1. De la FAQ: «En contraste con la creencia en Dios, lo que sí está claro es que los escépticos no creemos en religiones ni dogmas». 2. De Marta Puig (Periodista. Profesora dela UPF) en “El precio de un abrazo”, El Periódico (13.11.00). Subt. : “La incultura religiosa facilita que los mercaderes de la espiritualidad conviertan a los desfavorecidos en consumidores adictos de divinidad”. [Reflexiones a propósito de una cola de quince mil personas para abrazar a Amma, la “manifestación de Dios en este mundo”]. «El proceso de secularización tradicionalmente unido a la modernidad, y el rechazo del fenómeno religioso en su vertiente confesional como consecuencia del nacionalcatolicismo de la era franquista han provocado la desaparición de la religión en la vida pública. Pero el factor religioso abarca mucho más que la confesionalidad. Al margen de si se es creyente o no, la religión tiene una dimensión cultural y antropológica que se ha ignorado en las últimas décadas, y se ha tirado, como se acostumbra a decir, la criatura con el agua sucia. Un grave error que se impone solucionar –y rápido- si se quiere favorecer la convivencia pacífica y la integración en la sociedad multicultural y multirreligiosa que se comienza a configurar en nuestro país. La ignorancia no tan sólo provoca distancias con lo que es desconocido y levanta barreras contra la alteridad cultural. También puede generar el efecto contrario y llevar a la idealización de lo exótico. En una sociedad desinformada sobre el factor religioso, es más fácil que proliferen las sectas o las evasiones a paraísos espirituales hechos a medida. [...] También es imprescindible concienciar a los medios de comunicación. A veces, por incultura religiosa, se convierten en amplificadores de estos gurús mediáticos. [...] Las necesidades emocionales y las angustias existenciales hacen que muchas personas, generalmente las más castigadas socialmente, huyan en una fuga mundi versión siglo XXI. Huyen de una red global que los separa de sus sueños. Pagan un alto precio por un abrazo y se convierten en adictos de mega-packs de divinidad.» Al parecer, el precio de este abrazo no era directamente dinero, sino el siguiente consejo divino: «Toma incluso la palabra más insignificante de tu gurú como una orden, y obedécela». Hay escépticos que creen que tales enseñanzas y los dogmas del catolicismo son lo mismo. Me gustaría señalar una diferencia fundamental: irracionales o no desde un punto de vista científico (que no deja de ser un punto de vista), los dogmas están escritos, y un dogma no se escribe tan fácilmente como algunos escépticos parecen creer; pero lo que un gurú pueda llegar a considerar adecuado, o justo, o desear y luego ordenar, es impredecible. DS |