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Re: [escepticos] Propuesta sobre calendarios y milenios



snake ha escrito:

> No te pases de listo, que no cuesta tanto arreglar para que el año tenga 365
> dias, y mantener un dia de mas cada cuatro años.
> En esta solucion, habria que insertar esos 5 dias extras, entre los meses, o
> al final del año, como unas pequeñas vaciones de navidad.
> Pero el sistema asi no es practico porque estamos demasiado acostumbrados a
> la semana de 7 dias, con su fin de semana incluido. Es mejor continuar con
> nuestra semana de toda la vida, aunque no cuadren con los meses de 30.
> A no ser que cojamos meses de cuatro semanas, pues resulta que 13 meses de
> 28 dias son 364 dias. Solo nos queda añadir el dia de año nuevo, que
> naturalmente sera festivo y extra.

Con amigos como tú, el año no necesita de enemigos.
Actualmente, por suerte, el año se divide en 12 meses, lo que
es muy racional, ya que el 12 se puede dividir por 2, 3 y 4.
En cambio el 13 es un número primo.
Te imaginarás qué complejo calcular cuándo se estaría a mitad
de año. Qué complejo pagar el aguinaldo o a alguien que
trabajó un cuarto o un tercio del año.
Déjame, snake, que yo siga comprando los huevos por docena.
Y las vacaciones navideñas de cinco días. Ya es bastante
insoportable el receso navideño y de fin de año de dos días
cada uno. Agregándole cinco días entre medio serían nueve
días de aburrida juerga. ¿Quién pagaría esas minivacaciones?
Me acuerdo de un niño de cuatro años que lloraba porque
sus hermanos mayores tenían vacaciones escolares y él no,
porque aún no iba a la escuela. ¿Qué harían los desocupados
en esos días de vacaciones generales forzosas? Ya imagino
tu respuesta: que trabajen esos días abanicando a los que
trabajaron todo el año. Desde ya me opongo a esta última
moción tuya porque es lesiva de la dignidad humana.

> Tambien podriamos pasar olimpicamente de los meses, numerando los dias entre
> 1 y 365, y conservando unicamente las semanas.

En la Unión Soviética se intentó hacer que según las profesiones
se tuviera un distinto día de semana no laborable, con la
finalidad de no saturar los lugares de esparcimiento, etc. etc.
No prosperó.
Los franceses también intentaron cambiar hasta los nombres
de los meses, recuerdo que "germinal" era uno de ellos,
"thermidor" otro y me imagino que su ímpetu innovador
debe haber ido más allá de los nombres, tal vez alguien
sepa más de eso.
Pareciera que todos los revolucionarios se la quieren
agarrar con el tiempo.
Y tienen razón, todo el mundo se queja del tiempo pero
nadie hace nada por él, pobre. Y cuesta tan poco.
Intuyo que eres un joven rebelde o por lo menos anarquista.
Únicamente un joven rebelde usaría el apodo de "snake".
Así que desconfío que seas solamente una inofensiva
culebra.

> En fin, solo son propuestas al azar, para mostrar que hay muchas
> combinaciones posibles, y que lo que ahora tenemos es malo de verdad. A la
> hora de la verdad seria un comite de expertos quienes decidirian las
> principales restricciones: semana, mes constante, division en estaciones,
> etc...
>
> [Hector]
>                 Un abrazo snake, pero me suenas a peligrosa anaconda
>                                                     Héctor W. Navarro
>
> [snake]
> No, Hector, solo candida culebra.

Lo dicho. No te creo cándido, que en latín significaba
blanco. Hasta me agradaría pensar que tienes algo de
ponzoña disponible, que en este peligroso y atractivo
mundo que nos ha tocado vivir, no es malo tener con
qué defenderse si la ocasión lo exige.
                                    Héctor W. Navarro
PD1: Me he estado estrujando la mollera para tratar de
encontrar la razón del actual conflicto de la corrala.
Es obvio que es algo más profundo que las pícaras
tarjetas de navidad que yo envié.
Y hasta creo que va más allá, aunque no sea poco,
de un enfrentamiento entre castristas y humanistas.
Pienso que debe entrelazarse a todo eso dos
corrientes profundas que hay en esta corrala, que
yo definiría que son por un lado los científicos y
por el otro lado los escépticos. Reconozco que
es una simplificación grosera, porque hay científicos
que son escépticos y escépticos que son científicos.
Pero, por ejemplo, yo considero ser un escéptico
pero, obviamente, no un científico, por mas amor
a la ciencia que tenga. Por el otro lado hay
científicos, como Josep Catalá, que no son
escépticos, por lo menos en el sentido combativo
de esa palabra. Me resultó muy esclarecedor cuando
recomendó el 1º de noviembre no concurrir a una
reunión de la Medicina Naturista, lo contrario de
lo que hacemos en Rosario, donde metemos la nariz
en toda reunión magufa que se realice.
Pero considero que esas dos expresiones extremas que
representaríamos Catalá y yo pueden coexistir en esta
corrala mas o menos pacíficamente. Yo he notado,
espero que nadie se ofenda por esta apreciación, que
los científicos lo son en su rama de conocimiento.
Por ejemplo, Bello Diéguez parece tener sólidos
conocimientos de antropología que es su campo
de estudio, pero no tiene una clara actitud hacia
la acupuntura.
Por el otro lado un escéptico como yo, aunque me
haya asesorado con científicos en la cuestión del
plutonio, esa ayuda no puede paliar mi real
ignorancia sobre el tema lo que me llevó a
cometer el error de saltear una de las etapas en
la transformación del U238 en plutonio, tal como
me señaló carlitos.
Pero tengo una actitud vigilante respecto a las
ideas pseudocientíficas que tratan de demonizar al
hombre y su artificiosidad, contraponiéndola a la
obra de Dios, tan natural ella.
Tengo muy claro que detrás del ecologismo se
esconde un contrabando anticientífico pestilente
y por eso considero que no está probado que sea
el hombre el causante del agujero de ozono.
Creo que científicos como Eloy Anguiano son
útiles en esta corrala, porque nos pueden dar
asesoramiento científico a los escépticos. No es
grave en ese sentido el error de Eloy cuando dijo
que el U238 no se transformaba en plutonio con
el agregado de un neutrón (luego de un proceso)
porque ese es un conocimiento muy específico,
a tal punto que Oscar Zandrón, uno de los más
eminentes físicos argentinos, no conocía bien
ese proceso y me remitió a consultar con el Ing.
Celoria el tema.
Estas reflexiones me surgen a partir de lo que
dijo la Sra. Torrá. Coincido con ella en la necesidad
de la permanencia de todos en esta corrala. Bastaría
con el respeto de las normas de netiquette,
que no son otras que las de convivencia normal
en cualquier casa, barrio, escuela o trabajo.
Creo que ha quedado claro que en toda esta
desagradable situación yo he sido sin quererlo
el "objeto", pero no el "sujeto" y he tratado de
mantenerme al margen. Sin embargo agradezco a
quienes han tratado de parar los golpes que
venían hacia mí porque ha sido muy noble su
actitud. Es difícil estar del lado oscuro de la
calle, pero a veces, de ese lado, también
hay parejas que intercambian afecto.
Hagamos el amor, no la guerra, tal como
nos exhorta el nuevo colistero Luis Puente.
(Estoy esperando comiéndome las uñas
que llene el formulario de inmigración)
¡Vamos Puente, anímate!