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[escepticos] Sukalki de gato



[Gargantúa]
>     Total que allá por el mes de agosto de 1970 y tantos cuatro
>  "simpáticos" adolescentes decidimos jugar una pequeña bromilla
>  al resto de la cuadrilla

[Mercader]
Gargantúa: Te has metido en un buen fregado. Las ganas de contar tu
ingeniosa broma del 'gato por liebre'  te ha hecho olvidar la
susceptibilidad  -quizá exagerada; podría reconocerlo- de algunos, que
conociendo a los gatos, profesamos por ellos un cuasi religioso respeto
que no es capaz de suscitarnos alguna otra especie doméstica de
comportamiento más aparatoso, como los perros.  Si esa actitud mía ante
los gatos es racional o no, podría discutirse en los mismos niveles de
si la religión lo es o no. Yo ya avanzo, para no discutir,  que
reconozco que no es demasiado racional.
Algo deben de tener los gatos que han llegado a subir hasta la categoría
de momificables y han bajado a la de torturables con curiosa frecuencia.

Aquí se me abre un campo de reflexión sobre los distintos niveles de
sensibilidad  que presentamos los humanos respecto a los animales o
respecto a otros humanos, lo que viene a corroborar la heterogeneidad de
nuestra especie en este y otros campos.
Que esta sensibilidad puede dirigirse culturalmente lo advierto en mí
mismo en el caso de los toros.  Yo me he sorprendido a mí mismo
contemplando el momento de la estocada o el de las banderillas sin que
se me removiesen las tripas  y lo atribuyo a algún mecanismo de
habituación, facilitado por el bombardeo visual  a que he sido sometido
durante décadas, que puede haber situado en la categoría de
normal -incluso, artística, no puedo negarlo- a una actividad que,
cuando  es examinada racionalmente, no puedo por menos de situar en el
capítulo de brutalidades gratuítas.
Sin embargo, que no me toquen los gatos.  He llegado a jugarme la vida
subiendo un artilugio como el tuyo a lo alto de un edificio, para
capturar y salvar la vida a un gato aislado y medio muerto de sed.

No parece lógico que me altere tanto por unos gatos  y casi nada  por
unos toros; así que he de atribuírlo a que no he estado presenciando,
durante mi vida,  corridas de gatos o a que nunca he tenido un toro
ronroneando sobre mis rodillas. Concedo, pues, que todo se deba a
irracionales causas culturales.
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Perdón. Estaba terminándome una exquisita chuleta de inocente cordero.
Debo de ser un hipócrita.
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En otro orden de cosas, conozco gente que, cuando presencia el dolor
ajeno -de animales o de humanos-   se vuelca para ayudar y otros que
miran para otro lado.  Sin embargo, no he podido clasificar a unos y a
otros de forma maniquea. No son mejores ni más fiables, los que muestran
más vehemencia en el deseo de ayudar, que los otros. Parece que se trata
más bien, de las dimensiones del círculo dentro del cual ejercen su
altruísmo.
O según mi teoría de andar por casa, del reparto aleatorio que la
Selección Natural ha ido diseminando respecto a la cantidad de instinto
social o de sensibilidad en cada indivíduo. Así que, ante mis ojos,  se
libran se responsabilidad por ser, inevitablemente, más "malos".

En fin, Gargantúa: Después de haberme desahogado celebro que, al menos,
encontrases sabrosos aquellos gatos. Otra virtud que ya les puedo
añadir.   	Saludos.