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[escepticos] Cejas



[Héctor]
 A ver, ustedes que son tan sabios: ¿Para qué sirven las cejas,
que parecen estar tan al pedo que hubo un tiempo que las mujeres se
las depilaban totalmente?. ¿Qué papel cumplieron en la evolución
y porqué subsisten cuando el rostro quedó lampiño a partir del
mono?

[Miguel Angel Lerma]
> Obviamente las cejas evitan que el sudor caida sobre los ojos.
> Ahora la vida de la gente no depende tanto del esfuerzo fisico,
> pero cuando se corre detras de un jabali y se apunta con la lanza
> es necesario tener la vista muy despejada.

[Pedro Luis Gomez Barrondo]
    Sobre lo dicho en torno a las cejas, solamente añadir que además
estas tienen un papel de vital importancia a la hora de permitir al
resto de los miembros del grupo social interpretar una serie de
mímicas o gestos faciales que permiten la comprensión de un amplio
repertorio de posibles conductas (entre otras aquellas tan básicas
para la supervivencia de un organismo como la de agresión o la de
sumisión).


[Mercader]
Me siento incómodo por ese tipo de respuestas. Parece que se desliza,
entre líneas, un argumento finalista. Algo así como si se sugiriese que
las cejas son el resultado de un proceso adaptativo.  Emplazo desde
aquí a Lerma y a Gómez Barrondo a que maticen sus respuestas en ese
sentido.  Mientras tanto, tiendo inevitablemente a creer que la
corrala, presunta  reserva del mundo mundial en cuanto a escepticismo,
muestra alarmantes filtraciones de credulidad. .
Mi opinión es que si la conservación de las cejas  -versus la
eliminación del resto del vello corporal- es el producto de la
selección natural para proteger los ojos del sudor ¿qué finalidad
tienen las otras porciones de vello conservado? ¿De qué sudor  tiene
que proteger el vello púbico? ¿O el de las axilas? Y sobre todo ¿Qué
finalidad práctica tiene la inútil barba masculina aparte de servir
para que se queden enganchados los fideos?  Hay que hacer notar que, no
bien el ser humano ha dispuesto de tecnología adecuada,  se ha
apresurado a desembarazarse de tan incómodo adminículo, olvidando las
presuntas funciones de exhibicionismo jerárquico.  Incluso en las
épocas en que la barba se ha utilizado para mostrar dignidad,  inspirar
respeto o servir de manifiesto progre, no se ha dejado crecer a su
antojo sino que se ha intentado domesticar de variadas maneras para que
no obstruyese el orificio natural de alimentación. Señal, todo ello, de
que la barba natural no es más que un engorro del que nadie podría
deducir una utilidad para la supervivencia.
Mi deducción final es la de que las cejas se han quedado ahí por uno de
esos azares caprichosos; que ello ha venido más o menos bien (más bien
menos que más)  para proteger  a los ojos del sudor y que ello ha sido
interpretado por los imaginativos autores que han inspirado al amigo
Lerma  para dictaminar, en un acto de magufismo científico, uno de esos
increíbles procesos de la selección  que necesitan auténtica fe
cristiana para ser tragados sin necesidad de bicarbonato.
No me extrañaría leer, en uno de esos libros, que el apéndice ha sido
conservado por la selección natural para que los cirujanos puedan
practicar, antes de realizar otras intervenciones de mayor entidad.
Sobre la utilidad de las cejas para comunicar estados de ánimo, qué
quieren que les diga. Debe de ser un invento de los sociólogos o
antropólogos europeos. Sabemos que los pueblos de tipo mongoloide (que
son más que nosotros, en número) presentan, ante ojos europeos,  una
menor movilidad aparente en la musculatura facial (de ahí ese tópico
sobre la "impenetrabilidad oriental") que parece tener su origen en la
particular fisiología de la piel antes que en causas culturales. Yo,
particularmente, tengo dificultades para comunicarme mediante las
expresiones de la cara con mis amigos americanos de origen no europeo.
Por algunos denostados etólogos sabemos que el lenguaje básico para
transmitir sentimientos reside en mostrar los dientes. Yo me puedo
comunicar (granjeándome su odio instantáneo) con cualquier perro, con
el simple gesto de enseñarle mi bonita dentadura.  De hecho, me he
llevado algún mordisco por ello (esta mañana, sin ir más lejos). Sin
embargo, por más movimientos que he hecho con mis cejas no he provocado
más que el aburrimiento del can y su desprecio más olímpico.
Buano; ahora ya sabéis en qué me entretengo por las mañanas.
Saludos.