El caso que nos ocupa es un ejemplo palmario. Lluis salta con un
mensaje visceral intentando criticar un artículo publicado por Luis
Alfonso Gámez, acusándolo de tergiversación histórica. En cuanto se
tira un poco del hilo se ve que las consideraciones de Gámez eran
plenamente correctas, y sin embargo Lluis mete una serie de gazapos de
antología. Da igual: se trata de sostenella y no enmendalla porque la
Verdad le asiste. Y así se va deslizando por la conocida pendiente que
le lleva, en último extremo, al planteamiento totalitario de negar
derechos civiles a quienes no opinen o actúen como él y los suyos
desean.