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Re: [escepticos] Re: Feminismos
Antoni Mont wrote:
> pero estas condiciones, que son de ahora mismo y circunscritas al mundo
> occidental, no borran de un plumazo características congénitas.
No creo que nadie discuta eso, Toni. El problema está en la
caracterización de los comportamientos sociales que *se justifican*
fundamentándolos en dichas características diferenciales.
La visión tradicional del surgimiento de la desigualdad social (y
política) macho/hembra se basaba en la necesidad reproductora de los
grupos humanos desde el Paleolítico Inferior. Esos grupos cazadores de
elefantes (cf. Torralba y Ambrona) se articulaban, en dicha visión, en
torno a la diferenciación sexual. La hembra se dedicaba a la crianza de
la prole, y junto a ella aportaba un *complemento* de raíces y frutos
obtenidos mediante la recolección, mientras los machos se ocupaban de la
organización necesaria para la defensa del grupo y, sobre todo, para la
obtención de la gran caza, fuente fundamental de la alimentación del
grupo. Así, los roles habituales de macho social y hembra doméstica
aparecían de forma "natural" desde el Homo Erectus.
Hoy se le está diciendo tururú a esa visión. Por una parte, parece que
el Erectus, de cazador, nada de nada: puras bandas de carroñeros. Con el
Neanderthal aparecería la caza oportunista, y sólo con el Sapiens
Sapiens la caza organizada. Por otra, se está invirtiendo el orden de la
importancia del aporte "sexual" a la dieta, valorándose la recolección
(femenina, recordémoslo) por encima de la caza. Finalmente, se está
valorando todo el proceso de socialización que se desarrolla en la
interacción durante el largo proceso de la crianza como factor
fundamental de la organización social de cierta complejidad. Es decir,
es posible que sea el rol femenino, y no el masculino, el fundamental y
progresivo en la evolución cultural desde el H. Erectus.
Con esto, ese hilo "natural" que va de la genética (diferenciación
sexual) a la sociedad (diferenciación y desigualdad social) se va a
hacer puñetas, y el dominio "natural" del macho ya no es tal, sino que
aparece vinculado al "varón", al macho dotado de un rol social: una
construcción social creada a base de mitos y demás justificaciones
teóricas, muy antigua (cuando menos del neolítico desarrollado, aunque
no me extrañaría que hubiese algo en el Paleolítico Superior o cuando
menos en el Mesolítico), pero nada de "natural" ni "genética": pura
cultura. Así se pueden entender las pinturas megalíticas ensalzadoras
del grupo de cazadores arqueros (y tal vez las equivalentes de los
abrigos levantinos) en una sociedad plenamente agrícola y ganadera: es
la mitificación religiosa del rol masculino, un rol de escasa
importancia a la hora de la dieta, como justificación de un papel
predominante del varón frente a la mujer. Los Baruya de Nueva Guinea son
paradigmáticos en ese aspecto. No parece que sea casual la coincidencia
de esas manifestaciones con los primeros ejemplos que conocemos de
guerra organizada (en pinturas, en tribus actuales y en restos
arqueológicos de grandes masacres). Si es así, tal vez habría que buscar
en el guerrero y en la organización social de la guerra el fundamento de
la desigualdad sexual que hoy conocemos como "machismo".
Pero lo que parece quedar claro en medio de tanta nebulosa es que tanto
la guerra como la desigualdad social a través del sexo no sólo son
creaciones culturales, sino que además son creaciones culturales muy
tardías (estamos hablando de hace 5.000 años, más o menos); nada que ver
con los genes agresivos ni con la roles biológicos de la reproducción.
Saludos
JM
PS: De todas formas, para lo que planteas da un poco igual. Lo cierto es
que, sea la guerra u otra cosa, aquellas sociedades que adoptaron, en un
momento avanzado de su "evolución", el esquema organizativo machista,
sobrevivieron, mientras las otras se fueron a tomar viento. Es decir,
parece que esa estrategia organizativa fue adaptativa *en su momento*.
Lo cual no quiere decir que lo sea hoy, más bien estamos viviendo todo
lo contrario. Tu conclusión de que en estos momentos podemos (y debemos)
modificar todas esas conductas y formas organizativas, porque disponemos
de todos los recursos para hacerlo, queda intacta, dando un poco igual a
efectos prácticos si el origen ha sido genético o si ha sido cultural.
PS(2): Y de lo que tampoco se trata es de las construcciones teóricas
que he leído en algunas autoras "feministas" que plantean algo así como
una asamblea fundacional del machismo en la que los homínidos masculinos
pactan el dominio sobre la mujer. Antes al contrario, se podría tratar
de una situación de competencia por la tierra en una situación de una
cierta presión demográfica en la que algunas sociedades se reorganizan
priorizando la actividad de defensa/conquista. Lo demás será una
consecuencia de eso, sin que haya habido "voluntad" expresa de nadie en
ningún caso. Y es que la historia, como la naturaleza, es bastante
"ciega" en ese aspecto. O al menos eso creo.