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[escepticos] Escepticismo en la prensa



Aquí mando este artículo publicado por Joseba Zubia, miembro de ARP, en la
sección de Opinión de El Correo el 25 de abril. Que lo disfrutéis.

Luis Alfonso

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Esta era acientífica

joseba zubia profesor titular de la upv/EHU


Si hay algo que ha distinguido a este siglo, ha sido su vertiginoso
desarrollo científico-tecnológico. Desde la relatividad a la tectónica de
placas, pasando por el desarrollo espectacular de la neurología, la genética
y las telecomunicaciones, los recursos del pensamiento racional científico
han propiciado un conocimiento de la realidad del universo inimaginable a
principios de siglo. Sin embargo, y a pesar de los avances
científico-tecnológicos, se está afianzando en nuestra sociedad una
adoración desmesurada por la mitología, la pseudociencia y las creencias
irracionales.

Son muchas y variadas las razones que han conducido a nuestra moderna
sociedad hasta este extremo. Y una de las bases de este fracaso ha sido, sin
duda, la falta de dedicación e interés de los científicos y técnicos por la
divulgación de los avances de sus disciplinas. Por otra parte, el desarrollo
del conocimiento es tan rápido que la mayor parte de la sociedad prefiere
creer a conocer, abandonando el análisis crítico de los fenómenos habituales
y extraordinarios que constituyen el acontecer diario. No es de extrañar,
pues, que parte de la sociedad se arroje a los brazos de iluminados sin
escrúpulos.

Como científico, reconozco la parte de culpa que me corresponde por no
dedicar más esfuerzo a la divulgación de los progresos en mi campo de
conocimiento. A pesar de ello, creo que son los medios de comunicación los
que más responsabilidad han tenido y tienen sobre la emergencia y
afianzamiento de las doctrinas pseudocientíficas.

La empresa Celera Genomics anunció recientemente que había completado el
mapa genético humano. Sabida la dotación genética de un individuo, será
posible conocer una gran parte de las características físicas del mismo, al
menos en lo que respecta a su predisposición a desarrollar enfermedades y
también en lo que respecta a su estructura corporal. Sin embargo, y a pesar
de que parezca increíble, una pléyade de iluminados y mentirosos -por
ignorancia, lucro y/o devoción-, tales como astrólogos, videntes,
cartomantes, brujos y demás, son capaces de deducir nuestro presente, pasado
y futuro a partir de unas cartas, de la posición de las estrellas en el
momento del nacimiento y otras barbaridades del mismo estilo.

El problema no es la existencia de estos individuos de cultura
precientífica, sino que sus desatinos aparecen en los periódicos en forma de
horóscopos y en los programas de radio y televisión en forma de profecías,
visiones y adivinaciones, mereciendo más atención que los avances de la
ciencia. Por esta razón, no debe extrañarnos que la gente confunda
disciplinas científicas como la astronomía y la astrofísica con engaños como
la astrología; que considere la iridiología y la homeopatía ramas
científicas del cuerpo de la medicina y que prefiera a los videntes a un
buen psicólogo o a un buen amigo.

Mientras los medios de comunicación, con su gran poder de penetración y
conformación de la sociedad, no varíen su actitud hacia lo irracional y
dediquen al menos el mismo espacio a los avances científico-tecnológicos que
a la astrología y a las predicciones de Nostradamus, la ciencia y la
tecnología, emblemas del conocimiento racional, permanecerán en las
estanterías de un pequeño grupo de eruditos que luchan por transmitir y
aumentar el conocimiento humano.

Diversas han sido las manifestaciones que decenas de destacados científicos
y técnicos -muchos de ellos galardonados con el premio Nobel- han hecho a
este respecto. Sin embargo, los científicos y técnicos, para algunos
influyentes periodistas, no hemos nacido con buena estrella. La apuesta por
la verdad científica exige una actitud valiente y beligerante por parte de
los medios de comunicación, muy lejos de su disposición actual, laxa y
complaciente hacia lo irracional y hasta cómplice de su taumaturgia
pseudocientífica.

El 'mesotés' en esta cuestión no está a mitad de camino entre la ciencia y
la pseudociencia, sino en el mismo núcleo de la ciencia. Una divisa en la
ciencia es la máxima de Cicerón «dubitando ad veritatem pervenimus». Nos
gustaría que los responsables de los medios de comunicación adoptaran esa
máxima y se plantearan, al menos por un rato, que su postura frente a las
ciencias ocultas y paranormales pudiera ser equivocada e irresponsable; es
decir, una impostura. Somos muchos los que esperamos ver pronto ese cambio.
Hasta entonces, por favor, íno lean los horóscopos!