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[escepticos] Idioma



Aquí os forwardeo un mensaje de la lista Hispania sobre interesantes eufemismos.

============Desde aquí===========
    Una mina, el libro de Félix Rodríguez Prensa y lenguaje político, Madrid: Editorial Fundamentos-Instituto de Cultura "Juan Gil-Albert", 1991. Como da materia para mucho en lo que respecta a los aspectos lingüísticos, reseñaré algunos capítulos suyos a lo largo de varios mensajes, para los colisteros que no lo conozcan. De momento, allá va un resumen de su capítulo "Eufemismo y otras claves sobre el lenguaje de la propaganda política", pp. 41-100.

    Si el lenguaje refleja una determinada visión del mundo, como sostenían Humboldt, Sapir y Whorf, y divulgó Orwell en su famosa antiutopía 1984, en la cual el filólogo Syme amputa de toda nueva edición del diccionario toda palabra que contenga asociaciones desfavorables al régimen, el lenguaje político, con su descarado reduccionismo de los problemas a solamente un único punto de vista, viene a confirmar definitivamente esta teoría. Syme podrá, una vez suprimido el significante, creer con alguna seguridad que habrá desaparecido también el significado.

    El eufemismo no es el único procedimiento usado para manipular ideológicamente a los informados, pero sí el más desarrolado. Contribuye a oscurecer u ocultar deliberadamente la realidad que se esconde tras él de varias maneras, bien de forma léxica ("neutralizar" por "matar"), bien de forma gramatical, recurriendo a:

    1.º Construcciones pasivas y perífrasis verbales: "Un procedimiento debe ser desarrollado" o "debe desarrollarse un procedimiento" (disimula el agente y distancia la acción).

    2.º Nominalizaciones: "Descarga nuclear" (disimula el agente o la víctima)

    Por otra parte, es también un mecanismo eufemístico la presuposición o sugerencia implícita: "Por qué la OTAN necesita armas nucleares" (presupone "la OTAN necesita armas nucleares"). "Nuestros objetivos no son agresivos" (presupone "alguien nos acusa")
    
    Los programas de asesinato en masa de los nazis usaron eufemismos que en español se vertieron como "solución final", "emigración", "evacuación", "recolocación", "reinstalación", "tratamiento especial", entre otros referidos a los campos de exterminio, como "centros de reunión", "campos de custodia y protección", "centros de recepción", "centros de recolocación" o "campos de tránsito".

    El vocablo "desaparecido" es tristemente conocido en Chile y Argentina; la prensa peruana hablaba de los campesinos "suprimidos", se habló de comandantes sandinistas a punto de ser "neutralizados" por encargo de la CIA o de guerrilleros vietnamitas "aniquilados" por los soldados norteamericanos. En España, se habló también en la prensa de militantes de ETA "eliminados" por la guardia civil. De manera más encubierta, a los prisioneros de la última de nuestras guerras civiles se les daba "un paseo" para no decirles que serían conducidos a las tapias del cementerio para ser fusilados. Algunos escribían a sus familias: "Mañana partimos con rumbo desconocido", con lo que exquisitamente informaban de lo que debían sin decirlo. Cuando telefonearon a Queipo del Llano para confirmar si daba su permiso para ejecutar a Lorca, este se limitó a espetar "que le den café, que le den mucho café".

    "En tiempos muy recientes, comunidades enteras de campesinos peruanos han sido "peinadas", es decir, rastreadas para su exterminio por el presunto apoyo prestado a la guerrilla que se enfrenta al gobierno, y a las zonas donde esto acontece se las llama "teatro de operaciones"", p. 46.

    Con el vocablo "peinar" la acción de suprimir o aniquilar adquiere un componente cosmético de operación de belleza. Las mismas connotaciones higiénicas existen en las llamadas "operaciones de limpieza" o "limpieza étnica". Interesante por su lexicalización es el término sustantivo "limpia", empleado con anterioridad en Cuba para referirse a una operación militar de eliminación de los hombres levantados contra el gobierno revolucionario en Escambray.

    "En la retórica vacua de los regímenes dictatoriales la tortura brutal se sustituye por apremios físicos, y la represión, por orden; y este lo ejercen las fuerzas de policía, también llamadas "fuerzas de seguridad", que están encargadas fundamentalmente  de velar  por la "seguridad de la clase dominante", aunque esta se disfraza como "seguridad de la nación", donde "nación" quiere decir poder. Los intereses de las multinacionales y otras compañías extranjeras suelen vestirse como "sagrados intereses del pueblo", y la explotación, injusticia y desigualdad, como "sistema de vida occidental y cristiano", aunque las leyes de Cristo no se cumplan para nada", p. 47.

    En Argentina, en particular, a las prácticas represivas de la última dictadura se les dio el nombre de "excesos" y de ellas se encargaban "grupos de tareas", siendo estas tareas la eliminación física de miles de personas. Los centros de detención eran "campos", la corrupción generalizada "negocios" o "asuntos ilícitos" e incluso más recientemente se habló de una "ley de punto final" en lugar de una ley de "amnistía" o impunidad.

    Para indultar a los torturadores, la justicia uruguaya promulgó una ley de barroca formulación: "Ley de caducidad de la pretensión punitiva del estado", que el pueblo, con buen criterio, llamó pronto "ley de impunidad".

    En Chile, durante la dictadura de Pinochet, al exilio interior se le llamó "relegación", y a los desterrados "relegados", y a los que en cierta ocasión se refugiaron en una embajada extranjera se les denominó "acogidos en calidad de invitados". "Entregar o enviar un paquete" fue entendido en Chile y en Argentina como entregar a un detenido, reificando y cosificando a un ser humano.

    En El Salvador, un tal coronel Ochoa aplicó una "guerra psicológica" que consistía ni más ni menos que en una guerra total en la que se implicaban civiles y militares. Sus "voluntarios" eran reclutados a la fuerza y la población civil de las zonas ocupadas era considerada "soldados logísticos", expresión con la que se predispone al público a admitir la ejecución de represalias. Reagan aludió a esta situación como "privación arbitraria de la vida".

    La prostitución es también un campo abonado para el eufemismo. Las prostitutas fueron "patriotas" en Corea del Sur y tenían un carnet oficial llamado "certificado de empleo en el servicio de entrenamiento"; recibían conferencias llamadas "programas de orientación" donde se les informaba del valor que tenían las divisas que ganaban "para nuestro desarrollo económico".

    El golpe de estado en Argentina se llamó "Proceso de reorganización nacional", muy parecido al español "Movimiento o alzamiento nacional" . El golpe frustrado en España recibió el nombre de "intento de reconducción". La dictadura en España se llamó "caudillaje" para darle algún barniz de legalidad y posteriormente "democracia orgánica", en el sentido de natural. El "Día de la Victoria" fue transformado en "Día de las fuerzas armadas" y luego sería llamado "Día de la fiesta nacional" , el 12 de octubre. La irónica expresión "poderes fácticos" nació para aludir al omnímodo poder del ejército, maquillado además con el plural para sugerir que podía haber otras fuerzas de esa índole. 

    En España, además, el Ministerio de la Guerra fue sustituido por el Ministerio del Ejército y después por el de Defensa. Y el de Propaganda ha conocido los nombres de Información y Turismo, Cultura y Educación popular.

    Los servicios de inteligencia son especialmente proclives al eufemismo. Así, el Servicio de Documentación de Presidencia del Gobierno fue uno de los servicios secretos creados por Carrero Blanco en España. "Desestabilizar" un régimen es derribarlo. Fuera de la terminología en inglés, la española es la siguiente: "analizar" a un periodista es espiarlo o vigilarlo; tras ello se levanta un "informe" o ficha policial. Ante supuestos delitos, se realiza una "identificación selectiva de personas", es decir, una detención para inspeccionarlos. A un individuo se le puede detener para "gestiones" sin cargos concretos y se le puede someter a una "rueda de identificación" o interrogatorio. Si en el curso de una "investigación" -interrogatorio- se le da muerte a un ciudadano, el suceso es un "accidente" que bien pudo ser un "disparo fortuito" consecuencia en todo caso de un "lamentable error" o "confusión".

    Los "interrogatorios" muchas veces son sinónimo de tortura, y las palizas y malos tratos recibieron, no sé si reciben el nombre de "excesos" o, mejor aún, de "presuntos excesos" aunque los daños causados sean evidentes. En Argentina, a la sala de tortura se la llamaba "sala de felicidad" y "sala de terapia intensiva" y a la "picana eléctrica" se le daba el nombre de "charlatana" y también de "señorita" y "susanita" porque hacía shock, en alusión a la actriz sexy Susana Jiménez.

    En diversos lugares del mundo se ha denominado a los grupos terroristas del estado "fuerzas parapoliciales" o "paramilitares". Los asesinatos llevados a cabo por el GAL presuntamente auspiciados por el gobierno español se han llamado "guerra sucia" y el reclutamiento de sus mercenarios se ha llamado en la prensa "negocios que rozan la ilegalidad" etc... No menos curiosa es la terminología eufemistica empleada por ETA: "impuesto revolucionario" por extorsión, "retención revolucionaria" por secuestro, "cárcel del pueblo" por lugar de detención, etc.

    El lenguaje militar aparece increíblemente atenuado. "Conflicto" en lugar de guerra, "apoyo aéreo" en vez de bombardeo aéreo, "incursiones" que son verdaderas invasiones, "voluntarios o fuerzas irregulares" por mercenarios, "consejeros" o "asesores" por soldados, "repliegue" por retirada de tropas, y el neutro "objetivo" por vidas humanas.

    En la política, otro tanto. Si un dirigente no aparece en escena es por "enfermedad"; si emprende un viaje exclusivamente "privado y turístico" es porque va a negociar algo que exige discreción. Siempre se tocan "múltiples aspectos" en las conversaciones entre dignatarios si se trata de cosas irrelevantes, y las conversaciones "francas y cordiales" suelen encubrir asperezas y hostilidad. Los contactos siempre son "positivos" aunque no se llegue a resultado alguno. Si no queda más remedio que condenar la política de un país amigo, se emite un "juicio negativo". Se habla de "relevo" por cese y de "cese" por destitución, de "incidentes" por disturbios, de "disturbios" por sucesos, de "desaconsejar" por prohibir en la terminología de la censura y de la "renovación de equipos de gobierno" por crisis.

    Un "reajuste de precios" es un alza de precios, un "reajuste de la paridad" una devaluación, un "reajuste de plantillas" o un "expediente de regulación de empleo" a un número cuidadosamente indeterminado de despidos. Los "económicamente débiles" son los pobres, los porteros son "empleados de fincas urbanas". El tabú en España sobre expresiones como "reforma agraria" ha creado fórmulas como "reestructuración del campo" o "transformación agraria". Lo mismo ocurre con las huelgas, que pasan a ser "coflictos laborales" o "paros laborales". El obrero, de connotaciones izquierdistas, ha sido sustituido por el más anodino "trabajador" o "productor" (¡!), aunque solamente el primero ha sobrevivido. A la planificación de cierres de industrias o reducción de la producción se le ha llamado "reconversión industrial", en inglés "rationalization", política que conduce a lo llamado como "excedentes laborales" (¡!) o simplemente excedentes, ocultándose celosamente que se trata de obreros -mejor, trabajadores- excedentes de un "expediente de rescisión de contrato", "suspensión de actividades", etc..., bellos rodeos para evitar hablar de despidos, cierres y trabajadores en paro. Al despido libre se le llama, además, "desregulación del aparato productivo", "eliminación de rigideces", y la tan traída y llevada "flexibilidad laboral".

    Al latrocinio de guante blanco realizado por personajes de la alta sociedad se le llama "desviaciones irregulares de fondos", "malversación de fondos", "fraudes", "apropiación indebida" o "ilícita", por no hablar de la "ingeniería contable". El incumplimiento de los programas políticos se transforma en "distorsiones", las dificultades con la Unión Europea en "disfunciones".

    "Cuando un político asegura que algo no le inquieta, es que le inquieta bastante, si un político dice que algo le inquieta, es que lo teme; y si dice que lo teme, es que no es un político", p. 58.

    La "responsabilidad moral", el "compromiso constructivo" son también otras formas de falsear los contenidos en una negra tinta de calamar.

    Los efectos de este lenguaje, que Bolinger ha llamado "lengua de autoridad", son devastadores para la verdad, sobre todo considerando que los periodistas se contagian del mismo. Cabe distinguir, sin embargo, dos escuelas de retórica de la mentira: "Un "lenguaje totalitario" (fascista o comunista), con una retórica muy especial en la que destaca el componente apelativo, y un "lenguaje funcional", esencialmente perifrástico, eufemístico y hermético, que es característico de las sociedades tecnocráticas de nuestros días en las que domina un pluralismo ideológico", p. 79. Cuando un político comenta que "el sector público se ha sobredimensionado y debe resituarse" en vez de decir que es demasiado grande y ha de disminuir, y en vez de afirmar que ha aumentado el paro se dice que "se ha acelerado el incremento negativo ocupacional de la población activa", ello se debe no sólo a la intención de ocultar la verdad, sino a simple pedantería y temor a que no se reconozca la categoría intelectual de quien se expresa sencillamente. Es el lenguaje del poder.

    Saludos cordiales.

    Ángel Romera, moderador de esta lista.

    Los mensajes a HISPANIA han de remitirse a Hispania en listserv.rediris.es
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