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[escepticos] comunismo en China





En el transcurso del pasado debate sobre la veracidad de las cifras que da el LNC (Libro Negro del Comunismo), surgió el tema de si era fiable o no lo que decía en el caso de China. El problema que surgía para opinar de ello es que había gente como JM Bello, que no lo había leído. Para paliar eso, mando este resumen, elaborado por mí, del capítulo sobre China del LNC.


La historia del régimen maoísta, al menos en lo que respecta a cómputo de víctimas, la podemos dividir en tres etapas, siguiendo al LNC. Por último se añade una estimación de las víctimas producidas en el "laogai" (campo de concentración chino, equivalente al Gulag ruso) y en el Tibet, invadido por China desde 1950.



1. Reforma agraria y purgas urbanas (1949-57)


El primer proyecto de Mao tras llegar al poder fue la colectivización de la tierra según el modelo soviético, lo cual incluía el asesinato de terratenientes, grandes o pequeños, equivalentes de los "kulaks" rusos. Según Barnett y Vogel (1) la consigna era que en cada aldea debía haber al menos un muerto, para intimidar así al resto. Según eso, dado el número de aldeas de China, la cifra mínima de ejecutados sería de 1 millón. La mayor parte de los autores sitúan la cifra entre 2 y 5 millones, aparte de los enviados al laogai (entre 4 y 6 millones más). El libro propone como cifra más probable la de 3 millones.

Mientras esto ocurría en el campo, en las ciudades se iniciaba en julio de 1950 la "campaña para la eliminación de los elementos contra-revolucionarios". Se entiende que contra-r. es todo el que discrepe en algo del Partido Comunista. En 1951 vendrán nuevas campañas de este tipo, oficialmente denominadas "Los Tres Anti" y "Los Cinco Anti". Según declararía el propio Mao en 1957, habían sido liquidados 800.000 contra-revolucionarios. Los historiadores hablan de en torno a un millón de ejecutados y 2'5 millones enviados al laogai.

Además, no hay que olvidar los "suicidios inducidos", pues a muchos supuestos contra-revolucionarios se les persiguió de tal forma que se acabaron suicidando: el número de suicidios de este tipo lo cifra Chow Ching-wen en "The Cambridge History of China" en 700.000.

En 1957 Mao tiene la ocurrencia de la campaña llamada de "las Cien Flores", donde se invita a la libre expresión de las ideas, en crítica constructiva al sistema, una forma hábil de detectar posibles opositores: todos los que tvieron la ocurrencia de "florecer" con alguna crítica fueron purgados, aunque de esta época se habla más bien de encarcelamientos y trabajos forzados que de víctimas, por lo que no se suele incluir en el "cómputo".


2. El Gran Salto Adelante (1959-61)


En diciembre de 1957, Mao anuncia la que será su más trágica ocurrencia, el llamado "Gran Salto Adelante". Se trata de un vasto plan para agrupar la población de las aldeas en comunas de miles de familias, que deben ser autosuficientes en su alimentación y tener cada una su propia industria siderúrgica. La agricultura se mejorará mediante grandes regadíos y nuevas técnicas de cultivo. A cada comuna se le fijan unos objetivos de producción agrícola, de los que una parte se la llevará el Estado para exportación, contribuyendo así la comuna, con su sacrificio, al desarrollo del país. El lema era "Tres años de esfuerzos y privaciones, y mil años de felicidad".

Cuando se puso en marcha el plan, el primer año algunos funcionarios informaron de que había sido imposible alcanzar los objetivos previstos. Se les internó en campos de prisioneros (laogai). En adelante, todos los objetivos se cumplieron, al menos oficialmente.

Tan buenos eran los resultados que, en la euforia, el Gobierno incluso sube la cuota que se debe entregar, y disminuye la superficie cultivable.

La realidad era bien distinta: La producción real estaba muy por debajo de la teórica, y al entregar los campesinos la cuota basada en la teórica, se quedaban casi sin qué comer. Cuando llega la cosecha de 1960 se pierde, los campesinos ya ni tienen fuerza para recogerla. La producción cae en picado.

Ante los primeros síntomas del desastre, algunos dirigentes se atreven a decírselo a Mao, pero él no admite ninguna crítica y las toma como un ataque personal: el Partido nunca se equivoca, el Gran Timonel nunca se equivoca (el proyecto es personal suyo). Mao parece ser una de esas personas que creen en el "dominio de la mente sobre la materia", entendido como que no hay ningún objetivo, por utópico que sea, que no se alcance echándole fuerza de voluntad. Pero la voluntad la pone él, el pueblo pone los muertos. Finalmente, se imponen las tesis de Liu Shaoqi y se da marcha atrás en el G.S.A.


¿Cuánta gente murió? El LNC da una cifra entre 20 y 47 millones de personas, esta última se basa en la única monografía de síntesis publicada hasta la fecha sobre el hambre durante el G.S.A., la de Becker (2). En la "Historia de China. Siglos XIX y XX" de John King Fairbank, publicada en español por Alianza Universidad, se habla de entre 20 y 30 millones. Hay que notar que en todas las estimaciones la cifra mínima es 20 millones, pues esa es la cantidad de víctimas admitida por el Gobierno chino desde 1988, al menos de forma oficiosa.




3. La Revolución Cultural (1966-76)

Después del desastre del G.S.A. los dirigentes chinos decidieron apartar a Mao de todo lo que tuviera que ver con la economía, conservándole solamente como jefe del Partido, y dejándole a cargo de la línea ideológica. En 1962 la jefatura del Estado la ocupa Liu Shaoqi (antes conocido en Occidente como Liu Chao Chi, por aquello de la diferente transcripción de su nombre), y su delfín es el luego famoso Deng Xiaoping. El jefe del gobierno es Zhou Enlai (antes Chu En-Lai).

Pero Mao no se resigna a quedar como figura decorativa, y para ello cuenta con el ejército, dirigido por un adepto suyo como Lin Biao. Desde 1964, el ejército adiestra milicias en fábricas, barrios y distritos rurales. Las componen jóvenes fanáticos que han nacido ya bajo el régimen maoísta. En 1966 comienzan los actos vandálicos de los milicianos (o Guardias Rojos) sin que el ejército haga nada. Los Guardias Rojos entran en las viviendas buscando contra-revolucionarios, detienen a la gente por la calle obligándoles a leer el "Libro Rojo de Mao", apalean a profesores universitarios, roban bancos, etc. Hay multitud de asesinatos y abusos de todo tipo. El mismo presidente Liu Shaoqi es detenido y encarcelado, morirá en prisión. Tras de todo esto se ve la mano de Mao.

Tras una cierta marcha atrás, en enero de 1967, motivada porque en muchas actividades hay escasez de personal capacitado, y hay que reponer a parte de los "purgados", luego sigue un recrudecimiento de las purgas. Finalmente, en julio de 1968 Mao dice "ya basta" y manda al ejército contra los Guardias Rojos, disolviéndolos sin resistencia.

No por ello terminó la violencia, pero su monopolio volvió ahora al estado. Es la época de la represión organizada por la llamada "Banda de los Cuatro", dirigida por la mujer de Mao, Chiang Ching. Durará prácticamente hasta la muerte de Mao.

¿Cuántas víctimas produjo la Revolución Cultural? Pues se dice que entre 400.000 (estimación de Fairbank) y 1 millón, cifra esta dada por más probable por los autores del LNC.



4. Otros: el laogai y los tibetanos

¿Cuánta gente murió internada en el laogai? Pues, lógicamente, es difícil hacer estimaciones, y he aquí otra parte especulativa y discutible, si se quiere, del capítulo sobre China del LNC. La cifra de víctimas se basa en dos estimaciones de Jean-Luc Domenach (3), estudioso del tema: una decena de millones de detenidos al año como media (entre el 1 y el 2 % de la población china, según momentos) y un 5% de mortalidad anual en los campos. Para ello se ha podido contar con el testimonio de algunos supervivientes de los campos, evacuados de allí gracias a su condición de europeos y a las gestiones de sus respectivos gobiernos, como es el caso de Jean Pasqualini (4).

Pues bien, cruzando ambas estimaciones, la cifra de los que debieron morir en los campos de prisioneros daría otros 20 millones.

Por otra parte, se ha hablado muchas veces de genocidio cometido por los chinos durante su ocupación del Tibet. El gobierno en el exilio del Dalai Lama dio en 1984 la cifra de 1.200.000 muertos, aunque los autores del libro prefieren dejarlo en unos 800.000.


Con todo esto, no es extraño que Deng Xiaoping se sorprendiera de la repercusión que tuvo en 1989 la matanza de la Plaza de Tian'anmen, por ser de "sólo" unas 1.000 personas o menos.




BALANCE Y ALTERNATIVAS:

La cifra de 65 millones que da Courtois en la introducción del LNC le sale, lógicamente, de considerar la cifra de muertos durante el G.S.A. cerca del límite superior dado por Becker (unos 40 millones), sumarle la estimación de 20 millones del laogai, 3 millones por la reforma agraria, 1-2 millones por las campañas de eliminación de contra-revolucionarios y 1 millón por la Revolución Cultural. Aparte de otro millón, aproximadamente, de tibetanos.

Lo abultado de esta cifra depende sólo de dos cifras inseguras: el número de muertos en el G.S.A. y el número de muertos en el laogai. Aparte de esas dos, en el resto las estimaciones de los distintos historiadores varían poco, y también representan poco en el total.

¿Qué cifras alternativas se pueden dar para moverse sobre un mínimo seguro? Pues si la estimación del laogai no se acepta, quítese; supongamos que no muriera nadie en los campos de internamiento como consecuencia de malos tratos (que no fue así, pero como no se puede cuantificar...). Para la cifra de muertos del G.S.A. quedémonos con el mínimo que reconoce el gobierno chino: aunque todos los historiadores digan que fueron más, al menos ninguno dice que fueron menos. Quedémonos con sólo 1 millón para la Reforma Agraria (menos de lo que suelen admitir los historiadores), 1 millón para las campañas urbanas contra los contra-r. (prácticamente, es la cifra declarada por el propio Mao), y otro millón entre la Revolución Cultural y el Tibet.

Nos saldrían así 23 millones de víctimas. Cifra a todas luces falsa por demasiado pequeña, pero que puede tomarse como "mínimo seguro". Con todo, lo que parece seguro es que la cifra real, sea la que sea, estará por encima de la de las víctimas de Stalin.

Al menos, es una forma de refutar la aportación de un insigne historiador que decía que el comunismo chino había producido un total, a lo largo de toda su historia, de dos muertos.




BIBLIOGRAFIA:


(1) A. Doak Barnett y Ezra Vogel, "Cadres, Bureaucracy and Political Power in Communist China", NY, Columbia University Press, 1976

(2) Jasper Becker, "Hungry Ghost: China´s Secrete Famine", Londres, John Murray, 1996

(3) Jean-Luc Domenach, "Chine: L'archipiel oubliée", París, Fayard, 1992

(4) Jean Pasqualini (con Rudolph Chelmimski), "Prissonier de Mao: sept ans dans un camp de travail en Chine", París, Gallimard, 1975




P.D. BIBLIOGRÁFICA: Obsérvese la fecha de los anteriores trabajos, lo cual será de utilidad para calificar la expresión "sistemática omisión de los trabajos anteriores a 1989". Entre los libros citados a pie de página en el LNC, aparte, por supuesto, de otros más modernos, se encuentran estos (obsérvese su fecha):




(5) Jack Belden, "China shakes the World", Marmondsworth, Pelican, 1973 (1ª edición, 1949)

(6) Nieng Cheng, "Vie et mort à Shangai", París, Albin Michel, 1987 (ed. orig. en inglés, 1986)

(7) Jean-Luc Domenach, "Aux origins du Grand Bond en avant: Le cs d'une province chinoise, 1956-58", París, Editionsdel'EHESS et Presses de la FNSP, 1982

(8) Roger Faligot y Rémi Kauffer, "Khan Sheng et les services secrets chinois" (1927-1987), París, Robert Laffont, 1987

(9) William Hinton, "Fanshen", París, Plon, 1971

(10) Ken Ling, Miriam London y Ta-Ling Lee, "La Vengeance du ciel: un jeune Chinois dans la Révolution culturelle", PArís, Robert Laffont, 1981 (ed. orig. en inglés, 1972)

(11) Hua Linsham, "Les Années rouges", París, Le Seuil, 1987

(12) Alain Roux, "La Chine populaire", París, Éditions Socials, 1983

(13) Jen Yu-wen, "The Taiping Revolutionary Movement", New Haven, Yale University Press, 1973

También se dice que aún pueden leerse con provecho los libros de Simon Leys, "Los trajes nuevos del presidente Mao" (1971) y "Sombras chinas" (1974), en su día traducidos al español.


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