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Re: [escepticos] * Falta de uso del IQ



Marcelo Huerta ha escrito:

> Gorka Moral espetó lo siguiente:
> > La teoría está bien, pero si es cierto que la inteligencia de los jovenes es
> > cada vez mayor, ¿Por qué cada vez hay más magufos? ;-D
>
> Porque si bien tienen más inteligencia, no la utilizan para nada >:->
> Escépticamente,
>                        o-=< Marcelo Huerta >=-o

A ver si dejamos de mostrar la hilacha, que se nos nota verdes de
envidia. Si hay una "juventud perdida" es la nuestra: Ya hemos perdido
nuestra juventud y vamos camino a la decrepitud. Los viejos, como ya no
podemos dar malos ejemplos nos queda abierta la posibilidad de dar
buenas ensañanzas.

Marcelo: Si crees que la juventud no utiliza su inteligencia,
chúpate esta mandarina: (he recortado porque es muy larga)

LA NACION LINE | 07.04.00 | General
     Cursa la carrera de Ciencias Químicas con muy buenas notas
  Una chica de 15 años se destaca en la
  universidad
       Daniela González estudia en Morón y es hija de un
       sargento de la policía.
                        Daniela González tiene sólo 15 años y está en
                        segundo año de la carrera de Ciencias
                        Químicas en la Universidad de Morón.
                        En diciembre aprobó todas las materias de
                        primer año, seis en total, con un promedio de
                        8,70. En una semana, por ejemplo, rindió los
                        exámenes finales de biología general e inglés
                        técnico, ambos con 10, y física, con 9.
                        Esta chica empezó a leer sola antes de los tres
                        años y tiene una facilidad extraordinaria para
                        aprender, pero no todo le resultó fácil. Se
                        esfuerza para llevar sus estudios al día.
                        Cada mañana sale temprano de su casa, a las
                        7, para llegar en 45 minutos a Morón, donde
                        asiste a clase de 8 a 13. Daniela vive con sus
                        padres y su hermana, Gabriela, en una casa
                        sencilla, sobre una calle de tierra, en una zona
                        modesta de Merlo. Enfrente pueden verse un
                        caballo pastando, un auto abandonado y la
                        chatarra que junta un vecino sin empleo.
                        "Acá queda lejos para todo. Parece que
                        estuviéramos en otro país. Estamos olvidados
                        de la mano de Dios", dice su mamá, Adriana
                        Albanese de González. A la familia le cuesta
                        mucho mantener los estudios de las hijas.
                        "Somos gente pobre -admite Adriana-. El sueldo
                        no alcanza."
                        El padre, Daniel González, de 42 años, está en
                        la casa durante la charla con La Nación. A partir
  de las 10 de la mañana tiene el día franco. Pero antes estuvo 25 horas de
  servicio. Es sargento ayudante de la policía de la provincia de Buenos Aires y
  hace horas extras en la puerta de un banco.
  La primera palabra: Alf
  A los tres años Daniela ya leía y escribía, sin que nadie le hubiera enseñado.
  Un día le dijo a su mamá: "Mirá lo que escribí". La primera palabra que escribió

  era Alf y no la copió: la había retenido en la memoria por haberla visto en la
  televisión.
  A los seis años entró en el colegio parroquial Nuestra Señora de Itatí, del
  obispado de Morón. Al segundo día de estar en primer grado, la maestra le dijo
  a su mamá: "Está totalmente alfabetizada".
  Cuando tenía ocho años, un examen reveló que tenía una edad mental
  equivalente a catorce años. Empezó a ir a algunos talleres y, en cuarto grado,
  en la Escuela Técnica Nº 2 de Merlo, la admitieron en el curso de química
  inorgánica como oyente.
  Desde los siete años, un profesor de Merlo, Carlos Antelo, le dio clases, y
  nunca le cobró nada. "Hace 42 años que doy clases particulares de nivel
  universitario y secundario, he tenido más de 8000 alumnos, y en sólo dos
  oportunidades he dado con un niño de esta capacidad", certificó.
  Pero a los padres les costó muchísimo lograr que se aceptara que su hija
  planteaba un caso especial. Finalmente, salió una resolución oficial que le
  permitía avanzar. En un mes rindió libre 5º, 6º y 7º grados, en exámenes a los
  que asistieron la directora de la escuela y la inspectora.
  Entró en primer año. Pero tardaba en llegar el certificado de 7º grado e igual
le
  hicieron rendir todas las materias de primer año. Luego hizo libre tercer año.
En
  4º y 5º no se adelantó, porque encontró compañeros con los que se sentía
  cómoda y quiso seguir con ellos en la Escuela Media Nº 16, de Merlo. Con ellos
  compartió el viaje de estudios a Bariloche. ............
  Pero para Daniela los modelos no son los cantantes o los deportistas. Tiene
  como modelo a la investigadora Eugenia Sacerdote de Lustig, de 89 años, a
  quien quiso conocer y quiere mucho. "Que tengas un futuro brillante, porque lo
  mereces. Yo te veo futuro Nobel", le escribió esta médica ejemplar, con quien
  se habla con frecuencia. Daniela también quiere dedicarse a la investigación.
  Su mamá destaca que si su hija salió así, no fue porque la estimularan
  especialmente. Ella es maestra y llegó a tercer año de derecho, y su marido
  tiene el secundario completo.
  ¿Por qué va a una universidad paga? No podría hacer dos horas y media cada
  día para ir a la UBA, dice la mamá, que no olvida su corta edad.
  El año último, la Universidad de Morón le dio una beca completa. Ahora le
  correspondería una media beca por mérito, y Daniela espera que nuevamente
  se la completen.
  Sólo de viaje tiene $ 5,40 por día. Y hay que agregarle cuadernos, libros,
  fotocopias. Tiene un subsidio municipal de $ 200, pero sólo por seis meses.
  "No todos los libros se pueden llevar a la casa. Y a veces hay un solo ejemplar
  en la biblioteca", dice Daniela.
  Ella sueña con hacer un posgrado en España. En el futuro quiere seguir
  Medicina; se da cuenta de que se trata de vidas humanas y de que todavía le
  falta una mayor madurez. Pero para todo hacen falta recursos, y sabe que sus
  padres no los tienen.
  Ella lo expresa así: "Necesito una ayuda permanente para poder terminar de
  estudiar mi carrera tranquila".
  Por Jorge Rouillon
  De la Redacción de La Nación