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[escepticos] Feminismos




[Almudena Rubio]

Gracias, Mercader y Rafael Budría.

Sinceramente, es una satisfacción ver que alguien habla claro. Estoy 
aburrida de machistas vergonzantes que dicen una cosa y con sus actos 
demuestran que piensan otra. Y estoy todavía más aburrida de paternalistas 
condescendientes. Siempre he pensado que no llegaremos a ninguna parte hasta 
que dejemos en paz el doble lenguaje y las mentiras pretendidamente 
piadosas.

[Mercader]
Yo también desconfío de la posición extremadamente feminista de algunos caballeros. Sospecho que, al menos una parte de ellos no son del todo sinceros. 
De todas maneras me gustaría plantear mi hipótesis de que las mujeres de esta corrala, profesionales de la enseñanza, de la investigación, intelectuales, no son del todo representativas del grueso de las mujeres del mundo. Por tanto, vuestras opiniones podrían, a mi juicio, estar mediatizadas por esa circunstancia. Acordáos de que muchas mujeres del tercer mundo -y de éste- son las primeras en tirar piedras ante algún rasgo de modernidad. Me parece que nadie les obliga a ello. 


[Almudena]
Mercader, me gustaría que explicases un poco a qué te refieres cuando hablas 
de comportamiento distinto en aspectos técnicos y psicológicos y de 
distintos mecanismos para enfrentarse a los problemas del aprendizaje. Lo 
primero me suena de algo, pero lo segundo no sé por dónde va.

[Mercader]
Supongo que lo primero te suena de los tópicos al uso sobre que la mujer tiene mayores habilidades en las áreas verbales y relacionales y que el hombre domina en los campos de la percepción espacial  y mecánica. 
Bueno: en mi trabajo tengo tantas constataciones diarias de ello que dudo de que responda sólo a mi posición de prejuicio. Empiezo con un ejemplo: Las faltas que cometen los aspirantes al permiso de conducir se distinguen de forma tan clamorosa  si se trata de hombres o de mujeres que es difícil pensar que se trate sólo de la predisposición cultural que cada uno traiga. 
Esto podría ser verdad en la época en que se educaba a las niñas lejos de estímulos que favoreciesen sus habilidades mecánicas: balones, camioncitos, juguetes de acción. Pero ahora las niñas corren, patinan, bailan,  disponen de todo tipo de artefactos para entrenar su percepción espacial. Sin embargo, a la hora de manejar el volante en un vehículo que hace marcha atrás, puedo prever con una seguridad rayana en la certeza que aún aquella alumna que ha venido circulando con soltura hasta ese momento, se va a equivocar en el sentido de giro del volante.  Eso no sucede en el más bruto de los aspirantes masculinos: puede que olvide todas las reglas de seguridad, puede que pare  donde no debe y puede que no ceda el paso a quien tiene derecho. pero sabrá hacia dónde ha de girar el volante.  Se repite el esquema con una frecuencia agobiante.  Todo parece indicar que en la mente masculina existe la posibilidad de representación de un mapa mental que permite anticipar las trayectorias necesarias para un movimiento mecánico. Y que, en general,  en la mente femenina ese mapa no existe o tiene alguna conexión cambiada de lugar. 

En el aspecto psicológico ocurre también algo peculiar.  En la circulación ocurren circunstancias no previstas. Un camión de la basura que bloquea circunstancialmente la calle....un obrero de la construcción que hace señas a los automovilistas para que esperen porque va a ocurrir algo en la calzada....Un estrechamiento por vehículos mal aparcados....Todas estas eventualidades suelen ser resueltas sin vacilar por un aspirante masculino aunque huela a jaula, su lenguaje se limite a gruñidos y lleve la boina calada hasta las cejas. Simplemente, esperará sin extrañarse a que la anormalidad termine o buscará, sin preguntar, alguna ruta alternativa. 
La aspirante femenina suele quedar en suspenso ante la circunstancia inesperada. Preguntará: "¿Qué hago?" o no reaccionará cuando otro vehículo hace marcha atrás acercándose demasiado en nuestra dirección. Puede que esta falta de reacciones  tenga un origen cultural y que la mujer esté más habituada a que alguien le resuelva los problemas. Lo curioso es que esto ocurre en aspirantes que, en su mayor parte, tienen dieciocho años y que no presentan aspecto de haber copiado demasiado los esquemas de 'pata quebrada y en casa'. 

Esta diferencia en la utilización de la improvisación también se manifiesta cuando se les pide que realicen una maniobra. Suele consistir en estacionar en un espacio que, como es natural  en la circulación urbana, siempre es de tamaño imprevisible. La primera operación debería consistir en una observación y valoración del espacio disponible para planificar la maniobra.  Aquí haré referencia a las peculiaridades del método de aprendizaje que me parece apreciar en las mujeres. Demuestran, todas ellas, una mayor capacidad de memorización de secuencias.  De tal manera que, cuando empiezan la maniobra parecen tener muy claro cuáles y cuántas operaciones van a efectuar para acercarse al bordillo. Lo malo es que este método se vuelve en contra suya cuando ha habido algún error de distancia o de situación en la primera operación.  Es muy frecuente ver a una aplicada alumna separándose cada vez más del bordillo  pero completando su secuencia de movimientos perfectamente aprendida  sin acordarse de mirar por la ventanilla  y terminando en la acera opuesta. 

Esto coincide con la impresión que saqué al presenciar los diferentes recursos que utilizaban alumnos y alumnas en la facultad de Bellas Artes.  Las mujeres nos superaban amplísimamente en la exposición de sus trabajos, fuesen verbalmente o por escrito; aportaban densos trabajos que revelaban minuciosas búsquedas bibliográficas y mostraban mayor disciplina académica en cuanto a seguir las líneas marcadas por los profesores. Sus expedientes académicos eran brillantes por ello. 
Pero en la clase de Geometría Descriptiva ¡Ah,  la Geometría Descriptiva!  Para los de letras, esta disciplina es un sistema en el que se representan los objetos espaciales mediante simples rayas en la pizarra. Cuando el objeto a representar presenta cierta complejidad, el revoltijo de líneas comienza a adquirir el aspecto de un embrollo difícilmente asimilable por alguien que no posea capacidades visuales para los conceptos espaciales. Fuera de ello, no es una materia que requiera especial esfuerzo ni horas de estudio.  
He visto profesores palidecer en clase, encanecer en pocas semanas, desear la jubilación anticipada o buscar desesperadamente un arma en su cajón para pegarse un tiro sólo porque en Bellas Artes hay muchas más alumnas que alumnos en clase de Geometría Descriptiva. 

Después de todo esto, creo que todo el mundo me disculpará cuando diga que me pondría sin vacilar en las manos profesionales de una abogada, de una experta en organización o de una doctora en medicina pero que huiría como un conejo asustado ante una arquitecta, una ingeniera o una piloto de avión. 

Ahora ya me tenéis a vuestra merced. Huevos y tomates a la izquierda. Lechugas y hortalizas a la derecha, por favor. 

[Almudena]
En cuanto a misoginia y enfrentamiento corporativo, supongo que estás 
exagerando. ¿O no?

[Mercader]
En lo de la misoginia puede que exagere.  Me gustan las mujeres  y hasta tengo ¡alguna! amiga entre ellas. Son ráfagas de misoginia, más bien, estimuladas por mi trabajo diario. 
En lo de enfrentamiento corporativo, creo que no. Reconoce que las mujeres también participáis, en general, de ese  tipo de alianza. La he detectado, incluso, en mujeres que no tenían ninguna razón para quejarse de los hombres. Sin embargo, decían sentir una especie de necesidad de vengar a todas las de su género. 
Saludos.


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