Enrique Reyes va dir: > Un químico que encontrara una molécula cuya composición o estructura > fuera en contra de todas las leyes anteriormente conocidas y > consolidadas, debería hacer algo más que dar cuenta de ella. Se > preocuparía de comenzar a buscar inmediatamente una explicación para > la "violación" de aquellas leyes. Por cierto, tambien se preocuparía > (otros lo harían tambien) de comprobar que esa nueva molécula no es > más que una mala interpretación o un error experimental. > solo trataba de hacer una analogía -quizá desafortunada- para explicar que un científico, si quiere que le tomen en serio, no suele realizar comentarios evaluativos sobre su objeto de estudio. Pongamos que en un documental sobre monos el comentarista se pone a decir que los gritos de ciertos monos son caóticos y están degenerando o que los bonobos son inmorales por pasarse el día acariciándose y copulando... Pensaríamos que no está en su sano juicio y cambiaríamos inmediatamente de canal y luego lo comentaríamos en esta lista como ejemplo de impostura intelectual. En cambio, aparece el académico de turno haciendo juicios de valor sobre el argot adolescente, o un maestro quejándose de que los niños no son capaces de construir frases gramaticalmente correctas, o que nos estamos convirtiendo en analfabetos funcionales o que se está corrompiendo la lengua con tanto anglicismo o que el dequeísmo es incorrecto -cosas todas ellas absurdas en términos científicos- y lo escucharemos hasta el final, tomaremos nota y seguramente comentaremos al día siguiente que hubo un programa la mar de serio sobre el lenguaje y lo mal que hablamos... > Asi pues, si llevamos el simil (injusto) a sus últimas consecuencias, > el lingüista, al dar cuenta de un nuevo uso del lenguaje sin > plantearse los anteriores usos, nos está diciendo que la lengua carece > de normas. Y tiene que tener normas, si no no nos serviría para > intercambiar información. > por supuesto que hay leyes, la lengua es un sistema formado por reglas de enorme riqueza y hermosura, esas leyes las conoce de modo intuitivo todo hablante nativo de una lengua, por muy inculto e ignorante que sea (ningun hablante transgrede las reglas del lenguaje aunque quiera). El error habitual es confundir esas leyes con las de las gramáticas escolares o normativas (es equivalente a confundir las leyes de la física con las del código de la circulación). La lingüística tiene por objeto investigar la intrincada maquinaria mental necesaria para organizar palabras en frases corrientes, y en ello las reglas prescriptivas (y las típicas críticas a la jerga adolescente o a los argots) ocupan, en el mejor de los casos, un lugar decorativo y desde luego nada importante (la misma importancia que para el trabajo de un físico tiene una señal de tráfico que prohíbe girar a la izquierda). > La diferencia estriba, pienso yo, en que las "leyes" de una lengua son > extraordinariamente flexibles y simples, y ningun uso nuevo de la > lengua podrá significar una ruptura de todos los usos anteriores, > constituirá una evolución, y esto diferencia a esta situación con la > de las moléculas para el químico. > > Mi conclusión es que si la labor del lingúista consiste en certificar > los nuevos usos del lenguaje, su similitud con la filatelia es tal, > que no considero justificado el uso del término lingüista, excepto tal > vez como un grupo especial de coleccionista. Bromas aparte, como esto > no es así, el lingúista, al explicar la lengua, tiene que indicar que > de los múltiples usos del lenguaje o variantes que se le pueden dar a > un término, sólo algunos tendrán relevancia futura, es decir, > sobrevivirán a la selección natural. Llegado ese futuro punto, esos > usos serán recogidos por diccionarios como los "retrogrados" de la > RAE, y eso constituirá un magnífico catálogo de lo que ha sido el > lenguaje. > > Yo afirmo que esa es una labor importante. > Pues te equivocas, al menos si te interesa un enfoque científico del lenguaje (lo cual doy por supuesto que es así ;-) Pero no es extraño que pienses así, pues es una idea muy extendida y en buena parte responsabilidad de los propios lingüistas, que en general han sido muy reacios a aplicar sus conocimientos a los problemas prácticos de uso y de estilo, y no han tratado de satisfacer la curiosidad de la gente de por qué hablamos como hablamos. A causa de esa ausencia, ha quedado abonado el campo para todo tipo de "expertos" o, como los llama D. Bolinger "chamanes" (vamos, que los considera magufos del lenguaje). Lo cito pues creo que ilustra a la perfección en qué consiste esa "labor importante" a los ojos de un lingüista: "En el campo del lenguaje no hay "facultativos", aunque no faltan comadronas, herboristas, irrigadores de colon, ensalmadores y curanderos en general, algunos completamente ignorantes y otros dotados de un rico acervo de conocimientos prácticos, que forman entre todos el variopinto grupo de los 'chamanes'. Debemos prestar atención a esta gente no sólo porque vienen a llenar un vacío, sino porque son prácticamente los únicos que se dejan oír cuando el lenguaje empieza a causar problemas y hace falta que alguien dé la señal de alarma. Unas veces sus consejos son válidos y otras carecen de valor, pero se les sigue pidiendo ayuda porque no hay nadie más a quien se pueda recurrir. Vivimos en un poblado africano y aún no ha llegado nuestro Albert Schweitzer." (D. Bolinger, "Language: The loaded weapon", 1980) Y, por favor, no confundir esto con ningún tipo de corporativismo: solo se pide la misma seriedad con el lenguaje que se aplica al hablar de otras disciplinas. > > Tal vez lo sea, y me gustaría escucharla si es así como dices. Por que > pienso que el normativismo ese (según entiendo yo) puede ser defendido > con éxito sin entrar en disquisiciones ideológicas. Siendo simplemente > pragmático. > Ya me he extendido en esto en otras mensajes. Publiqué hace algún tiempo un artículo -junto con otros dos colegas- en el que discutía estos asuntos. Me permito recomendar su lectura a quienes estéis interesados en las razones de la crítica al normativismo, así no me repito más ;-) Lo tenéis aquí: http://www.ati.es/novatica/2000/143/isafer143.html (Por cierto, tuvimos que suavizarlo y lo recortaron un poco para publicarlo en Novática, su versión completa está aquí: http://www.sindominio.net/biblioweb/telematica/alarmas.html) > > En fin, no digo que no pueda resultarle útil a alguien los trabajos > > de la RAE: puede ser util para gente con pretensiones culturales, > > que quiere dominar una variedad de lengua muy determinada, tan > > determinada que hay que estudiarla como el latín: pero desde luego > > ni es útil para el avance del conocimiento lingüístico ni para el > > uso distendido y creativo de una lengua por parte de sus hablantes. > > > > saludos, > > > > m. > > > > PS quien tenga necesidad de consultar un buen diccionario -realizado > > con criterios opuestos al DRAE- dispone del realizado por Manuel > > Seco y también el de María Moliner: al igual que la única manera > > para un lingüista de determinar si una frase es correcta > > gramaticalmente es buscar a hablantes de una lengua y pregúntarselo, > > así también la única manera para un lexicógrafo de determinar si un > > término existe e incluirlo como una entrada en el diccionario es > > registrar su uso por parte de los hablantes de una lengua. > > Eso es muy facil decirlo, pero hacerlo es más complicado. Soy > escéptico respecto de que esto lo haya hecho alguien. Yo creo que en > la linea que nos indicas, una frase sería correcta gramaticalmente si > la mayoría de los hablantes de esa lengua (aqui tenemos el problema de > que con estas consideraciones acerca de un lenguaje, el concepto de > grupo de hablantes de una lengua queda algo desdibujado, pero eso es > otra cosa) comprenden su significado. ¿Y como haces esto? La única > manera es haciendo encuestas. Pero no te vale cualquier muestra. > Porque lo que si saben seguro los lingüistas es que la lengua varía > más geográficamente a grandes distancias que localmente, por lo que > has de escoger una muestra no local y suficientemente grande. Una > labor que se puede hacer para un puñado de frases o de términos, pero > que es imposible realizar para todos los usos que pudiera uno > plantearse. > > Al final, el experto ha de sumergirse en la lengua escrita en sus > múltiples fuentes, y fiarse de que sean reflejo del uso común del > lenguaje. Y yo dudo mucho de que este enfoque sea equivalente. Asi que > no lo tengo tan claro. > umm, no, no es ese el modo en el que trabaja un lingüista: no se preocupa tanto de los datos empíricos, sino de los principios y explicaciones. Se parece mucho más al trabajo de un físico que al de un sociólogo: trabaja con un modelo idealizado de lengua, se abstrae de su objeto y elimina factores no pertinentes: por ejemplo no tiene en cuenta el "sentido" ni el conocimiento del mundo: "El lingüista elabora modelos formalizados con hipótesis falsables y presupone una comunidad lingüística homogénea (incluso aunque no lo diga explícitamente, lo hace así pues probablemente no hay otro modo de operar racionalmente). Se estudian esos sistemas ideales y luego es posible inquirir la manera como, en los individuos reales, esos sistemas entran en interacción" (Chomsky). saludos, m. -- Miquel Vidal | http://mi.barrapunto.com/yonderboy miquel en sindominio.net | http://www.laespiral.org CSOA el Laboratorio | Using Debian GNU/Linux http://sindominio.net | GnuPG public information: pub 1024D/F724244F Key fingerprint = 9816 F967 FD3C A4AA DD67 0DF7 8CD0 6F1A F724 244F
Attachment:
pgp00010.pgp
Description: PGP signature