En muchos institutos, muchísimos, el mío incluido segregan *ya* en tres
categorías: los tontos, los listos y los peligrosos. El nivel ha subido
en los dos primeros niveles y el tercero sigue dando miedo. Voy a darte
una explicación magufa: funciona. Tengo, no obstante, argumentos
teóricos, o generales por decirlo más llanamente, de por qué funciona.
La realimentación se da entre los listos igualmente, hacia arriba, y
entre los tontos hay suficiente tranquilidad, ahora que los peligrosos
están en otro sitio, como para que puedas enseñarles muchas cosas y
puedas netralizar tanta realimentación positiva como sean capaces, que
los adolescentes no desquiciados del todo son bastante llevaderos
después de todo y para eso nos pagan. La realimentación positiva
imposible de neutralizar es la de esos otros alumnos.
Hay una cuestión de justicia distributiva que hay que sacar en este
asunto. Los alumnos que informalmente he llamado peligrosos (algunos
peligrosos para los profesores, en especial las profesoras y todos
peligrosos para los propios compañeros) consumen *directamente* más
recursos que cualquiera de los otros alumnos. Indirectamente, horas de
gente de dirección, de otros profesores, etc. muchísmos más. No hay que
pensar que estos alumnos (y alguna que otra alumna) tienen problemas
económicos, ni los magrebíes rebotados que tenemos en el aula tienen la
más mínima dificultad económica (los no rebotados tampoco).
Saludos.