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[escepticos] De solidaridad, magufos y estafas.



Hace algún tiempo se habló en la Corrala acerca de Mauritania, gafas de sol,
solidaridad y magufos.

El viernes por la noche, cenando con unos amigos, una responsable de la
Asociación de Ayuda al Pueblo Saharaui (no sé si pongo bien el nombre)
manifestaba su consternación ante la autoproclamada "Ruta de la Luz", dada la
gran dificultad que su asociación, bien conocida y asentada y sin conexión
conocida con la magufería, encontraba para conseguir gafas ya no gratis, sino
incluso a bajo precio.

El domingo por la tarde, compartiendo café con otros amigos, charlábamos acerca
de si mi negativa opinión acerca de los que montan campañas de solidaridad
internacional, y que después salen en prensa, radio y/o televisión como
caritativos héroes, podía o no considerarse lícita; siendo mi postura la de
que, si se obtiene beneficio personal o colectivo en publicidad, la actividad
ya no podía considerarse no lucrativa, haciéndose sospechosa de abuso de la
desgracia ajena para conseguir ventajas: un comportamiento que, por tener lucro
como fin y mediar engaño o abuso de confianza como medio, responde a las
características de estafa. Mis amigos discrepaban.

Hoy, lunes, otro amigo me hizo conocer, como viene resultando habitual en los
últimos tiempos (;-)) una "Carta al director" impresa en el diario "El País" de
fecha actual. Como a mi entender resulta bastante clarificadora al respecto, me
tomo la libertad de, previo escaneo y pasada por el OCR, someterla a la pública
consideración de la Corrala.

Reza así:

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El humanitarismo, una moda peligrosa

Después de presenciar el paso de la Ruta de la Luz 97, trabajadores en
Mauritania de diferentes ONG nos sentimos molestos e indignados. La Ruta es
exactamente el ejemplo a poner cuando alguien quiere saber lo que no es
cooperación. Ha llegado a un país asolado por la pobreza un equipo de gente con
un despliegue de medios inimaginable (hasta una avioneta), dispuesto a regalar
gafas y a hacer operaciones de cataratas en serie.
No había visitas programadas, los mauritanos tenían que hacer colas de horas e
incluso de días, las más de las veces con resultado negativo. Las
intervenciones quirúrgicas se realizaban sin prever un posoperatorio
mínimamente correcto. El marasmo y la desesperación existentes en la
Policlínica de Nuakchot al paso de la Ruta era delirante, hasta tal punto que
no permitía el normal funcionamiento de la misma. La imagen es de las que no se
olvida: blancos entregados al humanitarismo repartiendo el maná, como dioses.
Repartiéndolo, sí, pero no a todo el mundo ni a los más pobres. 
Afortunadamente y a pesar de tanto despropósito, alguna persona realmente
necesitada pudo beneficiarse de unas gafas o de una intervención.
Huelga decir que una preocupación patente de los organizadores era la de
obtener muchas fotos y buenos planos. Todo ello es consecuencia lógica del
objetivo de la Ruta: hacer márketing para los patrocinadores. Y para ello se
han aprovechado sin escrúpulos de los pobres y de la (vacua) compasión que
éstos despiertan. Un punto y aparte merece el apoyo al proyecto, con dinero
público, de la Agencia Española de Cooperación.
En fin, caridad rastrera y humillante, y además con objetivos comerciales.  Lo
peor de todo es que hay gente que tiene el valor de llamar a eso cooperación al
desarrollo e incluso solidaridad. Miedo, vergüenza y asco da ver cómo tales
términos se ven prostituidos y utilizados con fines lucrativos. Hay modas
peligrosas, pero ésta del humanitarismo lo es de verdad.- Artur Colom y 14
firmas más, Món-3 Universitaris pel Tercer Món.  Nuakchot (República Islámica
de Mauritania).

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Qué asco, ¿verdad?

Saludos

JM

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