es. El médico
lo recetó y usted lo tiene que tomar.-
    De los cuatro hijos dos se borraron y la carga de cuidar a mi
madre recayó sobre mí y otro hermano, o, diciéndolo mejor,
sobre mi esposa y mi cuñada. Les aseguro que uno empieza a
tener otra escala de valores. Yo tenía antes mucho cariño con
una cuñada que era muy simpática y expresiva. Pero que se
opuso a cuidar a mi madre con cualquier excusa. Ni qué decir
que cambié mi forma de pensar sobre ella. Asimismo la
cuñada que ayudó en su cuidado es una mujer de menor
cultura que la otra y menos simpática. Pero aprendí
que el bien pasa por otro lado en este mundo que por el
lado de la cultura y la simpatía.-
    Yo también, aunque sea sucio, feo y malo, en realidad
me baño todos los días, las señoritas se dan vuelta a mi
paso y me miran dos veces y, aunque no fui guerrillero,
se dice por ahí que algo hice durante la dictadura.
                        Un beso, Marcela, chau
                            Héctor Walter Navarro