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[escepticos] cosas veredes, Sancho...
Hola a todos
Tres cosillas:
a) Arturo, me has pillado con lo del mantra enviado a los cientos de
co-listeros; no obstante, prometo repartir con todos vosotros los
miles de millones de euros que me lluevan del cielo por haber cumplido
de sobras los requisitos... ;-)
b) Extraído de NOTICIAS DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA; Vol. I, No. 86;
Viernes, 15 de Octubre de 1999
b.1) Dedicado a "ese"...... ESTADO DEL AGUJERO DE LA CAPA DEL OZONO:
Los satélites controlan anualmente la
evolución del popularmente llamado "agujero del ozono". Las últimas
noticias es
que el agujero de este año, que afecta sobre todo a la Antártida, es
un poco más
pequeño que el del año pasado.
No nos engañemos: aún hay motivos para preocuparse. Los
instrumentos de los
satélites muestran que este año el agujero de la capa del ozono,
situado sobre
el polo sur, sigue siendo muy grande. Sin embargo, parece que sus
dimensiones
han disminuido un poco si lo comparamos con el del pasado año.
Fue en 1998 cuando se alcanzó el mínimo histórico en cuanto a
la cantidad de
ozono existente en la región. Esto supuso un aumento de la penetración
de
radiaciones perniciosas sobre la Antártida, como los rayos
ultravioleta, ante
los cuales la capa del ozono actúa como un filtro.
La posición del agujero, sin embargo, no es fija, ya que se ve
afectada por los
grandes sistemas meteorológicos. Así, el pasado 17 de septiembre, éste
no sólo
afectaba a una parte de la Antártida, un lugar básicamente deshabitado
por el
Hombre, sino también a una región situada entre este continente y
Nueva Zelanda.
En otras ocasiones puede llegar a afectar al extremo sur de
Sudamérica.
Globalmente, la capa del ozono posee una media de 300 unidades
Dobson, que
equivale a un grosor de unos 3 mm si situáramos todas las moléculas
juntas en la
superficie de la Tierra. En las regiones afectadas por el agujero,
esta magnitud
descendió el pasado año hasta las 90 unidades Dobson, mientras que en
1999 se
han alcanzado las 92 unidades.
La reducción del agujero no indica que los niveles de ozono en
la Antártida se
estén recuperando. Las condiciones meteorológicas influyen en su
configuración y
alcance anuales.
Los compuestos químicos que producen la destrucción del ozono
están alcanzando
sus cotas máximas gracias a los tratados internacionales de
limitación. Así, se
espera que su presencia empiece a descender pronto. No obstante, el
ritmo de
recuperación se verá afectado por la abundancia de gases invernadero
en la
atmósfera.
Información adicional en:
http://toms.gsfc.nasa.gov
http://pao.gsfc.nasa.gov
http://science.nasa.gov/newhome/headlines/essd06oct99_1.htm
Imagen:
http://pao.gsfc.nasa.gov/gsfc/EARTH/PICTURES/Toms/ozone99.jpg
(El agujero sobre la Antártida, en azul.) (Foto: Goddard SFC)
Video:
http://svs.gsfc.nasa.gov/~gshirah/toms/ozone_oct_99.mov
(Animación de la evolución del agujero en función del tiempo.) (Foto:
Goddard
SFC)
b.2) Al hilo de algunos comentarios de Javier Armentia en Radio 5, y
con el mismo origen que b.1...... VUELVE NEMESIS: Aquéllos que
apostaban por la existencia de un gran objeto
estelar o planetario situado muy lejos del Sol, girando a su alrededor
con gran
lentitud pero capaz de provocar el periódico envío de cometas hacia el
interior
del Sistema Solar, podrían no estar tan equivocados.
El Dr. John Murray, de la Open University, se ha mostrado
desde hace tiempo
interesado en las peculiares órbitas que siguen los cometas de largo
período, es
decir, de aquéllos cuyas trayectorias les acercan hasta las cercanías
del Sol de
forma muy poco frecuente.
Al parecer, dichas órbitas no se encuentran orientadas de
forma aleatoria en el
espacio, sino que siguen un arco muy concreto y definido. Murray cree
que esto
podría ser debido a que han sido influidas por un gran cuerpo aún no
descubierto
situado a una distancia de unas 32.000 unidades astronómicas (1 u.a.
es la
distancia media que separa el Sol de la Tierra, unos 150 millones de
km).
Los cometas de largo período proceden de un vasto reservorio
llamado nube de
Oort, situado a entre 10.000 y 50.000 unidades astronómicas. Esta nube
de
objetos, básicamente formados por agua helada, giraría alrededor del
Sol muy
lentamente. Se les podría considerar como parte de los residuos de la
formación
del Sistema Solar, cuerpos que no han pasado a formar parte de los
planetas más
próximos al Sol.
A tales distancias, la velocidad orbital de los cometas es tan
baja que basta
una muy leve perturbación gravitatoria para frenarlos o acelerarlos.
Esto se
traduce inmediatamente en una salida inmediata del Sistema Solar, o en
una caída
hacia el centro de éste. Los cometas de largo período serían aquéllos
que han
abandonado su posición en la nube de Oort y cuya órbita ha sido
transformada
hasta permitir su paso cercano a la Tierra, desde son descubiertos y
catalogados. Cuando alcanzan las inmediaciones del Sol, desarrollan
sus famosas
colas y lanzan al espacio grandes cantidades de productos químicos,
proceso que
les desgasta y reduce paulatinamente su espectacularidad. En muchos
casos, son
perturbados por planetas como Júpiter y Saturno, de manera que sus
órbitas
resultan modificadas, pasando a tener períodos más cortos.
El problema de la perturbación de la nube de Oort ha hecho
sugerir diversas
teorías que tratan de explicar el fenómeno de la súbita aparición de
cometas de
largo período. Se ha hablado del paso cercano de otras estrellas, pero
también
de que existe un objeto masivo que se ocupa de ello de una forma
periódica.
Dicho objeto fue bautizado como Némesis ya que podría ser el
responsable de
lluvias de cometas que azotarían la Tierra (y por extensión el Sistema
Solar
interior) cada cierto tiempo. Esta teoría se vería sustentada por el
registro
geológico, que también advierte una cierta periodicidad en las
extinciones de
las especies vivas.
Sin embargo, nadie ha logrado hasta ahora localizar a Némesis,
si es que
existe. Podría tratarse de un gran planeta o de una estrella enana de
bajísima
luminosidad (una enana marrón, en la frontera entre las estrellas y
los
planetas). De hecho, la mayoría de los sistemas estelares son
múltiples y es
habitual que dos o más estrellas giren unas alrededor de las otras.
Podría ser
incluso que Némesis hubiera sido catalogada ya pero que nadie hubiese
detectado
su relación gravitatoria con el Sol.
En los últimos tiempos, la teoría del cuerpo gigante había
perdido fuerza ante
la falta de nuevos datos. Ha sido el Dr. Murray quien, con sus
estudios
cometarios ha reabierto la cuestión. Según sus cálculos, Némesis
debería ser al
menos tan masivo como Júpiter, el mayor planeta del Sistema Solar, o
de lo
contrario no podría dar pie al efecto observado. Nuestro concepto de
formación
planetaria, sin embargo, dificulta comprender cómo un objeto tan
enorme pudo
formarse tan lejos del Sol. Si fuera diez veces más masivo, sería una
estrella
enana marrón, el tipo estelar más frío y difícil de detectar, pero es
probable
que ya la hubiéramos encontrado. Murray, pues, cree que el objeto es
un planeta
que no se ha formado en el Sistema Solar, sino que fue capturado por
éste con
posterioridad.
El astrónomo se siente atraído por esta posibilidad, aunque la
probabilidad de
que algo así ocurra es muy baja. Por eso, no descarta que la
agrupación de las
órbitas de los 13 cometas de largo período estudiados tenga otra
explicación.
El descubrimiento visual del hipotético planeta no será fácil.
A tanta
distancia, la luz reflejada procedente de nuestra estrella es mínima:
sería 10
millones de veces más débil que la estrella menos brillante vista a
ojo desnudo.
Para seguir su movimiento habría que tomar dos imágenes con seis meses
de
diferencia y analizarlas, aunque la mayor parte de dicho movimiento
será debido
al propio avance de la Tierra en su traslación alrededor del Sol. La
cosa se
complica aún más si no sabemos exactamente hacia dónde debemos mirar.
Información adicional en:
http://www.ras.org.uk/ras/press/pn99-32.htm
Saludos,
JavierB