Los tres primeros párrafos de la crítica de J.L. Calvo aclaran los motivos
por los que un historiador documentado o un escritor serio pueden sentirse
molestos al leer lo que Dan Brown escribió.
Sobre todo cuando afirma, en el citado libro:
"Todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales
secretos que aparecen en esta novela son veraces." (Pág. 11)"
Si alguien escribe una novela que comienza con esta afirmación, lo menos que
puede hacer es cumplir con ella a través de toda la obra.
Si fuera honesto, debería haber hecho la afirmación contraria: "los hechos
aquí relatados, no guardan relación alguna con la realidad".
Pero aquí no se trata de honestidad, sino de vender.
Saludos,
ABorgo