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[escepticos] "Sire, no he necesitado de esa hipotesis"



En respuesta a la petición del Sr. Canto Alvarez sobre la autoría de la 
frase "Sire, no he necesitado de esa hipótesis", dirigida a Napoleón y 
en la que la tal "hipótesis" era Dios, varios colisteros han indicado ya 
que el tópico la atribuye a Laplace.

Ahora bien, en realidad parece tratarse de una de esas "leyendas 
científicas", o leyendas sobre la historia de la ciencia moderna, que la 
han acompañado desde sus inicios (recordemos que Galileo nunca dijo a 
los inquisidores "Y, sin embargo, se mueve", ni tampoco lanzó objetos de 
distintas masas desde la Torre de Pisa), y que merecerían un estudio 
como el que se propone estos días en la lista sobre leyendas urbanas.

Uno de los autores más conocidos en la desmitificación de estos 
episodios de la historia de la ciencia es el célebre Stephen Jay Gould, 
del que transcribo unos párrafos sobre el asunto que nos ocupa, 
respondiendo así a la petición del Sr. Canto Alvarez de relatar el 
asunto "con precisión":




La gente es ocurrente, pero casi nadie se inventa una agudeza óptima 
precisamente en el momento necesario. Por tanto, prácticamente todas las 
frases célebres son invenciones posteriores: palabras que la gente 
desearía haber recitado pomposamente, pero que no consiguió inventar en 
el instante verdaderamente oportuno. Así, el más famoso de todos los 
epítetos científicos está también, y por desgracia, embellecido, si no 
es completamente ficticio.

Todos hemos oído el relato del encuentro de Napoleón con el gran 
astrónomo Pierre-Simon Laplace (1749-1827), identificado en el 
'Dictionary of Scientific Biography' como "uno de los científicos más 
influyentes de toda la historia". Laplace, o al menos esto cuenta el 
relato, ofreció a Napoleón un ejemplar de su obra en varios volúmenes 
'Mécanique céleste'. Napoleón hojeó los tomos y le preguntó a Laplace 
cómo podía escribir tanto sobre los mecanismos de los cielos sin 
mencionar ni una sola vez a Dios, el autor del universo. Laplace 
contestó: "Sire, no necesito esta hipótesis".

La verdadera pulla, bien documentada en una carta que se conserva, es 
ligeramente aguda, pero completamente insípida comparada con la leyenda, 
y la hizo el general y no el científico. Laplace había conocido por vez 
primera a Napoleón en 1785, cuando examinó de matemáticas al futuro 
emperador, entonces un cadete de artillería, en la École Militaire, en 
París. En octubre de 1799, tres semanas antes del golpe de Estado que 
llevó a Napoleón al poder, Laplace sí que le regaló los dos primeros (y 
pesados) volúmenes de su obra a su antiguo estudiante. Napoleón sopesó 
los libros y prometió leerlos "en los seis primeros meses que tenga 
libres". Después invitó a Laplace a cenar al día siguiente, "si no 
tenéis nada mejor que hacer".

Sospecho que esta leyenda se asoció a Laplace porque representa el mejor 
candidato para tal relato. Laplace es, en ciencia, el principal apóstol 
del determinismo estricto y de la estabilidad celeste basada en la 
obediencia de todos los cuerpos a leyes naturales que amortiguan 
cualquier perturbación para restaurar la regularidad del movimiento y de 
la posición (Laplace acuñó el término "mecánica celeste").

Incluso Isaac Newton, que tan a menudo es citado como apóstol de una tal 
idea, invocó felizmente un poco de ayuda de intervención divina, ya 
fuera para hacer que las cosas funcionaran, o para restaurar la 
regularidad en cualquier momento de la historia celeste subsiguiente 
cuando las leyes usuales de la naturaleza no pueden corregir una 
perturbación.

(...)

En cambio, la cita más famosa atribuida genuinamente a Laplace defiende 
vigorosamente un determinismo estricto que hace que una visión 
convencional del papel continuo de Dios sea a la vez irrelevante e 
innecesario (...) En un epigrama que desde entonces ha definido el 
determinismo estricto, Laplace proclamó que si alguien pudiera 
proporcionar un relato completo de la posición y movimiento de todas las 
partículas del universo en un momento dado, entonces el conocimiento 
total de las leyes de la naturaleza permitiría una determinación 
completa de toda la historia futura.


(en: "El mecánico celestial y el naturalista terrenal", ensayo nº 3 de 
"Un dinosaurio en un pajar", pp. 38-40, de Stephen Jay Gould. Ed. 
Crítica, 1997)





P.D.: ¿Es una coincidencia de esas que los magufos no creen que pueda 
ocurrir al azar, o es que los 2 relojes no estaban sincronizados y la 
respuesta no se mandó antes que la pregunta? (o que la pregunta fue 
motivada para confirmar la respuesta):

[Xan_M._Caínzos_Prieto, el 24/02/99 a las 01:50:43] T González dixit:
>On 24 Feb 99 at 1:34, Xan M. Caínzos Prieto wrote:
>
>> PD: Entre esta carta y el "Sorpresa, sorpresa" estoy empezando a
>> elaborar una tesis sobre magufismo esceptico.
>
>¿No te cabría Jesucristo en la hipótesis? ;-)
No, como dijo Laplace: " No necesito esa hipotesis"

[Antonio Canto Alvarez, el 24/02/99 a las 12:31:27] ¿Quién fue el que le 
contestó a Napo Bonaparte aquello de "Sire, no he necesitado de esa 
hipótesis" cuando éste, divertido, le preguntó aquello de que dónde 
quedaba dios en su modelo? Si alguien recuerda la anécdota con 
precisión, rogaría la relatara.


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